Monday, December 27

agujetas


Ich, auch, mmph. Tengo pinchazos en las tetas.

Hacía mucho que no entrenaba en serio en el gimnasio, más de dos meses, y este domingo se me metió entre frontal y occipital que ya era hora de romper con la rutina de flojera y desidia en la que había entrado. Los músculos a un 50% de la consistencia y volumen normales no ayudan para nada a una autoestima que en Navidades sufre directos en el estómago en forma de cordero, polvorones, y marisco. Así que me calcé mis Adidas, mi chándal ’04 y mis guantes Reebok (perfectos para poder tener las manos como los escultores noruegos), y me fui al gimnasio a entrenar.

No encontré entrenando a ninguno de los habituales, un domingo a las 12:00 es difícil encontrar en el gimnasio a nadie que no sea un enfermo (debo pensar esto dos veces), así que pude hacer los 5 ejercicios de pecho rápidamente (press y poleas en plan estrella). Sabía que me darían agujetas, pero me daba igual porque... siempre que me permitan seguir moviéndome, ¡me gustan!

Para empezar, quiero desmentir que lo que se decía antes de que el ácido láctico que se libera durante el ejercicio se cristaliza y pincha los músculos, sea cierto. El ácido láctico no cristaliza ni a temperatura corporal ni a las que ayer nos permitieron ver nevar en Madrid.

Realmente, las agujetas provienen de micro-roturas fibrilares que se producen por un sobreesfuerzo muscular, como abrir un bote de mermelada Hero, y vienen acompañadas de una inflamación en el músculo afectado (no confundir esta inflamación con la tonificación muscular), y el vertido del contenido celular al exterior, incluidos los irritantes y dolorosos iones de calcio y de potasio que son el origen de los pinchazos.

Lo positivo de las agujetas es que forman parte de un proceso de selección de las mejores fibras musculares, en el que se eliminan las fibras débiles y atrofiadas, y las que consiguen aguantar se vuelven más fuertes. Lazies out!

Por cierto, para los que quieren comenzar el año dándole forma a su cuerpo y quemando los roscones y chocolates tomados en estas fiestas, las agujetas se pueden prevenir con vitaminas anti-oxidantes (C, E, y Beta-Carotenos) que podéis encontrar en verduras, aceite de oliva, zanahorias y cítricos.

Y si esto ya llega tarde, y alguien tiene agujetas y se quiere deshacer de ellas, lo mejor es el frío y repetir SUAVEMENTE los ejercicios que se las provocaron. Evitar la ingesta masiva de bicarbonato o agua con azúcar, porque, aparte de que estés más hidratado, y esto no significa una piel más tersa, sirven para poco más que llegar a provocarte náuseas, vómitos o incluso diarrea.

... Estoy muy mal, ¿verdad?

Tuesday, December 14

hola, soy tu menstruación

Ayer pasando por delante de la tele recibí un flashazo bastante..., mmm, bastante,.... dantesco. Pero dantesco de Leonardo Dantés.

Una señora vestida toda de rojo, con el estilismo de una azafata de vuelo con gorrito y todo, se presentaba a una niña pecosa como su sonriente menstruación. No vi más, pero recordé que ya habían pasado un anuncio de la misma marca con la misma idea (no quememos las ideas, por favor), y la niña acababa destruyendo tan molesta presencia con una compresa, creo.

Ojalá todas las molestias se pudiesen destruir así, yo le correría a mi jefe a golpe de extrafina por el pasillo, y luego usaría una superabsorbente para que se tragase la montaña de papeles de encima de mi mesa, que creo que se mueve, y a veces incluso me habla. Es como la montaña de basura de los Fraggel, pero sin los Fraggle, cumpliendo al 100% el concepto de montaña y el de basura, mientras que yo me veo más como un curry, mis construcciones son devoradas por tíos más grandotes que yo.

Como a la menstruación del anuncio veo acercarse a mi jefe: “Quiero el presupuesto, el informe de los expedientes, el balance económico y los proyectos de la documentación para el miércoles que viene”. “Sí, sí, y yo quiero combo”. ¿No te jode? ¡Casi nada lo del ojo y lo llevaba en la mano!

Friday, December 10

10 clásicos navideños

1. El anuncio de Freixenet. Las alegres burbujitas y el niño con esquijama de otros años han sido sustituidas por un tío con una sonrisa que lo mismo serviría para anunciar dentífricos que para disimular el esfuerzo para evitar que se le escape un gas.

2. El turrón. Lobos sin Caperucitas y familiares exiliados nos llenas las casas en estas fechas. Por no hablar de las monjas inventoras del turrón de arroz con leche. Unas auténticas Arzak del ladrillo hipercalórico.

3. Atascos en Preciados. En estas fechas se celebra en esta comercial calle de Madrid el casting para la nueva edición de Operación Triunfo y de los extras para las hordas de orcos del Señor de los Anillos. Yo desde luego, no me pierdo esta oportunidad. ¿Alguien quiere, por favor, llamar a los agentes de movilidad?

4. El Mensaje del Rey. Un borbónico repaso a lo que ha sido este año que invade todas las cadenas de televisión generalista a la misma hora. Una pena que no sea después de comer, ahora que no hay ciclismo, ayudaría a conciliar el sueño.

5. La lista de regalos a los Reyes. Muñecas con aparato digestivo e intestinal y coches con su completo taller mecánico, se resisten a la invasión troyana de lo japonés, envasada en violentos videojuegos (a favor) y muñecos de estética más que discutible y capacidades hawkianas.

6. La película de Disney. Este año se ha adelantado un poco, pero seguro que Los Increíbles serán una ayuda a los padres para que endorfinen a los niños en estas fechas.

7. Los especiales de fin de año. Recientemente he recibido un mensaje: “Este año, cuando Ramón García diga a todos los españoles ¡Feliz 2005!, habremos de contestar al unísono: ¡Por el culo te la hinco! Teniendo en cuenta que esta oportunidad no reaparecerá hasta 2025, deberíamos esforzarnos por hacerlo bien”. Nos tragaremos de nuevo a Cruz y Raya, las canciones de Francisco, Julio Iglesias y Juan Pardo (“Caballo blanco” seguramente), y los potajes que montan con actuaciones del año terminado.

8. El sorteo de lotería. Normalmente la ilusión termina a las 12 de la mañana, momento en el que nos volvemos a cagar en el calvo que siempre sopla, pero nunca nos trae la suerte a nosotros. Aunque siempre queda interés por ver cantar a los niños y el disfraz que se ha puesto el excéntrico de todos los años, el Manolito el del Bombo de los sorteos de Navidad.

9. Las cenas de Navidad. La ocasión para reunirse entre amigos del: trabajo-gimnasio-fútbol-la sierra-universidad-familia. Dios me ha permitido pasar todos estos años sin un ataque de gota (la carne y el marisco son jodidos) y le doy gracias por ello. Confío en que un año más me permita castigarme durante 20 días de recebo sin que me queden más secuelas que unos centímetros en el perímetro pancil.

10. Los propósitos para el año nuevo. En 2005 me voy a apuntar al gimnasio, voy a dejar de fumar, voy a leer más, voy a hacer más caso a la familia y toda esa mierda que lo único que hace es que se multipliquen las ventas de los libros de autoayuda (se merecen un post para ellos solos) y que no haya quien entre en mi gimnasio durante un mes por que la gente que sale de comprar en Preciados va a entrenar allí.

Por cierto, hablando de dejar de fumar: incalificable el cartel de 3x5 metros que hay en el suelo de la estación de Gregorio Marañón recordando la prohibición. Acorde con las señales de 40 cm de diámetro que hay en las entradas de la estación de Alonso Martínez.

Se me ha acabado la lista y no he puesto los villancicos. ¿Os siguen llamando los niños a la puerta de casa para daros el coñazo y pediros dinero? A mí sí.

Thursday, December 9

la navidad


A la artista austriaca Eva Lootz le parece que ESTO es la Navidad y nos lo quiere contagiar a los madrileños. Foto real.

"Situada frente a la Biblioteca Nacional, la obra toma como argumento el inmenso poder evocador de la palabra.

La instalación ocupa todo el ancho de la calzada y está concebida como un poema léxico que se lee en ambos sentidos de la circulación. La iluminación se percibe como dos lentas olas de luz que recorren el paseo de Cibeles a Colón y de Colón a Cibeles buscando el efecto de "una mies acariciada por el viento".

Las palabras, leídas una tras otra, juegan con el ritmo y la aliteración. Son palabras de uso cotidiano, que evocan sensaciones, objetos, acciones o sentimientos atemporales, que al leerse en el espacio público, en un orden aleatorio, sugieren a cada ciudadano significados diferentes".

¿Sin palabras? No, la mierda se vende con una maravillosa campaña de marketing. ¿Alguien se había percatado de que mi blog está escrito para evocar el mecer de las olas en el Pacífico tras una severa tormenta? Fijaos, fijaos bien.

Thursday, December 2

fotobloggeando

Gracias a Dwalks, ahora puedo presentaros a mi amigo Iki.



Su cumpleaños fue el pasado día 30, pero no pude felicitarle... así que espero que no me lo tenga en cuenta y me deje darle un "abrazo" cuando le vea.

PD: Esto son promesas cumplidas Kurt. (Último párrafo).

comprómata

Tras unos días en el extranjero, ayer volví con renovados bríos... que me duraron justo lo que tardé en llegar a la oficina en metro desde el aeropuerto. El teléfono me estaba esperando impaciente como yo mi primer polvo. Riiing, riiiing. ¡Su madre! Ya no respetan ni el jet-lag.

El caso es que he estado unos días en la pérfida Albión, discutiendo con los bárbaros por qué nos hundieron nuestros barcos, por qué conducen por la izquierda y qué hacen con sus vidas cuando a las 16:30 ya es completamente de noche.

Respuesta 1: hundieron nuestros barcos porque llevaban bandera española y no les éramos simpáticos. Nota: Nelson debía ser familia de Ibarretxe o Rovira. Un punto para John.

Respuesta 2: ¿Por qué vosotros conducís por la derecha? Nota 2: John debía tener ascendencia gallega. Otro punto para John.

Respuesta 3: ¡TENER VIDA! Nota 3: Esto es envidiable para gente que sale de trabajar en España a las 20:30, también de noche. Un último punto para John y con esto hacen tres. Me retiro.

Tras pasar dos relajados días en una casita Rural de Oxfordshire, nombrada “Inn of the Year 1998" por Les Routiers (no, estos no son los que inventan instrumentos musicales), volví a Oxford a dar un paseo....Y PUM, la primera en la frente. Nada más llegar me encuentro con un señor BORDERS (versión Brit x4 de la sección de libros de la FNAC), y el resultado es, tal y como ocurrió con mi visita a la Puma Store de Munich, el esperado:


- Koji Suzuki “The Ring” (regalo)
- Douglas Coupland “Microserfs” (regalo)
- George Orwell “Nineteen eightyfour” (regalo)
- Chuck Palaniuk “Fight Club”
- Paul Auster “The New York Trilogy”
- Martin Amis “Yellow Dog”

Todos metiditos en una bolsa, junto a “Catch 22” de Joseph Heller, a la espera de que termine mi lectura simultánea de “Hey Nostradamus!” y “Vernon God Little” . Curiosamente los dos comienzan con matanzas en un instituto. Está claro que estos americanos deberían ver más pelis de Woody Allen.

Completo fracaso de mi más deseada que creíble recuperación. Y ahora se avecinan tiempos aún más difíciles..... ¡las Navidades! Pero ya habrá tiempo de hablar de esto.

Tuesday, November 23

prueba superada


Ahora mismo Ramonchu García debería estar dándome palmotadas en la espalda mientras yo me doy golpes de pecho con Dwalks.

