Friday, July 29

comprómata digital, el retorno

Me siento pequeño, pequeño. Pequeñérrimo. Enano del todo.

Me siento vencido y humillado.

Y sobre todo, no paro de acordarme de Mentiras Arriesgadas y del tío que se había hecho pasar por otro tipo para tirarse a Jamie Lee Curtis y que, recién descubierto, decía entre lágrimas y pis en los pantalones: "Soy un mierda. Miento para follar y encima no follo mucho".

Todo empezó hace más de dos semanas cuando uno de los planes que tenía para estas vacaciones se quedó colgado porque mi amigo-dueñodelacasa se quedaba sin vacaciones y por ende yo sin casa.

Fue alimentándose a principio de esta semana cuando tuve que confirmarle a mi hermana que no iría a verla a Alemania (la veré aquí estas dos semanas) porque así ahorraría dinero para cuando en septiembre tenga que rendir cuentas al banco.

Y continuó engordando ayer, cuando al bajar a tomar el desayuno pasé por un kiosco de los que tienen ocupada media acera entre películas, libros, y chochonas de regalo, y vi una revista de fotografía.

Entonces me acordé de que con el nuevo Windows el editor de fotos sirve para poco más que para ocupar memoria y que necesitaba algo que me resultase útil a la hora de personalizar fotos y arreglar las chapuzas que mis dedos muñón hacen con mi vieja cámara digital.

Me compré la revista, que traía un DVD de regalo con algunos programas demo, freeware, shareware y tupperware, y ya de paso aprovechaba el camino a casa para echarle un ojo a la revista, porque la fotografía es algo que de toda la vida me ha gustado y para lo que me hubiese gustado tener alguna dote más que las que tengo para criar tristes caballitos pony.

Pasé de las crines de los caballos a libélulas gigantes. De niñas llorando en las favelas de Buraco Quente a niños negros en los tejados de Nueva York. De tutorial de Photoshop a comparativa de cámaras para profesionales. De cámara Nikon a… nada. Ahí me quedé.

Click, click, click. Soy una modelo en una pasarela y mi cerebro ya no funciona.
Click, click, click. Soy Carol Anne y camino hacia la luz de los flashes.

El comprómata psicópata que llevo dentro (versión 1.0 y versión 2.0) se había activado y ya no había manera de pararle. Estaba buscando una excusa para convencer a mi yo racional, que había menguado al tamaño de un guisante, de que aquello era lo que me haría feliz el resto de mis días.

A los 2 minutos todo era lógico y encajaba, porque ya que no me iba a ir de vacaciones y no me iba a gastar el dinero; ya que mi vieja cámara hacía las fotos como poquita más calidad que la de mi abuelo; ya que tenía el software necesario para que mis fotos pudiesen disimular las zarpas del dueño; y ya que estaba con Internet encendido, ¿por qué no meterme en la primera página que Dwalks me dijese para buscarla y comprarme una?

Bien, pues ahora ya soy el nuevo propietario del combo Nikon 5900 + Funda + Tarjeta de Memoria, y me encuentro terriblemente excitado hasta que llegue el lunes y pueda ir a recogerla a Gran Vía. Pero me siento igualmente dolido por mi debilidad.

El caso es que sé que estoy haciendo algo mal porque el consumismo es el gozo del alma, y Kurt lo sabe.

Comprar libera, gastar sublima. Necesito de su guía espiritual.


PD: La primera foto que haga con la nueva cámara será expuesta en Silent Shouts para escarnio público.

Hoy: a pesar de todo, me siento Flex.

Thursday, July 28

desayuno con... hambre

Lo que más disfruto cuando salgo fuera de viaje, ya sea de trabajo o de vacaciones, son los desayunos.

Arramplar con el bufé, comerme un croissant con jamón y queso justo antes de una tostada de pan con tomate y jamón serrano como un portaviones de grande. Seguirlo de un cuenco de yogur natural con trozos de melón, pera, manzana y melocotón. Empapuzarlo todo con 4 o 5 zumos de naranja y rechazar cualquier café que no sea expréss es mi leit motiv en cuanto abro los ojos por la mañana.

