Monday, October 4

un lunes cualquiera



6:25 Suena el despertador. Después de un buen fin de semana en el que he dormido tan poco como en los anteriores, hay que madrugar. Hoy a las 8 empiezan las clases de inglés (debo perfeccionar mi Gelou, ai am Would) y no puedo llegar tarde.

Estoy muerto de hambre y de sed. ¡Mierda! ¿Quién coño se ha acabado el zumo de naranja? Me como un kiwi y voy corriendo al baño. Uyyy, qué bien se queda uno. Ahora a ducharme. Me desnudo y veo en el espejo una marca en el hombro que el médico no debería ver. ¿El médico? ¡Mierda otra vez! Hoy tengo reconocimiento y ya he desayunado ¿daré positivo en kiwi en el análisis de sangre? ¿Y con qué lleno ahora el bote de la muestra de orina si ya no me quedan cervezas del Carrefour?

7:15 Estoy en el Metro. Hace calor y tengo mucho sueño. Subo al tren, avanzamos dos estaciones y caemos en la casilla de la cárcel. Perdemos dos turnos y nos tenemos que bajar porque hay una avería. ¿Ya he dicho ¡mierda!?

8:20 Se arregla la avería. Mis compañeros de clase se estarán diciendo Good morning y yo me entretengo viendo pasar dos trenes en los que solo se adivinan manos y caras aplastadas contra los cristales. Se abren las puertas y ¡PLOP!, parece que hayan descorchado una botella de cava. Subo al tercer tren que pasa, maldiciendo y con ganas de romper algo.

8:50 Llego a la oficina. ¡Buenos días! le digo a mi jefe. "Would, necesito el presupuesto" contesta él. ¡Mierda, lo olvidé!

10:00 Estoy en la clínica listo para el reconocimiento médico.

11:40 Sigo listo para el reconocimiento, pero parece que soy el único que se ha dado cuenta. ¿Cómo puede ser que tengan a la gente con un bote caliente con su orina entre las manos y el estómago vacío desde las 6 y media de la mañana?

A mi derecha tengo una compañera de sufrimiento que me va a volver loco. Lleva desde que he llegado rascándose la cabeza. Ris-ras, ris-ras, ris-ras. Se va a meter el dedo por la nuca y lo va a sacar por la boca.

Hace un descanso con el dedo y comienza a dar golpecitos en el suelo con el tacón de los zapatos. TOC-TOC-TOC, TOC-TOC-TOC.

Y ahora todo junto: Ris-TOC-ras, ris-TOC-ras, ris-TOC-¡¡¡¡SEÑORA, POR DIOS!!!!

Enfrente tengo una pareja de unos 33 años. Él, que viene de acompañante, le mira a ella a los ojos, le habla a la orejilla y la besa en los labios... otra vez.... y otra... y... ¡por favor, que alguien me traiga un café solo! ¡Y sin azúcar, que el dulce me lo ponen estos dos!

En fin, que paso a la consulta, me tengo que desnudar, me meten algo en las orejas, me ponen un hierro helado en la espalda y me sacan la sangre. ¿Esos guantes no son para una exploración rectal, verdad?

Al menos me dice que mis 44 pulsaciones por minuto son buena señal y que al haber adelgazado 3 kilos me he quedado en mi peso ideal. Algo bueno tenía que pasar.

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