Como buen U2 fanadicto se ha ido esta tarde a Gran Vía a comprarse calentito el último disco: "Vertigo". Le he acompañado con una doble intención: ver qué podía encontrar en Madrid Rock, y ver si podía resistirme a comprarlo.

"Mira, lo hay sólo en CD, lo hay con DVD y lo hay incluso con un libro", me decía Dwalks sujetando los tres formatos de Vertigo entre sus manos. "La verdad es que al libro le pueden dar por donde se meten los indultos", interpretación libre de lo que me decía el bueno de Dwalks mientras realmente pensaba "estos hijos de puta no hacen más que ponernos los dientes largos o sacarnos los billetes".

Finalmente se ha autoconvencido de que era mejor comparse "Vertigo" de U2 y "Different Class" de PULP, a tener un libro que no se habría leído completo ni siquiera una vez.

¿Y dónde está el mérito? En que he salido de la tienda sin haber sacado la cartera del bolsillo. Se que no me conviene crecerme, pero ahora mismo tengo una sensación de control taaaaaaan satisfactoria.

Monday, November 22

cambio de imagen

¡No, no, no! Que sigo siendo yo, el Would de siempre, pero con un nuevo look.

Igual que hay gente que cuando tiene un mal día se va de compras, o cambia su peinado para simbolizar que se rompe con algo, he decidido lavar la cara de mi blog. Como no soy un virtuoso del ordenador (lo más que he escrito ha sido LOAD "" => ENTER), me tengo que ajustar a las plantillas que pone Blogger a nuestra disposición, limitadas ya de por sí, y he elegido el azul porque me transmite tanto o más que el verde.

No suelo ser fiel al timbre del móvil, el salvapantallas del ordenador, ni la colonia. ¿Por qué iba a serlo con el aspecto de mi blog? Además, estoy teniendo un día horrible en el trabajo, estoy muerto de cansancio porque el fin de semana ha sido duro, y para rematar, cuando ha venido mi mejor amigo del curro y quería romperle las orejas con el día que estaba teniendo, me doy cuenta de que su día estaba siendo aún peor (molars out), y le he tenido que dejar antes de que empezase a arrojarme bolis, tijeras y quitagrapas.

Wednesday, November 17

searching for controversy


Primero fue el pan integral, la sacarina, la leche desnatada...

Aburridos después de haber conseguido algo útil para la Humanidad, y puestos a apretarse los tornillos y llenarse los bolsillos, las batas blancas sacaron la Coca light, el Philadelphia light, y Cola Cao light.

En pleno siglo XXI, el reto es aún mayor y se adentra en el mundo animal: ratones SIN pelo, gatos que NO dan alergia,...

Pero en la vanguardia de todo este desenfreno de quitar la esencia de las cosas, (¿a quién demonios le apetece que el Cola Cao no tenga grumos?), el alcalde de Igualada decidió un día levantarse de su sillón con el bastón de mando bien sujeto y hacerse famoso.

Donde otros habían triunfado con frases como “Que te meto dos yoyas”, “Para chulo, chulo, mi pirulo” y “Lo juro, me acosté con el diestro y en la primera noche nos pegamos 7 polvos”, él se hizo un hueco con su bautismo laico.

Bueno, realmente lo hizo utilizando a un niño, a quien sin pretenderlo han convertido en el mayor niño-colleja potencial, y al que le inculcaron oficialmente, imagino que no gracias a la imposición de manos del alcalde, los valores de libertad, igualdad y respeto al niño. El emotivo acto estuvo acompañado de canciones y la lectura de un cuento (descarto Blancanieves, por su menosprecio a los pequeños, a los que solo llama por sus despectivos motes; y apunto a La Cenicienta por la lucha de clases que trasciende sus páginas, o El Flautista de Hamelin, para que el niño crezca sabiendo lo que es ser un líder).

Muy aburridos tenían que estar en ese pueblo para que a alguien se le ocurriera algo así. Supongo que, una vez iniciado el chico en la fe laica, a los 18 tendrá que decidir si jura la Constitución, la Carta de Derechos Humanos y el Protocolo de Kioto a modo de confirmación.

Atención que este alcalde promete superarse. Lo siguiente.... la paella sin arroz.

Monday, November 15

resfriado

Era inevitable. Tenía que caer como hago siempre por estas fechas, o antes, o después. Da igual, el caso es que siempre tengo que pasar por unos días en los que los ojos se me quieren escapar de las cuencas, las narices pierden más líquido que mi cuenta corriente y mi cabeza palpita al ritmo de "the roof, the roof, the roof is on fire".

Estaba claro que los espectaculares días soleados, en los que ni siquiera las estelas de los aviones interrumpen la continuidad del azul del cielo, y el frío polar que los acompaña (risa le daría esto a un tío de Vladivostok), iban a traer las inevitables consecuencias. Por cierto que el sol está bien para calentar, pero cuando estás resfriado y tienes las pupilas dilatadas, darías una oreja por conseguir unas buenas gafas de sol.

Como castigo por haberme resfriado, me he autoimpuesto escribir 100 veces a mano: "No desafiaré al frío en calzoncillos y manga corta". O lo que es lo mismo, pero mucho más largo de escribir: "Me abrigaré para jugar al fútbol y cuando salga me pondré algo más de ropa". Y es que no se puede retar al frío de noche y en calzoncillos, a menos que te hayas abrigado con media botella de vodka, y ni siquiera así es seguro que te libres de agarrarte un gripazo.

Los síntomas de mi resfriado son los comunes: dolor de cabeza, dolor muscular, congestión nasal y ocasional fiebre. Pero además se apodera de mis tripas una desmedida y poco apaciguable hambre. Hambre que únicamente puedo saciar temporalmente comiendo algunas de las cosas de las que me normalmente me privo.

Esta mañana he desayunado, 400 ml de leche, aprox.; 3 galletas del Príncipe de Berkelar (¿se escribía así?) (¡¡¡¡galletas con chocolate!!!!); 1 bollo de leche untado con margarina y con azúcar; y una rodaja de melón. Todo a las 06:30 de la mañana. No está mal, teniendo en cuenta que normalmente solo desayuno la leche y un kiwi.

Para completar la dieta, me acabo de comer un Kinder Délice: 17,6 g de hidratos de carbono + 11,6 g de lípidos + 2,5 g de proteínas + 1,7 g de fibra alimentaria; "pastelito recubierto de cacao con relleno de leche. El equilibrio justo entre nutrición y buen gusto". Demasiado tentador para un día con gripe.

Por cierto, ¿alguien conoce algo PEOR que los anuncios de Kinder?

Friday, November 12

cheers

Estaba escribiendo en el ordenador de casa, que enciendo una vez cada dos o tres meses (literal). Es un potente 386 de última generación, con un ventilador que suena como el motor de un Fokker al despegar (más de una vez me he echado la mano al cinturón por inercia), y al que hasta hace no demasiado tiempo tenía enchufada una impresora de agujas, que tuve que jubilar porque se negaba a admitir que las cosas no son blancas o negras, sino que hay distintos tonos de grises… ¡incluso colores!

Para amenizar el rato delante de la pantalla, he conectado el Winamp, versión MooAMP gracias a una skin cachondo de manchas blancas y negras que hacen que el reproductor parezca una vaca lechera, y he abierto una carpeta, con el explícito nombre "ABC", con canciones que me bajé en el ordenador de la universidad en mis últimos días de estudiante. Han empezado a sonar Alanis Morrisette, All Saints, Ana Belén, … Bette Midler, Bob Dilan, Bobby Vinton,… Carlos Santana, Carlos Vives, Cheers… ¿Cheers?

Woooooouuuuuuld. ¿Quién no ha soñado con ser un Norm, con tener un lugar donde "todo el mundo conoce tu nombre"? Un sitio para ir cuando sales del trabajo a las mil y con ganas de patearle el culo a alguien. Todos deberíamos tener un sitio así, donde dejásemos los problemas en la puerta y algún ratero estúpido se los llevase en un descuido. Ahora bien, esto no es algo que se consiga de la noche a la mañana, sino que hay que ir cultivándolo. Bien a base de infinitas cervezas con los colegas, de propinas generosas, o de gritar con la vena del cuello hinchada: "esta ronda la pago yo".

Yo como a la cerveza solo soy aficionado, eso se lo he dejado a los profesionales, y he creado mi propio Cheers en el gimnasio del barrio. Quizás esa terapia que masajea mi mente al escuchar los horribles chistes sexistas del pescadero, las fanfarronadas del ligón, y el apabullante desenfreno laboral del yuppie, por citar algunos ejemplos, es lo que me tiene enganchado a los 4 hierros chirriantes, deslucidos, y que nadie que no se haya puesto la anti-tetánica debería tocar, del gimnasio. Siempre encuentro con quien hablar de fútbol, de tías, de la gente del barrio, de tías, de cine y de tías. Eso relaja… y es enormemente adictivo, aparte de la liberación de endorfinas que produce el ejercicio.

Acaban de sonar Cher y Chris Isaak. Entre bastidores anda Cindy Lauper, no la hagamos esperar. Cheers!

Thursday, November 11

telling stories

Mis padres han hecho un buen trabajo con mi educación, lo sé. Pero entre ellos y los curas agustinos, me han dejado tarado para competir en igualdad de condiciones con el resto de la humanidad. ¿Y qué es eso que me coloca en inferioridad? Pues ni más ni menos que mi patente incapacidad para mentir.

Bueno, para ser justo, no estoy del todo inhabilitado para resistir en esta sociedad depredadora de vírgenes y lechones. Mi agudo sentido de la supervivencia me ha permitido salir de algún aprieto con poco más que una mancha en los calzoncillos.

Un "mi perro me ha comido los ejercicios", o "esto no es lo que parece", podrían ser perfectos ejemplos de las excusas más elaboradas que pueden invadir mi mente y salir de mi boca en los 1,4 segundos de que dispongo cuando la he cagado y a alguien le ha llegado el tufo. Supongo que las veces que he salido con éxito de una situación así, si acabar empapado en sudor y con un tic en el ojo puede llamarse éxito, ha debido ser porque mi aspecto no les invite a pensar que sea un CI < 10, y crean que solo estos últimos serían capaces de "inventar" algo tan estúpido.

Sin embargo soy incapaz de mentir para aprovecharme de nada/nadie. Solo mentiras defensivas. "Soy un mierda, miento para follar y encima no follo mucho" dice nosequé prescindible actor en la gran película "Mentiras Arriesgadas", protagonizada por el gobernador de California y la mujer que deja de hacer cine para no verse con arrugas en la pantalla. Ese es un ejemplo de algo que jamás podría hacer.

Por otra parte (Retrato de Dorian Gray), ¿por qué somos sinceros con los demás? ¿Porque nos importan, o por puro egoísmo? La horrible sensación de culpa por haber mentido, me obliga a decir la verdad, y supongo que no soy el único. Debe ser así, que prefiero decir "Se me ha roto el mando a distancia" (sí, mejor "se me ha roto" que "he roto", la mala hostia que entra al oírlo es menor), que juntar los trozos para que no se note y que se le deshaga en la mano al siguiente en cogerlo; o decirle a un amigo "creo que te he borrado tu carpeta personal", en lugar de abrir una nueva con su nombre y llenarla de fotos guarras para que no lo note.

* CI: Coeficiente Intelectual (lo he tenido que buscar en Internet).

Monday, November 8

se masca la tragedia

La conciencia no me deja en paz desde hace exactamente 25 horas y 54 minutos.

