Primero fue el pan integral, la sacarina, la leche desnatada...
Aburridos después de haber conseguido algo útil para la Humanidad, y puestos a apretarse los tornillos y llenarse los bolsillos, las batas blancas sacaron la Coca light, el Philadelphia light, y Cola Cao light.
En pleno siglo XXI, el reto es aún mayor y se adentra en el mundo animal: ratones SIN pelo, gatos que NO dan alergia,...
Pero en la vanguardia de todo este desenfreno de quitar la esencia de las cosas, (¿a quién demonios le apetece que el Cola Cao no tenga grumos?), el alcalde de Igualada decidió un día levantarse de su sillón con el bastón de mando bien sujeto y hacerse famoso.
Donde otros habían triunfado con frases como “Que te meto dos yoyas”, “Para chulo, chulo, mi pirulo” y “Lo juro, me acosté con el diestro y en la primera noche nos pegamos 7 polvos”, él se hizo un hueco con su bautismo laico.
Bueno, realmente lo hizo utilizando a un niño, a quien sin pretenderlo han convertido en el mayor niño-colleja potencial, y al que le inculcaron oficialmente, imagino que no gracias a la imposición de manos del alcalde, los valores de libertad, igualdad y respeto al niño. El emotivo acto estuvo acompañado de canciones y la lectura de un cuento (descarto Blancanieves, por su menosprecio a los pequeños, a los que solo llama por sus despectivos motes; y apunto a La Cenicienta por la lucha de clases que trasciende sus páginas, o El Flautista de Hamelin, para que el niño crezca sabiendo lo que es ser un líder).
Muy aburridos tenían que estar en ese pueblo para que a alguien se le ocurriera algo así. Supongo que, una vez iniciado el chico en la fe laica, a los 18 tendrá que decidir si jura la Constitución, la Carta de Derechos Humanos y el Protocolo de Kioto a modo de confirmación.
Atención que este alcalde promete superarse. Lo siguiente.... la paella sin arroz.
No comments:
Post a Comment