Memento

- 25 horas y 54 minutos antes: yo me encontraba en el PUMA store de Munich, feliz como cuando mi padre me traía sobres de cromos para la colección de la liga de fútbol, pero con un sentimiento de culpa peor que si rompes una figurita de porcelana en una fiesta en casa de un amigo. Justo la que su padre le regaló a su madre por su vigésimoquinto aniversario de boda.

- 10 minutos antes estaba en la planta de arriba, mirando LAS ZAPATILLAS (¡VED ESTO POR DIOS!), con un creciente sentimiento de pelele en manos de un consumismo irresponsable y terriblemente aflictivo. "Piensa en lo cómodas que son, y piensa en lo bien que van con el suéter".

- 25 minutos antes estaba en la puerta de la tienda, con mi hermana y sus amigos fuera esperándome mientras yo agarraba un suéter con cremallera, como un niño tira de la manga del abrigo de su madre para que le haga caso. Carita de pena y lágrimas incluidas, natürlich. Ante tan patética imagen, el ángel caído del consumismo, el servidor satánico de VISA, Missy, dijo las palabras mágicas: "Tan solo pruébatelo, a ver cómo te ves con él". Entre un "pero qué cabrona eres" y un "pues me queda bien" solo hubo un cambio de talla.

- 40 minutos antes estaba hablando con Schnee, acerca de unas preciosas zapatillas azules, no a la venta en España: "No me las compro, me encantan, pero es un capricho y seguro que en 2 horas se me ha olvidado". Ya, ya, ¿dónde habré oído yo eso antes de unos llantos pusilánimes y desconsolados?

- 1h 15 minutos antes yo me reía del consumismo de la gente en la galería más cara de Munich, mientras disfrutaba de la decoración minimalista de los escaparates, y de la propia galería.

Consequences

A pesar de haber rechazado la camiseta de manga larga que claramente completaba el kit, no puedo parar de pensar en el mes y medio que tengo que comer de sandwich para recuperar el dinero. Se avecinan tiempos difíciles amigo Sancho.

Collateral results

Uno de mis hermanos me ha llamado esta tarde y me ha preguntado "adelantándose a los acontecimientos" mi sueldo bruto al año. Trabaja en banca y probablemente le tenga que pedir un crédito para comprar un chiscón donde meter este cuerpecito que Dios me ha dado. Quizás no deba enterarse de lo que he hecho este fin de semana. Creo que será lo mejor mientras empiezo a disfrutar de la fragilidad de mi sentido de culpa.

Wednesday, November 3

miércoles 03

1. Elecciones USA.

Esta mañana me he levantado escuchando la radio y me han recordado que los americanos celebran hoy un día grande de su democracia y se han tirado todos a la calle a votar. Lo curioso es que los medios de comunicación españoles les prestan más atención que a las elecciones autonómicas de aquí. Algo no anda del todo bien.

A estas horas de la tarde, los periódicos digitales ya anuncian que Kerry ha felicitado a Bush por su victoria, supongo que es que los americanos no han visto esta semana el Canal +. Encima la bolsa ha subido 175 puntos en el Dow Jones ("Wall Street celebra la victoria de Bush con un fortísimo ascenso"), debe ser que a los que manejan la pasta allí les viene mejor que nada cambie.

¿Y nosotros ahora qué hacemos? ¿Les volvemos a meter en el desfile para llevarnos bien con ellos?

2. De compras

He ido a mediodía a comprar un CD para una amiga. Voy este fin de semana a su casa de Munich y le llevaré un detalle, además de la típica comida. Tengo lista una bolsa con comida a lo Paco Martínez Soria, que cuando entre a mañana a la reunión con la maleta se me van a tirar todos a morderla. Menudos son estos bárbaros.

El caso es que he entrado en el templo del vicio, la casa de la perdición, el lupanar de los sentidos: la FNAC. Iba a comprar el CD de Juanes y ya que pasaba por allí he echado a la cesta el disco de Tom Waits, Real Gone, y he tenido en mi mano otros dos... que he dejado en la estantería con temblores en las manos.

Luego me he ido directo a por los libros que encargué a Iki para que me trajese la semana pasada de California, pero que no encontró. Claro que no creo que los fuese a encontrar entre los bikinis y los tangas de rubias siliconadas. "The five people you meet in heaven" de Mitch Albom (#1 New York Times Bestseller), y "Vernon God Little" de DBC Pierre (Winner of THE Man BOOKER PRIZE 2003) han tenido la suerte de caer en mis manos antes que "The Book of Illusions" de Paul Auster y "Eleanor Rigby" de Douglas Coupland.

Gracias a Dios me estaba meando vivo y he tenido que salir corriendo de allí. Beber dos litros de agua es algo que debería hacer siempre que antes de visitar la FNAC o Madrid Rock.

Eso sí, el carnet de socio de la FNAC acaba de engrosar mi cartera en 1,2 milímetros exactamente.

3. Ojito con los weblogs.
Si a uno le pueden despedir por publicar fotos más o menos comprometidas, a mi seguro que en adelante no parará de llegarme publicidad de la FNAC, el Blockbuster y Madrid Rock. Esos cabrones me tienen bien cogido por las pelotas.

Thursday, October 28

fauna humana: I. Suburbana (y iii)

Tedio. Ya me propuse no volver a escribir por entregas porque me aburre recurrir al mismo tema, y porque imagino lo que debe suponer para quien recale en este remanso de insania. La elección es difícil: colgar un post de 50 cm (estilo Dwalks y su odisea en Newark o Canarias 2004), o desterrar durante más de una semana o dos cualquier atisbo de sorpresa y originalidad. Cuestión de momentos.

- El sobao. Categoría: tirado. Aunque pertenece a la misma categoría que el borracho, se le distingue sin dificultad por su caída de ojos nada seductora que suele ir seguida de la caída de la cabeza entera, hasta que el cuello no da más de si, y se produce un efecto rebote y choque de la coronilla con la pared. Tan curioso como divertido.

- El niñato. Categoría: tirado (populosa categoría, sí señor). Cubren el suelo del vagón en torno a las puertas que no se abren. Sus animadas conversaciones sobre los botellones en los que se ponen hasta las cejas de minis de calimocho (¿dónde quedó el agua de Valencia?), están a la altura de su insolencia cuando se les pide paso porque están molestando. Sus complementos favoritos: móvil con el que jugar, camiseta del Ché y carpeta de apuntes forrada con dibujos de hojas de marihuana.

- El artista. Categoría: Mendigo La ver. 4.1. del mendigo en su evolución darwiniana natural incorpora flautas peruanas, guitarras, acordeones, CD-player portátiles y panderetas. Evolucionados para subsistir, superan con creces la ver. 3.0 (poeta que recita en el vagón), o la obsoleta ver. 1.2 (mendigo que recurre a remover lo peor en nuestra conciencia para obtener unas monedas de nuestros bolsillos).

- El dubitativo. Categoría: Desconfiado. Caminan seguros por los pasillos, pero cuando se acercan al pie de las escaleras mecánicas, se detienen y permanecen mirando pasmados cómo los escalones, con sus rayas y su hipnótico brillo metálico, avanzan inicialmente como una cinta y luego se levantan. Uno, y otro, y luego otro. Pueden pasar tres o cuatro hasta que eligen el suyo, al que se suben de un saltito. Una vez en el escalón sienten el alivio de una dura prueba superada y la excitación de saber que al final de la escalera les espera la complicada tarea de bajarse de ella. Provocan estados de crispación aguda en los correpasillos comunes.

- El peregrino. Categoría: Dwalks. Categoría en honor del autor de su aguda descripción en el comentario de la segunda entrega: "Mi actitud consiste en meterme en el último vagón de Gregorio Marañón e ir caminando hacia delante durante el trayecto hasta Alonso Martinez, con el único fin de bajarme en el primer vagón porque me viene mejor esa salida. El problema es la cantidad de bandazos que pega el tren durante su recorrido, provocando sucesivos rozamientos pélvicos con los pasajeros que están quietos". Cuidado Dwalks, he visto denuncias de acoso sexual por mucho menos que eso.

Vendedores de la ONCE, vigilantes de seguridad, manteros... quedan muchos por glosar y muchos más por catalogar. Sólo hay que abrir los ojos. Os animo a ello.

Monday, October 25

fauna humana: I. Suburbana (ii)

[...]

Antes de continuar, y a modo de introducción de esta segunda entrega, quisiera recordar que lamentablemente, todo lo aquí escrito ha sido extraído de la realidad, aunque en muchos casos hubiese sido un placer poder decir eso de "... y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia":

- El lector. Categoría: cultureta. Individuos inseparables de sus ejemplares del El Señor de los Anillos, El Código da Vinci y Los Pilares de la Tierra, que cuando relajan sus pretensiones culturales en beneficio de las informativas y se compran el periódico del día, suelen ser parasitados por uno o varios individuos molestos de los comúnmente conocidos como "lectores por encima del hombro", especialmente si se trata de prensa deportiva.

- El sucio. Categoría: hediondo. (Hediondo: 1. adj. Que despide hedor; 2. Que resulta moralmente ofensivo u obsceno). Su variante matutina comprende: no ducha + no cepillado de dientes + café solo + cigarrillos = alitosis severa acompañada de principios de podredumbre en las axilas. La variante vespertina incluye además: limpieza de uñas in situ, con aplicación a narices y orejas, con la sola ayuda de sus habilidosos dedos (he visto prestidigitadores mucho más torpes, lo reconozco). Aviso: no acercarse. Peligro de nauseas o desmayo.

- El diyei. Categoría: ¿qué, que no? Cazadora bomber verde o negra de Alpha Industries, crestas a los lados de la cabeza formando una corona/cenicero, pantalones vaqueros azules de pitillo, zapatillas deportivas de última generación, y auriculares, cuanto más grandes mejor, que ponen a todo el vagón a ritmo de PUM-PUM, PUM-PUM progressive-techno-house-electrónico-rythm&jump-chunda-choni. Su confianza en sí mismo hace que piense que esta es la mejor manera de atraer a las nenas que haya en el vagón. Presenta incompatibilidades con el lector.

- El borracho. Categoría: tirado. Justo antes de entrar en el Metro, pronunciaron su último "¿Qué, tomamos la penúltima?" del día. Bien por su propio pie, bien porque un amigo los haya dejado allí, parecen marionetas con las cuerdas rotas en los asientos, sin destino, sin rumbo, únicamente pasando estación tras estación hasta que el tren de la vuelta o alguien les despierte para preguntarles dónde quieren bajarse. Provocan más compasión que rechazo, si bien la variante "Asturias patria querida" produce justo el efecto contrario.

[...]

Thursday, October 21

fauna humana: I. Suburbana

Hace unos tres años, en la inauguración de una línea o en la apertura de una estación de Metro, Francisco Umbral (Yo he venido aquí a hablar de mi libro), dijo que el Metro era la carroza de los pobres. Esto indignó a muchos, que deben considerarse muy ricos, o a los que el Metro debe parecerles mucho más charming que el taxi.

El caso es que a mí, a lo que me recuerda el Metro de Madrid, es a una reserva natural humana. Cada vez me parece más estar dentro de una de las películas de Mad Max: individuos de todos los pelajes confluyen en los pasillos del Metro, conviviendo en armonía la mayoría de las ocasiones. Existe un equilibrio entre las categorías humanas que circulan por allí, y que sin llegar a la antropofagia, mantienen ese equilibrio de manera basculante, donde la mayoría la posee un grupo u otro en función de si el lunes a las 8 de la mañana o viernes a las 22.00.

Estos son los 12 grupos más representativos que he encontrado a lo largo de mis años de viajes:

- Beep-beep o correpasillos común. Categoría: Velocidad. De estos hay un montón. Gente que va con toda la prisa del mundo porque bien han tardado más de lo que pensaban en hacer de vientre por la mañana, o porque ese día han olvidado programar el vídeo y se están perdiendo el comienzo del capítulo de Friends. Para que les dejes pasar, suelen ponerte la mano en el hombro, el lomo, o te empujan directamente.

- El perseguidor de puertas. Categoría: Obsesivo. Esa persona que espera al tren, de pie sobre la línea amarilla y mirando el cartel para ver cuántos minutos quedan para que llegue, y que cuando queda un minuto, mira a su reloj descontando los segundos. Aparece el tren, entorna los ojos y fija su mirada en una puerta, elección tal vez aleatoria, y ya no la levanta de allí. Mientras el tren entra en la estación frenando, el perseguidor de puertas, comienza a caminar o correr a lo largo del andén según la velocidad del tren. Nunca te interpongas en su camino. Distraerles de su objetivo puede desencadenar episodios de histeria.

- El sprinter. Categoría: Obsesivo/Velocidad. Probablemente, la evolución natural del perseguidor de puertas. Cuando una puerta del tren se coloca delante de uno de estos sujetos (si no es que se la ha perseguido antes), se aprietan contra ella, agachan la cabeza y.... antes de que salga nadie del vagón, ellos ya se han sentado en el único asiento libre que quedaba, dejando el camino sembrado de ancianos y carpetas de estudiantes esparcidas por el suelo. "Te jodes chaval, paró la música y tú te has quedado sin silla. Estás eliminado", parecen decir con su mirada triunfante.

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Monday, October 18

cinefagia

Ayer volví a equivocarme. Tenía dos películas para ir a ver: “Super Size Me” y “Hellboy”. Elegí la segunda: MAL.

De siempre me han gustado las películas de acción. Cuantas más patadas, puñetazos y tiros, mejor. Supongo que el gusto por las patadas lo cogí viendo películas de Bruce Lee; por los puñetazos, con las de Bud Spencer (bueno, también los tortazos con la mano abierta); y por los tiros, viendo al Equipo A. Hoy es algo con lo que tengo que vivir, aunque tampoco me avergüenzo de ello.

Soy fan del cine comercial, cuanto más de masas, mejor. Mis películas favoritas de cine moderno son las que uno puede esperar de alguien como yo: Gladiator, Braveheart, Matrix (la primera) y ¿¿Moulin Rouge?? Aunque también soy capaz de tragarme, como ya he contado, películas chinas en las que no sucede nada en 2 horas de metraje, por puro placer visual y estético.

El caso es que ayer opté por Hellboy, una película donde un demonio rojo que se afeita los cuernos como los toros, y sus colegas, que perfectamente podrían ser miembros de los X-Men, hacen la misma labor que Will Smith en Men in Black: trabajar para el gobierno americano eliminando seres de otros mundos. Demasiadas referencias y pocas cosas nuevas.

Después de 2 horas y 10 minutos de saturación de colores, sonidos e imágenes impactantes, sales del cine preguntándote... absolutamente nada. Sólo es cine entretenido para pasar el rato y que no te quita las ganas de comerte un Big Mac a la salida, si es que se tiene alguna.

Perfecto para alguien que no busca la redención a través del cine y que no soporta el endiosamiento autodestructivo de las referencias del séptimo arte español.

Thursday, October 7

humanidad


Gracias a Dwalks descubrí el gran talento de Coupland. Buenas novelas asequibles para alguien con dificultades para descifrar textos que no incluyan ecuaciones en dos párrafos seguidos, ni gráficos de barras.

En Life After God encontré un tema que aparece de nuevo en Hey Nostradamus! y que utilizo con alguna frecuencia para hacer ejercicio mental: ¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Qué nos diferencia de los animales?

Generalmente no consigo más que acabar con dolor de cabeza y de mal humor, y esto no me diferencia mucho de los monos que aparecen en los documentales, y los ataques de frustración violenta que sufren cuando no alcanzan el plátano que el científico desaprensivo les ha colgado, a la altura justa, para que lo acaricien pero no puedan agarrarlo.

Si no recuerdo mal, Coupland encontraba diferencias en que los humanos escribimos, fumamos y hacemos fitness. Totalmente cierto, demoledoramente básico. Bueno, yo ni siquiera fumo, así que eso me deja un escalón evolutivo por debajo, supongo.

¿Y?

Llevo media hora con el post abierto, solo se me ha ocurrido que yo llevo corbata y ya me está entrando el dolor de cabeza. Recordadme que no vaya al zoo, no sea que no me dejen salir.

Monday, October 4

un lunes cualquiera



6:25 Suena el despertador. Después de un buen fin de semana en el que he dormido tan poco como en los anteriores, hay que madrugar. Hoy a las 8 empiezan las clases de inglés (debo perfeccionar mi Gelou, ai am Would) y no puedo llegar tarde.

Estoy muerto de hambre y de sed. ¡Mierda! ¿Quién coño se ha acabado el zumo de naranja? Me como un kiwi y voy corriendo al baño. Uyyy, qué bien se queda uno. Ahora a ducharme. Me desnudo y veo en el espejo una marca en el hombro que el médico no debería ver. ¿El médico? ¡Mierda otra vez! Hoy tengo reconocimiento y ya he desayunado ¿daré positivo en kiwi en el análisis de sangre? ¿Y con qué lleno ahora el bote de la muestra de orina si ya no me quedan cervezas del Carrefour?

7:15 Estoy en el Metro. Hace calor y tengo mucho sueño. Subo al tren, avanzamos dos estaciones y caemos en la casilla de la cárcel. Perdemos dos turnos y nos tenemos que bajar porque hay una avería. ¿Ya he dicho ¡mierda!?

8:20 Se arregla la avería. Mis compañeros de clase se estarán diciendo Good morning y yo me entretengo viendo pasar dos trenes en los que solo se adivinan manos y caras aplastadas contra los cristales. Se abren las puertas y ¡PLOP!, parece que hayan descorchado una botella de cava. Subo al tercer tren que pasa, maldiciendo y con ganas de romper algo.

8:50 Llego a la oficina. ¡Buenos días! le digo a mi jefe. "Would, necesito el presupuesto" contesta él. ¡Mierda, lo olvidé!

10:00 Estoy en la clínica listo para el reconocimiento médico.

11:40 Sigo listo para el reconocimiento, pero parece que soy el único que se ha dado cuenta. ¿Cómo puede ser que tengan a la gente con un bote caliente con su orina entre las manos y el estómago vacío desde las 6 y media de la mañana?

A mi derecha tengo una compañera de sufrimiento que me va a volver loco. Lleva desde que he llegado rascándose la cabeza. Ris-ras, ris-ras, ris-ras. Se va a meter el dedo por la nuca y lo va a sacar por la boca.

Hace un descanso con el dedo y comienza a dar golpecitos en el suelo con el tacón de los zapatos. TOC-TOC-TOC, TOC-TOC-TOC.

Y ahora todo junto: Ris-TOC-ras, ris-TOC-ras, ris-TOC-¡¡¡¡SEÑORA, POR DIOS!!!!

Enfrente tengo una pareja de unos 33 años. Él, que viene de acompañante, le mira a ella a los ojos, le habla a la orejilla y la besa en los labios... otra vez.... y otra... y... ¡por favor, que alguien me traiga un café solo! ¡Y sin azúcar, que el dulce me lo ponen estos dos!

En fin, que paso a la consulta, me tengo que desnudar, me meten algo en las orejas, me ponen un hierro helado en la espalda y me sacan la sangre. ¿Esos guantes no son para una exploración rectal, verdad?

Al menos me dice que mis 44 pulsaciones por minuto son buena señal y que al haber adelgazado 3 kilos me he quedado en mi peso ideal. Algo bueno tenía que pasar.

Wednesday, September 29

la mochila


Acabo de cenar (huevo + atún + lácteo) antes de bajar al gimnasio, así que ahora tengo que hacer por lo menos 30 minutos de digestión antes de ponerme a dar pedales como los locos o de liarme a hacer abdominales hasta perder el conocimiento.

Por cierto, es verdad que se puede tener la mítica, atractiva y apetitosa "chocolatina", y aunque no es fácil llegar, lo difícil, como dicen los monstruos de Operación Triunfo, es mantenerse. El hambre, los malos hábitos y las lesiones consiguieron que no me durase más de 5 meses, pero mientras duró, disfruté más que nunca cada vez que me quedaba en bañador.

Estaba en casa echando cosas a la mochila, preparando lo que me tenía que bajar, y me he dado cuenta que de un tiempo a esta parte, estoy tardando una media de 10 minutos en tenerlo todo listo y terminar el tercer y último repaso mental para creer que no me he olvidado nada, cosa prácticamente imposible. A saber:

- Toalla del ejército: muy masculina y de color verde (es del ejército, claro). Pura fachada. Yo nunca hice la mili, ya tuve bastante con ver al soldado patoso en la Chaqueta Metálica, pero me siento más seguro llevándola. Realmente tiene más que ver con su funcionalidad, tamaño ideal y mi apatía manifiesta para salir a comprar algo nuevo.

- Gel exfoliante AXE:
Suelo alternar con otros de pH 5,5 que venden en las farmacias, y uno con olor a miel, regalo de mi hermana la alemana, que parece hecho con extracto de la Granja San Francisco.

- Champú NORMAL para cabello NORMAL de H&S: No sirve el de limón, ni el mentolado, ni el de cabellos grasos, ni el de cabellos secos. ¡YO SOY NORMAL! Imprescindibles sus ingredientes para corregir la sequedad permanente que dos años de Roacután provocaron hace casi 10 años en mi piel.

- Biotherm Homme T Pur - Crema Hidratante: después de sudar dando puñetazos más que el cocinero del infierno o después de 15 minutos de baño turco, la cara también necesita una ayuda para mantenerse en forma.

- Botella de agua: los paseos a las fuentes no son el problema. El problema son los buitres que acechan volando en círculos alrededor de las máquinas esperando tu menor descuido para abalanzarse sobre el aparato que estés usando y ponerse a entrenar en charlatanes grupos de 4 que no terminan en 1 hora. Un consejo: nunca te hagas el muerto, he visto actos salvajes de carroñería.

- 30 gr de Isopure de Nature Best sabor Tutti Fruti: después de llegar a 80 kilos el año pasado (1,74 cm), hace tres meses decidí que, si iba a seguir haciendo tanto ejercicio como para tener que estar comiendo a todas horas, debería cuidar algo más mi dieta. Resultado: 74,5 kg. Un botecito para tomarme el batido nada más ducharme (homenaje a la "ventana de proteínas de Microserfs"), un imprescindible también en la mochila.
Nota de opinión personal: Mucho mejor Isopure que Pro Whey.

Creo que ya he hecho la digestión y puedo entrenar... Imaginaos lo que falta: ropa limpia, zapatillas de deporte, gomina con ceras de frutas los viernes, vendas para no desollarme los nudillos dando puñetazos y patadas al saco de Fit-box ... olvidaré algo, seguro, igual que cuando la preparo.

Ah, claro: desodorante, guantes....

Friday, September 24

en la barra 7,50

¿Hay algo más triste que comer solo? Comer solo rodeado de locos.

Llevo toda la semana comiendo solo porque salgo de la oficina a las 14.00 para ir a la ¿clínica? de rehabilitación, y no termino hasta las 15.20, cuando todos mis compañeros están volviendo a sus mesas. Si esta semana habéis visto alguien jugando con los tenedores y los panes como Chaplin en La Quimera del Oro, o haciendo ventriloquia con la comida, como Carlos Arguiñano, ya sabéis de qué soy capaz.

El martes probé a comer un sándwich y volver rápido a la oficina, pero a las 18.00 decidí, puño en alto y con un cielo rojo sangre al fondo, poner a Dios por testigo de que no volvería a pasar hambre. Ni siquiera las barritas de cereales que guardo en el cajón para casos de extrema necesidad, como los exploradores llevan sus bengalas, consiguieron apaciguar el agujero negro que se había creado entre el cardias y el píloro.

Ayer terminé aún más tarde. Serían las 15:40 cuando concluí mis 5 ejercicios de 10 minutos cada uno para el tobillo, el masaje, el microondas en la espalda, el láser y los 15 minutos de hielo para la rodilla (no, no me construyeron con piezas de un desguace). No tenía mucho tiempo, así que entré al primer bar que encontré para comerme un plato del día sentado en la barra. Así sería más rápido. Lo que no sabía es que iba a asistir a una conversación alucinante entre la reencarnación de Akenatón, Arthur C. Clarke y Tristanbraker.

Escuchar a una señora rubia (Country Colors Tinte Sahara 20) con su copita de coñac, hablar con el camarero (uniforme triste, cara triste, figura triste) acerca de que la civilización egipcia era mucho más adelantada a la nuestra (por no hablar de los Incas, claro), y que nosotros nunca volveríamos a alcanzar un desarrollo similar, consiguió que la empanadilla se me quedase helada en los dedos, a medio camino de la boca.

A esto que llega el taxista (taxista estándar, mal encarado y humor de perros) y se incorpora al nuevo tema de la tertulia: Country Colors cuenta aún sobrecogida, 23 años después, su primer avistamiento OVNI. “¿Tú es que no crees en eso?”, me pregunta. “Señora, yo solo creo que el pollo está demasiado seco”. La conclusión a la que llegaron, lo juro, es que existe vida ahí fuera (¡Bien, Mulder!) y que nos están dirigiendo, aunque no dedujeron hacia dónde.

¿Así que nuestros hilos no los mueve ZP, sino bichos verdes con ojos almendrados de 10 cm de diámetro? “Pues no, no quiero café ni postre. Cóbreme, por favor”. Solo quería salir cuanto antes de allí a arrasar con las pilas y los víveres del supermercado para rellenar mi búnker antinuclear.

Además el cocinero ya estaba empezando a mirarme con cara de “Sabe demasiado”, y no quería acabar convertido en azúcar glass por el disparo de la recortada láser, regalo de los plutonianos, que guarda detrás de su colección de revistas de Año Cero.

Tuesday, September 21

tarjetas descuento

Abro mi cartera e inspecciono su interior. La tarjeta del seguro médico, la de la Seguridad Social, la Visa de la empresa, la de mi cuenta corriente (los del banco dicen que hay eco), el carnet del Blockbuster, una tarjeta del Kabuki Sushi Bar y... la tarjeta Iberia Plus, la del Autoclub Repsol, la de Cortefiel y el carnet de estudiante de la Escuela. Sí, y esto seguro que es poco para lo que la mayoría guardáis en el compartimento secreto de vuestras carteras, al lado de la típica foto de carnet en la que uno siempre sale peor que recién levantado de la cama con los ojos legañosos y los pelos aplastados en el más completo revoltijo(lo que no puede lograr el maquillador de Ámbar/Tamara lo consigue un fotomatón).

Al carnet de la Escuela no es que le tenga especial cariño, de hecho alguna experiencia personal me ha hecho coger cierta manía a esa Escuela y sus habitantes. Sin embargo, cuando yo estudiaba, los carnets de la Politécnica iban sin fechar, y ahora, siempre que no vayas con alianza o cogido de la mano de tu hijo, puedes beneficiarte de descuentos en la gran mayoría de los cines. Eso sí, a costa de renunciar a una pequeña porción de dignidad que la taquillera te arrebata al decirte, "Oiga, SEÑOR, es que este carnet no tiene fecha y usted parece mayor". La respuesta que más me divierte es "Sí, es que se me ha atragantado el Cálculo de primero".

El sábado, volviendo de Madrid, se me encendió la reserva del coche, así que paré a repostar en la primera estación de servicio que me encuentro, que resulta ser de Repsol. Me pongo esos guantes de plástico, que lo mismo sirven para coger la manguera del surtidor que para elegir las manzanas en el Carrefour, y lleno el depósito. Me acerco a la caja a pagar y al abrir la cartera encuentro la tarjeta del Autoclub Repsol (nosecuanto % de descuento en carburante). Le pido al cobrador que me la pase.

Según la estoy guardando, veo la tarjeta de Iberia Plus y me acuerdo que ahora, al echar gasoil, puedo volar gratis. Así que le pido al cobrador que me pase esta también. Sumo 1 miserable punto cada 15 EUR, pero oye, menos da un vuelo a La Coruña, casi.

Lo peor es que cuando salgo, todavía voy pensando en si habría conseguido puntos Movistar si hubise pagado a través del móvil.

Luego están la tarjeta de Cortefiel, que solo uso cuando me llegan a casa los vales con descuentos, el carnet de la FNAC, el de Lan Chile... seguro que me faltan un montón de carnets interesantes: el del amigo de los vinos, el del amigo de los libros, el del amigo de los discos, el del amigo de los amigos.... incluso el Carnet Madridista.

Es tal la fiebre de los puntos y los descuentos, que se extiende y está contaminando a la Administración, que lo próximo que va a hacer es el carnet de conducir por puntos. Espero que no sean los puntos del Carmageddon.

Thursday, September 16

regalos

¿Por qué soy tan calamidad a la hora de regalar algo? ´(o "Por favor, no me mires con esa cara según abres mi regalo").

A) No se qué querrá. Poco probable. Excepto en alguna rara ocasión en que una persona se me atraviesa y no me esfuerzo mucho, siempre me intereso por conocer a las personas. No es que sea un experto en el análisis social, pero tampoco soy un ermitaño que se alimenta de sopas de hierbabuena en la montaña. Además, esto sería absurdo cuando se trata de cumpleaños de amigos de toda la vida o de un hermano (con mis padres es otro cantar).

B) Se me olvida la fecha del cumpleaños. Erróneo. Antes sí que tenía que ir corriendo dos días después del cumpleaños a comprar urgentemente la primera cosa que viese en el escaparate de la primera tienda que hay saliendo del portal de mi casa; pero desde que cuento con la ayuda de mi Palm Tungsten T, no se me pasa ni uno, salvo cuando se me acaba la batería (siempre hay que tener una excusa a mano, ¿no?)

C) No me gusta ir de compras. Parcialmente cierto. Soy comprador compulsivo, especialmente cuando entro en la FNAC o Madrid Rock, por lo que trato de evitar siempre estos sitios para mantener mi cuenta corriente lo más saneada posible. No me gusta ir de tiendas cuando se que no me voy a comprar nada, pierdo la ilusión. Se está mejor tomando una caña en el bar o jugando al fútbol con los amigos.

D) Nada me parece suficientemente bueno / Si es que ya tiene de todo. Suena bien, ¿verdad? Pues es una mierda. Un consejo: nunca utilicéis esto, se puede volver en vuestra contra en las próximas Navidades.

E) Los regalos son algo más. Suena a reflexión profunda, pero es una faena, en serio. Mi dificultad para encontrar el regalo adecuado para cada persona aumenta proporcionalemnte con la intimidad que haya alcanzado ella. Si es alguien con quien tengo mucha amistad o cariño, trato de no regalarle el CD de su grupo de música favorito o el libro que siempre había querido leer. Me parecen regalos impersonales que no dicen mucho, aunque generalmente me vea abocado a comprarlos porque se me echa el tiempo encima.

F) Soy vago. No, se debe más a que me ha costado mucho tiempo engrasar la perfecta rutina de mi vida y rellenar un horario como los del cole. Saltarme la actividad programada de 19.00 a 20.00 para acercarme a cualquier tienda a comprar un regalo, es lo mismo que si me saltase la media hora de recreo. Si alguna vez os he regalado algo, y lo he comprado yo, debéis valorarlo el triple de lo que lo hicísteis cuando os lo di, así que ya estáis recogiendo los jerséis de pico y los pantalones de franela de la basura.

Gracias a Dios, he conseguido rodearme de gente tan buena como yo a la hora de hacer regalos y nadie te deja en ridículo cuando intercambias regalos de Reyes (hermana N., es la última vez que lo intentas), ni se sorprende cuando lo mejor que se te ha ocurrido regalarle es su undécimo libro de rutas en bici por la sierra de Guadarrama, o su cuarta camisa azul de rayas.

Monday, September 13

viernes inquietante

*Escrito el pasado viernes.

Es viernes y mis nervios son como los de una vieja ludópata que, sentada en su mesa del bingo, espera que canten el número que le falta para completar su cartón, mientras no puede parar de fumar compulsivamente a la vez que se muerde las uñas y maldice al hombre-serpiente que canta los números.

Después de una semana infernal en el trabajo, llega el último día laboral y necesito estar despierto después de haber celebrado ayer con mis amigos de Madrid que me pasaba un día por el barrio.

Me tomo unos cuantos cafés, con toda su cafeína claro; llegan un par de tareas extras a las que ya tenía programadas y que debo terminar en 12 minutos; el demonio bastardo de Murphy consigue que, por tercera vez en lo que va de año, para un día que no me afeito (voy a tener que empezar a pensar en afeitarme los viernes) tenga una entrevista sorpresa, ésta con una directora de nosequémovidamejicana; llego media hora tarde a rehabilitación y la chica que me da los masajes me clava una mirada asesina; en la carretera de la Coruña hay un atasco que llega hasta Plaza de España; llego a comer a mi casa a las 17:00 y mi hermano tiene puesta una película de Keanu Reaves. Para cortarse las venas.

No puedo bajar a la piscina a tomar el sol porque no hay, no puedo dormir la siesta porque mi cabeza está funcionando a 3000 rpm y no puedo ir al gimnasio a dar puñetazos porque he quedado a las 20.00 para jugar al pádel. Así que decido poner fin a la sequía de posts que estaba asolando el blog. Buena solución, porque a la velocidad que fluyen ahora mismo las ideas por mi cabeza, puedo conseguir escribir más y más rápido que los prolíficos Stephen King y César Vidal.

Un montón de ideas pasaron por mi cabeza esta semana para escribir en el blog. Dos tomaron especial fuerza, pero no la suficiente como para merecerse algo más que un resumen:

- la vuelta de las vacaciones (dura y larga, pero nada satisfactoria para nadie). Lo mejor: ver de nuevo a los amigos del cole. Lo peor: ver que hay algunos que están aún más morenos que tú.

- la participación española en las Olimpiadas. Aschwin Wildeboer, Tatiana Rouba y Nina Zhivanevskaia en natación, Kenji Uematsu en judo, Dimas Wood en vela, He Zhiwen en tenis de mesa y Glorie Alozie (no Aloisi) en atletismo, respondieron al anuncio del COE: “Se compran opciones de medalla. Razón: Comité Olímpico Español”. Al final la cosa de las medallas no salió tan mal.

Por fin me relajo un poco. ¿La grafoterapia ya está inventada, verdad?

fin del verano

* Basado en una idea original de Kurt.

Se ha terminado oficialmente. Me han cerrado la piscina y el fin de la jornada intensiva amenaza inminente. El verano dice adiós y es momento de hacer un repaso a lo que cada año prometen ser los mejores meses de los 12 y que siempre trae sorpresas y anécdotas.

Creo recordar que en algún post anterior ya reconocía mi manifiesta incapacidad para glosar anécdotas o categorizar cualquier cosa, ya sean peras, manzanas o pollitos de colores. Así que estos 10 recuerdos de este verano, ordenados cronológicamente, creo, son los que me vienen ahora a la cabeza. Seguro que los hay mejores, pero también os aseguro que los hay peores.

1. Empieza la jornada intensiva.Vuelvo a la vida. Me voy a Villalba y me apunto al gimnasio. Spinning, fit box, cardio box,... mi cuerpo se merece un descanso, pero no ha llegado el momento de dárselo. Vale, quizás 3 horas al día sean muchas, pero ¿hay algo mejor que hacer allí?

2. Jorge. Así se llama mi segundo sobrino. Me parece que éste va a ser aún más guapo que su hermano mayor. Además de que su nombre será menos escuchado. Lo que habría pagado por ver la cara de mi hermano escuchando por la tele que A. es, últimamente, el nombre más elegido para los niños nacidos en la Comunidad de Madrid.

3. Londres. Tiger Tiger. Noche inolvidable. Como LM. regresa definitivamente a España y es poco probable que volvamos allí, he decidido revelar el secreto del lugar más cachondo, sexualmente inquietante y perturbador de mentes que he conocido en mi vida. Allí es fácil perder la cabeza, así que ojito.

4. Galicia. Costa de la Muerte. Jugar al escondite con personas de 28 años es divertido. Abrirte la barbilla o torcerte el tobillo haciéndolo no. Doloroso a partes iguales el golpe y el recuerdo de que ya no tienes 9 años.

5. Villalba. Carretera a Moralzarzal. Escuchar a Bruce Springsteen de madrugada, tumbado al fresco y mirando las estrellas siempre me traerá buenos recuerdos. No insisto más en el tema.

6. Vuelve mi hermana. N. lleva unos 9 años viviendo en Alemania y aunque viene a España con bastante frecuencia, se le sigue echando mucho de menos. Siempre es una alegría verla, aunque cuando estuvo aquí se llevó el disgusto de que no podría devolverle la visita. Me gusta su rol de aglutinadora familiar. Cada vez que viene las sobremesas suben varios puntos.

7. Ir solo al cine a ver las peores películas de la cartelera. Disfruto muchísimo de esos momentos de self privacy. Introspección surrealista viendo a Halle Berry en cueros, literal. Bien, eso debe puntuar doble en las encuestas del psiquiátrico.

8. Altea. Difícil elegir entre las tardes buceando o el Sinatra’s.... ¡el Sinatra’s! Bailar en Benidorm con J. y Dwalks los grandes éxitos hiphopianos de la noche inglesa vale su peso en oro.

9. S. Una sonrisa contagiosa, un carácter abierto y divertido y un estilo que me encanta es lo que más me gusta de ella.

10. LM. se casa. Después de comernos 40 gambas, 10 langostinos, 5 caracoles, setas, chopitos, navajas.... nos dio la noticia. No fue del todo una sorpresa, pero sí que nos haya elegido sus testigos. Espero que no lo haga para que nuestras conciencias callen para siempre todo lo que conocemos de él. Debería saber que en una guerra de sacar trapos sucios, sería muy difícil saber quién de todos tiene más que perder.

Friday, September 10

derrotado

Efectivamente, la vuelta al trabajo ha podido conmigo. Los marrones que dejé antes de irme de vacaciones han estado acechando en los cajones, bandejas de entrada y archivadores para abalanzarse sobre mi espalda, apretar mi cuello y morder mis blanquitas nalgas en cuanto he vuelto.

He sido disciplinado y me he aplicado, pero esta travesía por el desierto promete ser larga.

Por cierto, la tendinitis del hombro se me ha curado sola, el tobillo sufre un esguince crónico y tengo sobrecarga bilateral en no sé qué músculos lumbares (Dios no concedió el don de la caligrafía a los médicos). Espero que los rayos láser del tobillo y las microondas para la espalda no me conviertan en un mutante terrible que se ponga verde cuando se enfade, le salgan branquias detrás de las orejas o le guste Tómbola.

Monday, August 30

que no quede ni uno

Comprobado: la depilación es una tortura. Lenta, dolorosa y con grandes momentos de tensión y sudores, se ha convertido en una de las rutinas que más aborrezco.

La naturaleza genética me ha dotado de una capa aislante de temperatura y protectora de insolaciones que cubre gran parte de mi cuerpo. La teoría de que los pelos que se van cayendo de mi cabeza sobre los hombros, enraízan y se acomodan en la parte alta de mi espalda gana fuerza con el paso del tiempo.

Esos pelitos débiles y cansados de ser peinados, engominados, y recortados cada 3,5 semanas exactamente, se sienten cómodos entre mi omoplatos y allí se hacen fuertes, como los niños en el barco de Chanquete, y hace tiempo que comenzaron a formar una colonia ciertamente molesta y altamente antiestética.

Salvo una ocasión en que me depilé los brazos, nunca he dado importancia al resto de pelos que adornan mi anatomía. Piernas (sorprendentemente pocos) y pecho (exagerandamente muchos) son zonas vírgenes a la cera, la espuma depilatoria y la silk-epil. A mis amigos les llama la atención que ellos, casi totalmente lampiños, tengan pelos en el culo y yo no, seguramente porque allí el aire es menos salubre que sobre los hombros, pero aún así se defienden:"Digan lo que digan, los pelos del culo abrigan". Afortunadamente la Naturaleza no ha sido TAN cruel conmigo y prefiero tener que sentarme cerca del radiador.

Volviendo a los rebeldes pelos de la espalda que forman un caparazón en torno a mi chepa, estoy empezando a perder la paciencia con ellos, sobre todo porque, salvo que alguien me saque de mi error, es la única parte del cuerpo que no puedes depilarte sin ayuda, a menos que seas el contorsionista del Circo de los Muchachos.

He probado la cera, pero cuando no me la hace mi hermana, siempre acaban saliendo más granos que al más compulsivo adolescente engullidor de helados de chocolate. Es doloroso y siempre termino dejando las marcas de los dedos sobre la camilla, allí donde me he agarrado para liberar tensión. Tampoco me gusta gritar de dolor delante de desconocidos. La primera vez que me lo hicieron y pedí un palo para morder se reían, la segunda no.

La espuma es cómoda e indolora. En la misma medida que ineficaz. Te los cortas un día y al siguiente ya tienes las cabezas emergiendo sobre los hombros diciendo: "Ya estamos aquíiiii". Cabrones, persistentes.

Hoy he probado la silk epil. Bueno, el invento no está mal. Seguro que los modelos de última generación que incorporan frigorífico y ducha hidromasaje duelen menos que el modelo sinopillopelopillopiel que he usado hoy. Lo peor va a ser ir hoy al gimnasio, porque después de pasarmelo por los hombros y la zona más accesible de la espalda, he pedido ayuda a mi madre, y la pobre tras una primera pasada ha dicho literalmente: "No soporto ver cómo te está dejando esto la espalda", y allí me ha dejado plantado, con la espalda como el cráneo de un tiñoso, la silk epil en la mano y una cara de imbécil reflejada en el espejo del baño que no habría desentonado en la película de Cárdenas.

Así es cómo he decidido hacer una campaña por Internet para recaudar fondos para mi depilación permanente, motivo hasta ahora oculto por el que inicié este blog. Mi número de cuenta es: 0002-23-523-CG3444434. Muchas gracias a todos los que vais a colaborar. Diré en la clínica que me guarden los pelos en una cajita por si alguno quiere un recuerdo.

Saturday, August 28

Altea - los protagonistas

Como con toda buena historia, hay que empezar con los créditos de la película. Así que vamos allá, pasando de los iluminadores, productores, y músicos. Únicamente un comentario breve al director del casting que ha permitido reunir a los protagonistas pero que "ya no está entre nosotros". F.N. , descansa en paz y disfruta de la jubilación.

STARRING:

- "Temerario" J, (en adelante Billy Elliot):
"No sé lo que pasa pero cada día estoy más bueno".
"Las croquetas son el termómetro de las cocinas".
El anfitrión que consiguió que desde el primer día nos sintiéramos como en nuestra propia casa a pesar de que claramente yo no tendré jamás una casa cuya terraza está sobre la orilla del mar y con unas vistas tan hipnóticas como el sonido del romper de las olas. Un hombre capaz de hacerse al mar (el mar, la mar... ¿¿??) sólo en su Zodiac, sin chaleco ni móvil, pero que jamás olvidaría echar las cervecitas para esos tiempos muertos durante la pesca. Pero sobre todo, un hombre con un sentido del ritmo prodigioso y unas caderas como no se han visto desde las de "El Rey".

- "Marmota" Dwalks:
"Por Dios Hannibal, te he dicho una y mil veces que no voy a subir a esa barca".
"Os voy a preparar un arroz con champiñones que os váis a chupar los dedos".
Probablemente afectado por los más de 7 días que llevaba acostándose de día, sus ciclos vitales estaban sensiblemente mejor adaptados a la noche que al día. Un compañero y amigo valiente como pocos, capaz de demostrarlo jugándose la vida luchando contra las enfurecidas olas que rompían contra las rocas de las Isleta mientras unos niños podrían haber estado nadando a su lado con manguitos, como de acompañarme a ver a mi abuela a Benidorm. El único de los tres que consiguió hacer mella en las tropas británicas congregadas en el Sinatra's.

- Would, o sea yo.
"A mi lo único que me da mal rollo son las medusas".
"Lo que más me gusta del Sinatra's es su "toque de clase"".
Yo solo tenía un capricho, y al final me fui de allí sin comer paella. Bueno, no importa, aprendí a hacer un arroz con champiñones para chuparse los dedos.

ALSO GUEST STAR:

- A., mujer de B. Elliot; A2. hermana de B. Elliot; y C. marido de A2. Anfitriones tan encantadores como Billy y que hicieron la estancia francamente agradable, aunque para que hubiese sido perfecto deberían habernos dejado ganar al parchís.

DIRECTED BY:

- Nuestras ganas de pasarlo bien y reírnos hasta de nuestra sombra. Buen trabajo.

Friday, August 20

a la playa

Después de castigarme con dosis de apatía nada recomendables en mis primeros días de vacaciones, ha llegado el momento de disfrutar de la playa, paraíso de melanomas disfrazados de guiris cangrejiles, voyuers en busca de la pareja de suecas liberales, paellas ad libitum y cañitas salvadoras.

Cuando uno va a la playa de pequeño con sus padres, no se preocupa de otra cosa que no sean la altura de las murallas y la profundidad de los fosos de sus castillos de arena. Cuando se va a una edad aparentemente adulta, el desasosiego acecha detrás de cada hamaca y debajo de cada sombrilla. Miradas incriminatorias te obligan a reconocer que, a pesar del dinero que te has gastado en el gimnasio y en la ficha para el fútbol, este año te has vuelto a pasar con las tapitas.

Afortunadamente puedes esconderte disimuladamente en la manada y pasar desapercibido, porque a estas edades, lo normal es que tus amigos tengan el mismo aspecto degenerativo que el tuyo.

La gente se aburre en la playa, y esto no es discutible en playas como la de Benidorm. Porque, vamos a ver, ¿qué actividades puedes hacer allí que no sean tumbarte boca arriba, bañarte en el orinal de las excursiones del IMSERSO, darte cremita para hacer barrillo con la arena que se te ha pegado al salir mojado del agua, y tumbarte boca abajo? Ojo, no es malo aburrirse en la playa, a mi me encanta hacer prácticas de indolencia al sol, tirado durante horas sin otra misión que orientarme correctamente para captar los rayos en el ángulo correcto, aunque prefiero algo más de actividad.

Yo de pequeño, he ido a Benidorm muchos años, era de los que molestaban jugando con la pelota. Claro, que realmente era a nosotros a quienes molestaban. Bajábamos mis hermanos y colegas a las 9 de la mañana, y según iban pasando los minutos, cada vez resultaba más difícil no sacudirle un pelotazo en las tetas a la alemana de turno que, como un espontáneo de los que saltan a los campos de fútbol, había acampado en medio del área y además rompiendo el fuera de juego.

Es más, la última vez que fui por allí, hace unos 6 años, recuerdo que había parejas de la policía paseando por la orilla para que la gente no jugase ni a las paletas. Las alternativas de ocio son tan limitadas, que la evolución natural de las playas ha sido convertirse en el lugar preferido para echarse la siesta y prepararse para la noche.

Sin embargo en las playas del norte la realidad es muy distinta. Allí puedes volar la cometa, jugar al fútbol con pases de 40 metros e incluso, sin buscar demasiado, encontrar algún rincón donde te puedes bañar desnudito como cuando tenías 3 años.

Esta vez el destino es Altea y la compañía de dos amigos. Voy con Dwalks (lástima no poder hacer hoy enlace con su blog) a casa de J. en un viaje totalmente experimental, puesto que salvando comidas de trabajo y bodas, apenas hemos salido juntos.

Estaré un mínimo de 5 días totally unplugged, espero que aprovechando la ocasión para poner en práctica la mirada del pescador de peces rayo (esos peces enanos que están cerca de la orilla y que se mueven más rápidos que el ojo humano estándar), que me regaló mi amigo M. Esa mirada que detiene las olas y frena las mareas. Esa mirada que congela la sangre hasta del más caliente mirón de top less.

Tuesday, August 17

emociones fuertes

Ayer quemé el primer día de las vacaciones que me he cogido hasta el día 1 de septiembre. Hasta mi vuelta los post van a ser técnicamente más limitados, porque el ordenador desde donde los escribo no tiene las opciones de adjuntar enlaces y porque no tengo los códigos para introducirlos manualmente, lo mismo que me ocurre con las fotos.

Para celebrar que era fiesta, el lunes fui con unos amigos al parque de la Warner en Madrid (http://www.warnerbrospark.com/selIdioma.html), ese enorme recinto en el que tienes desde los típicos puestos en los que disparar con una escopeta, hasta números musicales con los personajes de los dibujos de la infancia.

Para ir de un lugar a otro pasas por decorados del oeste en los que solo falta un doble de Clint Eastwood y un par de caballos; pasas por fascinantes calles de espíritu californiano cuyos paseos me recuerdan a los que salían acompañando a las letras de la serie Sensación de Vivir (creo que era Beverly Hills 90210) que hizo que la mitad de los españoles nos dejásemos crecer las patillas, la otra mitad eran chicas; y por medio de lo que a mi me parecieron barrios Neoyorkinos de cuando Daniel Day-Lewis y Leonardo Dicaprio andaban dándose mamporros en enfrentamientos de bandas, aunque no estoy seguro de estar muy acertado.

Para pasar un día pleno de emociones y no agobiarte con las colas de las atracciones tienes que madrugar un poquito y presentarte allí a las 10.00, que es la hora de apertura. Durante las primeras horas aprovechas para montarte en la montaña rusa de Superman, que probablemente haya sido diseñada por un ingeniero de la Luthor Corporation por conseguir que salgas cagándote en Clark Kent y pensando en volver a montar con un pedazo de kriptonita en el bolsillo. Pasas corriendo a la de Batman en la que tardas más andando por los pasillos que subido a los raíles; y luego, si te quedan ganas, estómago y no se te ha roto el cuello de tanto looping y aceleraciones, te subes a ese altar para el sacrificio humano que tienen pintado de naranja fosforito y morado y al que han querido llamar Stunt Fall para que no se alarmen los que servirán de ofrenda a un dios amarillo y cabezón.

En el Stunt Fall, la sensación de estar suspendido en el aire durante unos segundos, boca abajo, con todo el peso de tu cuerpo apoyado sobre un cierre que te sujeta por los hombros, con los brazos y piernas totalmente encogidos por el miedo cuando deberían estar colgando relajadamente, te conduce inevitablemente a resumir, en menos de tres segundos, qué es lo que has hecho con tu vida para acabar allí subido dispuesto a perderla.

Si tienes suerte solo consigues acordarte de tu familia y amigos, y de lo mucho que los quieres. Si la cosa se alarga, quizás también te acuerdes de la familia y amigos del que maneja los botones más abajo.

La otra posibilidad es que no puedas ni siquiera pensar en eso porque solo hay una idea que arrasa tu cabeza como los fanáticos de los saldos el primer día de las rebajas: en caso de que hubiese alguna avería, ¿cómo te agarrarías para no estamparte desde 50 metros de altura sobre tus amigos que se han quedado abajo rezando por ti? Al final, el mecanismo no falla, pero da igual, tu corazón ya palpita a más de 160 pulsaciones por minuto y tu camiseta está empapada en sudor frío.

Echando un vistazo cuando ya se ha puesto en movimiento, veo a un amigo que es mucho más valiente que yo. El tío baja la montaña rusa agitando los brazos, aunque gritando más o menos como todos. Al final del recorrido, todavía alucinado por su coraje, le pregunto qué le ha parecido y aún pálido, contesta: “acojonado hasta que me han dado calambres en los brazos por agarrarme demasiado fuerte, luego solo he sentido dolor”.

La visita al parque es una experiencia altamente recomendable para hacerla con un grupo más o menos numeroso. Los baños en las atracciones de agua son desternillantes, especialmente en los neumáticos. Los decorados están muy conseguidos; y las atracciones no defraudan, quizás un poco la lanzadera. Los espectáculos son entretenidos y la entrega de los actores es total. Hasta vimos en vivo un esguince de Silvestre mientras bailaba, aunque no fue como en los dibujos, a pesar de lo que le debía doler, no le salieron estrellitas y pajaritos a darle vueltas alrededor de la cabeza.

Si quieres vivir emociones fuertes y lo tuyo no es acabar colgando de una cuerda atada a un puente, o saltar desde un avión, ¡ven al parque!

Thursday, August 12

dignidad en el gimnasio (2)

A los gimnasios hay gente que va a estar en forma, gente que va a lucirse y gente que va para huir de casa, y no les culpo en absoluto, que cualquiera se sienta a ver la tele por las tardes.

A los primeros se les distingue porque van con su ropa cómoda y funcional, sudan, sudan, sudan y se vuelven a casa satisfechos. A los segundos porque se agolpan en grupos delante del espejo para posar y discutir como niños mimados a quién de ellos le queda mejor el modelo comprado en la tienda del gimnasio, ajustado como los sueldos y los finales de mes. Y a los terceros porque van, pegan la hebra con el primero que encuentran, le conozcan o no, y entre que enganchan a una víctima con la siguiente, hacen una serie de abdominales.

El anonimato en el gimnasio es algo que me gusta. Pero está claro que hay gente que no piensa igual, o bien que no sabe pasar desapercibido. Me refiero a que si cuando haces press de banca, te pones a gritar como si te hubieses pillado las pelotas con la cremallera, o que si cuando colocas un disco de 20 kilos en la barra, lo empujas con todas tus fuerzas para que suene como si tuvieses la cabeza metida dentro de una de las campanas de El Escorial, el anonimato no te va a durar mucho.

Llegados a ese punto hay gente que se desmelena y comienza a dar todo de si mismos. A las pruebas me remito: el otro día en el gimnasio, eliminando toxinas de mi cuerpo en el baño turco, a temperaturas cercanas a los 60º C, y sin el vapor habitual que hace que la sala parezca Londres en otoño, un hombre de mediana edad, peso medio-alto y frente despejada, comenzó a hacer estiramientos en bolas.

Empezó por los brazos. Bueno, hasta ahí bien, no pasa nada, todo discreto y práctico, pero cuando puso los brazos en jarras y comenzó a hacer giros a izquierda y derecha con el tronco, parecía que el que estaba allí era el mismísimo Sin Chan diciendo: "Mira que trooooompaaa". Plas, plas, plas. Lamentable.

Pero nos tenía reservada una sorpresa final. El colofón consistió en el estiramiento de piernas, aproximándose mucho al suelo, demasiado para que aquello pareciese natural, y emitiendo gemidos. Uuufffff, aaaahhhhh. Más o menos como en las fotos... pero en bolas.

Este debió pensar, la higiene me la paso yo por el forro, y dicho y hecho. Según se levantaba me di cuenta de que su dignidad se había quedado allí por donde se había restregado.

No será la última vez que me descojono en el gimnasio, lo único que espero es freaks como estos no se queden en casa. ¡Salgan a hacernos sonreír y alegrarnos el día! Gracias.

Wednesday, August 11

marvillas cotidianas

Cambio de planes. Hoy iba a contar lo que me ocurrió el otro día en el gimnasio, pero me he levantado pensando en disfrutar de un espectáculo que no veía en mucho tiempo: el amanecer.

Normalmente cojo el autobús de las 7 de la mañana para venir a trabajar a Madrid desde Villalba, pero siempre leo o duermo durante el camino. Recordaba del año pasado que había visto bonitos amaneceres en ese mismo trayecto y hoy he decidido colocarme en la ventana adecuada pensando en que iba a tener suerte.

Las mejores vistas se tienen a partir de Torrelodones, en la cuesta del Casino. Allí he visto, sobrecogido, un cielo que iba del turquesa en el horizonte, hasta un azul claro salpicado con nubes no algodonosas, sino como pintadas con ceras blancas y grises a las que se les hubiese pasado el dedo por los contornos para difuminarlos y fundirlos con los distintos tonos de azul del cielo.

Las nubes, a su vez, adquirían distintos colores según su altura en el dibujo. Las más altas eran blancas y grises, las de la mitad amarillas, y las más cercanas al sol, que lo ocultaban, casi negras, rodeadas de un halo naranja brillante como el filamento de tungsteno de una bombilla al apagarse.

He pasado por una zona urbanizada y he vuelto la mirada al libro, pero no he conseguido centrar la atención en la lectura porque lo que realmente hacía era esperar el momento en que volviese a tener las vistas despejadas.

Ha sido camino de Las Rozas cuando me he dado cuenta que las estelas de dos aviones, dos líneas blancas e irregulares como las vetas en el mármol, partían de los lados del ventanal para cruzarse justo sobre un sol que ahora sí se dejaba ver por encima de las nubes.

Las farolas aún encendidas de la iluminación nocturna de la autopista, formaban una interminable cadena de estrellas fugaces que surcaban el cielo sin dar tiempo a pedir deseos.

Cuando ya estábamos cerca de Madrid y empezaba a distinguir las torres Kio, he decidido cerrar los ojos y disfrutar del regalo.

dignidad en el gimnasio (1)

Ayer me ocurrió algo en el gimnasio que superó con creces la situación más ridícula que recuerde haber vivido en esos centros, grandes y pequeños, de tortura y sadomasoquismo.

Llevo ya nueve años entrenando y todavía no sé muy bien por qué también yo llamo así a esa actividad, cuando debería decir: "me bajo al gimansio a ver qué me duele mañana". Sin embargo, como es más corto y más cómodo para mi conciencia, seguiré "bajando a entrenar" aunque no me esté preparando para alcanzar 40 cm de perímetro de mi biceps braquial, ni para descubrir el diámetro máximo que puede alcanzar la vena de mi cuello.

Como es de imaginar, tras nueve años (creo que incluso llevo más, pero siempre diré que llevo nueve porque me sonroja que se note tan poco), he vivido un montón de situaciones extrañas y avergonzantes, en mis propias carnes y en las ajenas.

Las experiencias propias más comunes tienen que ver con la longitud de mis calzoncillos de colores y su impúdica incompatibilidad con la anchura de las perneras de mis pantalones de deporte. Como solo me siento cómodo con shorts, he decidido retirar de mi tabla de abdominales los ejercicios en los que tenga que levantar las piernas por encima de la cadera para evitar miradas indiscretas a las rayas, cuadros y colores de mis calzoncillos.

Pero esto no es nada dentro de lo que puede vivirse en un gimnasio, y más en uno de barrio que es el que me ocupa la mayor parte del año.

Allí he visto gente pidiendo auxilio porque una barra llena de discos negros y cabrones les estaba aplastando el pecho; he sentido gente que recién salida de su trabajo cotidiano, la pescadería, se acerca para compartir contigo sus perjúmenes, sin que les hayas pedido una ración de calamares; gente que te demuestra lo deportista que es porque puedes olerle el sudor de cuando salió a correr dos días antes; y por supuesto, gente que pierde el control de sus esfínteres cuando la presión abdominal supera 2 atmósferas.

He visto gente romper un espejo de un mancuernazo y por su culpa sufrir todos la maldición y no poder hacer ese ingenioso juego de espejos que te permite mirar, aparentemente de forma discreta, a la barra guiada donde se hacen las sentadillas. Gente que ha estado a punto de perder los dientes por descargar 30 kilos de un lado de la barra antes de quitar uno solo del otro lado; gente que se ha caído rodando del banco de abdominales y se ha levantado sacudiéndose los pantalones con una mirada nerviosa entre el aquí no ha pasado nada y el y tú qué miras.

Pero como digo, lo de ayer, que dejaré para mañana como en las mejores series de suspense, supera los límites.

PD: Jamás pensé que encontraría una imagen con los aparatos de mi gimnasio de invierno que no fuese un bajo-relieve o un dibujo en un papiro. (Ver primera foto).

Sunday, August 8

momentos musicales


De nuevo ponen a Bruce Springsteen en la radio. Esta vez es Lonesome Day, del último disco de canciones nuevas, The Rising, que escribió como homenaje a las víctimas del atentado del 11-S.

Al principio no conseguía reconocer de qué canción se trataba. Me sucede con frecuencia que de canciones que tengo grabadas en la cabeza, no consigo identificar su título ni el disco donde aparecieron, pero esto no me preocupa: solo pongo la mente en blanco y disfruto de las sensaciones.

Este disco es especialmente bueno dentro de los últimos de Bruce porque retoma la energía de los primeros. El fondo del disco, la historia que fluye de una canción a la siguiente, se refleja perfectamente en la unión momentos de rabia y desahogo con otros melancólicos y de dolorosa presencia de los ausentes. Al final del disco queda un regusto de motivación para seguir adelante, para impulsarse por encima de los escombros, asomar la cabeza y tomar aire.

Mis gustos musicales abarcan todos los estilos, pero cada uno de ellos tiene su momento para ser escuchado. No puedo escuchar Garbage leyendo un libro de Delibes, ni puedo escuchar Tom Waits conduciendo el coche para bajar al gimnasio.

Para aquellos que tengan también sus momentos musicales, junto a The Rising, tengo catalogados Lover's Rock de Sade, y Collection de Tracy Chapman.

Friday, August 6

sexualidad española

El título del post puede ser algo confuso. No, no se trata de mastubarse con fotos de Lolita o de Carmen Sevilla. Es un tema serio que trae de cabeza a los estudiosos de este país.

Constantemente se hacen encuestas que nos dicen qué franja de edad practica más el sexo, qué número de relaciones sexuales tienes a la semana, con qué años tuviste la primera relación sexual y cuántas has tenido desde entonces, qué cosas nos gusta hacer en la cama, e incluso si los posters que adornan la habitación en la que lo haces son del Real Madrid o de Alejandro Sanz.

Por lo que a mi se refiere los resultados son desoladores. Todavía estoy buscando al cabrón que se folla mi porcentaje semanal para pasarle factura. Bueno, así dicho no suena muy bien, así que digamos que le estoy buscando para dejar las cosas en su sitio. Bueno, eso tampoco, porque mi porcentaje es mío y no quiero que nadie le ponga la mano encima. Tampoco le puedo decir que me de lo que es mío porque puedo toparme con un vicioso que me de mi porcentaje a base de bien... Creo que dejaré las cosas como están.

El último estudio dice que la mujer más deseada por los españoles es Angelina Jolie. Yo habría dudado entre la Jolie y Mónica Bellucci, pero el resultado me parece bueno, las dos son MUJERES.

Por otra parte enfrentar en una misma encuesta a ellas dos con Penélope Cruz o Elsa Pataki me parece tan injusto como hacer a día de hoy una prueba de velocidad entre Valentino Rossi y Rubén Xaus. Como pedir a la gente que decida si quiere acompañar su carpaccio de solomillo con un Vega Sicilia Único de 1989 (+95 puntos en la Guía Peñín de los vinos) o con un cartón de Don Simón recién comprado en Simago.

Sin embargo creo que, como siempre, los resultados de la encuesta están mal analizados. Si lo que los españoles quieren es una mujer independiente, aventurera, trabajadora, culta, divertida e imprevisible, lo que buscan es Lara Croft, no a Angelina Jolie. Bueno, a ella o a Anita Obregón.

resonancia

Por primera vez en mi vida me han hecho una resonancia magnética. Se trataba de ver qué es lo que le pasa a mi tobillo para que chasquee como si andase con tacones sobre el parqué. Los resultados no los tengo hasta el lunes, y hasta el martes que los interprete el médico no sabré lo que significan. Supongo que cuando los vea sentiré lo mismo que cuando me enseñan una radiografía, que nunca me entero si está del derecho, del revés, boca arriba o boca abajo. "Mira, esta es mi costilla rota" y ahí estoy yo, desenfocando la vista para ver si aparece una fisura en 3D, como en esos estereogramas de los dibujos del Ojo Mágico con los que lo único que conseguía era que me llorasen los ojos.

La experiencia ha sido interesante. Tenía la consulta a las 08.30 am, así que me he levantado temprano para estar allí antes que los churros y las porras. Después de perderme por el laberinto de pasillos de la clínica, sorprendentemente desierto, llego hasta radiología donde me dicen que tengo que rellenar un test. Para quien no lo sepa, no llevo marcapasos, clips arteriales, implantes cocleares, audífonos, prótesis metálicas (ni ninguna otra), ni sufro alergias.

Obtenido el visto bueno, me hacen pasar a otra sala con un ordenador y un probador como los de Springfield. Allí una señorita me pide que me desnude entero excepto calzoncillos y calcetines, puro glamour. Me pongo una bata probablemente diseñada por un ingeniero de caminos aficionado al ajedrez y los trenes eléctricos, y marido de la directora de la Clínica. Tras no conseguir atármela, salgo enseñando lo mejor de anatomía posterior y la chica que me ha acompañado se sonríe por mi incapacidad y me dice que me tumbe en una cama que me ha preparado con sábanas y almohada incluida. Procedo.

Después de advertirme de que no me iba a doler y que lo único molesto es el ruido que hace, me da los mismos tapones que usaba yo para estudiar en la biblioteca de la Escuela. Me los pongo y echo de menos mis apuntes de Cálculo.

El aparato, que es igual que una cama de rayos UVA pero sin fluorescentes, empieza a zumbar con distintos tonos que parecen componer una melodía de 4 notas que me resulta familiar. A los tres minutos ya estoy esperando paciente e ilusionado, que vengan los extraterrestres a encontrarse conmigo en la Tercera Fase.

Tras esos momentos de incierta espera, los zumbidos se hacen más cortos y a ráfagas, como en los antiguos juegos de guerra de los ordenadores. Rarararararara, rararararara. Mi mente se relaja y comienza a viajar. No puedo recordar qué más ruiditos ha hecho.

A los 15 minutos me despierta la enfermera. Bromeo con ella, pero debe estar al final de su turno y nada le hace gracia. Me dice que ya hemos terminado y que se ve que me ha gustado. Ya veremos si también me gustan los resultados.

Tuesday, August 3

traumatólogo

Ayer por fin tuve la cita con el traumatólogo.

Supongo que a todo el mundo le da pereza concertar una cita con el médico, pero probablemente sea peor para la gente que hacemos bastante deporte, porque estamos seguros de que lo primero que nos va a recetar es la temida inactividad. ¿Y cómo dejo yo de jugar al fútbol, al pádel, al tenis o de ir al gimnasio? No, eso no cabe dentro de mis posibilidades lógicas.

Todavía no se nada, pero para que me haga un diagnóstico ya ha encargado que me hagan una resonancia magnética en el tobillo por una posible rotura del ligamento externo ocurrida hace dos años jugando al fútbol y que no cuidé en su momento; una radiografía de la columna en la zona lumbar para ver por qué no puedo correr sin que me den pinchazos; y una ecografía en el hombro por una más que probable tendinopatía en el supraespinoso (¿¿??).

Y me quejaba yo de las averías de los coches.

Monday, August 2

envía tono, politono, sonitono

Con el verano siempre llegan las melodías pegadizas dispuestas a que nuestros cuerpos se muevan al ritmo de la música, desobedeciendo cualquier instinto de supervivencia basado en el movimiento cero para no generar más calor del que ya hay en la ciudad y evitar así combustiones espontáneas, deshidrataciones o incendios.

A lo largo de los años hemos juntado cachete con cachete y pechito con pechito; hemos dado muchos pasitos p'alante y p’atrás, María; nos hemos puesto ciegos a chorizos en la barbacoa; hemos huido de los tiburones; hemos hecho el amor en el balcón de los Rodríguez; hemos conocido a la muchacha Macarena que dio la vuelta al mundo; hemos rezado Ave María tomando cañas; y les hemos echado Ketchup a nuestros combinados de ron. Pero lo que más hemos hecho ha sido saltar, saltar sin paraaaarrrr.

Los recuerdos que nos traen estas canciones suelen ser confusos, como las noches en las que la bailamos, pero casi siempre, al oírlas de nuevo, provocan simultáneamente una sonrisa y una sensación de hastío. Siempre hay alguna experiencia que podemos asociar a estas canciones porque las hemos escuchado y bailado durante los 90 días que duraban las vacaciones de verano (¡uau!). Ahora duran bastante menos, pero también nuestra paciencia es menor y la tarea de los pinchadiscos continúa consistiendo en que al día siguiente, al levantarte con dolor de cabeza y el estómago revuelto, camines hacia el baño diciendo que eres de Barcelona y pidiendo que no te llamen Dolores, que te gusta más que te llamen Lola.

Las canciones del verano se introducen en la cabeza y se van extendiendo a la región del cerebro que domina el subconsciente, de manera que en cualquier momento en el que estás distraído, toman el control y no puedes evitar tamborilearlas sobre la mesa, silbarlas, o cantar el estribillo. La sensación de que mi corazón hacía boom, boom, boom me ha despertado de la siesta con una taquicardia en más de una ocasión.

La cosa ha empeorado mucho desde que en la televisión aparecen anuncios invitándote a bajarte las melodías más pegadizas a tu móvil por un módico precio. De esta manera no tendrás un segundo de paz porque en cualquier momento puede llamarte tu madre en versión Dragostea "Vrei sa pleci dar nu ma, nu ma iei, Nu ma, nu ma iei, nu ma, nu ma, nu ma iei" y no sabes si cogerlo para ver qué quiere o dejarlo sonando para no estropear el baile sincronizado de tus compañeros de oficina.

En fin, solo pido un poco de compasión a los fanáticos de las melodías de los móviles. Ya tenemos bastante en las terrazas y en los bares como para tener que aguantar también el machaqueo en el autobús, el restaurante, o la oficina. Lo que ellos sienten por la canción del momento no es amor, lo suyo se llama obsesión.