Para terminar, el estoque lo da alguna napolitana de chocolate o caracola, si es que para entonces no estoy lleno por haberme comido un plato rebosante de revuelto con salchichas y bacon.

Y es que, para qué negarlo, soy un gordinflas.

Desayuno Would para 2 personas:


- Yoghourt de kiwi con cereales y un par de nueces.
- Zumo de naranjas de la huerta valenciana.
- Ginsurrodajas de nectarina, kiwi y plátano adornadas con un par de cerezas.
- Tomate raf con aceite de oliva virgen de 1º.
- Tostadas con el mismo aceite y sal, y con paté de jabugo de Sánchez Romero Carvajal.
- Tazonaco de leche para echarle Cola Cao a granel y tomarlo bien fresquito.


Hoy: acabo de subir de tomarme con Berlín un croissant a la plancha bien embadurnado de mantequilla y mermelada de melocotón. Rico, rico. Ah, y justo cuando salía me he cruzado con Dwalks y Elliot que iban a zamparse exactamente lo mismo.

Tuesday, July 26

Alaridos (o no tan silent shouts)

Hoy, cuando hablo, me parece escuchar a Leonard Cohen cantando Suzanne. Me gusto cuando hablo por teléfono con voz hipergrave, ya sea por haberme agarrado una melopea o por hacer los coros en los conciertos. Me encanta que las madres de mis amigos piensen que soy un tenor cuando en realidad soy quien dobla al inglés a Gracita Morales. (¡Señouito!)

Sin embargo, la razón de que esta vez tenga la voz que suene a tubo de escape de Harley Davidson, es que ayer estuve en el parque de la Warner con unos amigos, y que fue allí donde estuve pegando gritos del tipo "¡¡¡El escroto no cabe entre la cremallera!!!".

Como soy un cachondo, además de gritar de pánico en las montañas rusas, me dedicaba a gritar cada vez que nos subíamos en un cochecillo, cada vez que arrancaba y cada vez que terminaba. Sé que no tiene ni puñetera gracia, pero con los nervios de la gente es divertido jugar: les ves con las piernas colgando, balanceándolas adelante y atrás, con los nudillos blancos de apretar los agarres y les dices "¿Has oído ese clank? Creo que he visto caer un tornillo". Señalas hacia la mecánica del coche y para cuando vuelven a girar la cabeza para preguntarte dónde o llamarte gilipollas, ya tienes tu cara pegada a la suya y le deleitas con un "¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGHHHHHHH Gggh ggglll! Cof, cof", digno de cualquier película de terror de serie B.

Pero claro, como cachondo que soy, con eso no me bastaba y me dediqué a dar sustos a mis amigos en los laberintopasillos de las atracciones. El primero me quedó de vicio y mi amigo pegó un brinco grijander con los bracitos encogidos que estuve riéndome 10 minutos, así que me animé a por el segundo: "Con éste triunfo como la Mirinda", pensé.

Allá que fui, tercero de un grupo de 10, doblo una esquina, doblo otra y me escondo a esperar que en un segundo pasase una amiga mía.

Asoma su novio y le dejo pasar. La empiezo a ver salir a ella y me abalanzo con los brazos en alto y gritándole como en pleno concierto de Manowar justo antes de darme cuenta de que, en menos de dos segundos, una chica de unos 30 años había adelantado corriendo a todo mi grupo.

La pobre pegó un salto mortal carpado hacia atrás mientras también gritaba como haciéndome las segundas voces y con el corazón asomándole por encima de la lengua. En cuanto sus pies tocaron el suelo, salió corriendo hacia la entrada conmigo detrás diciéndole "Oye, ¡oye! Perdona, que me he equivocado", y la voz de un amigo al fondo llamándome.... "¡RIDÍCULO!".

(Hoy (sección en prueba): Me duelen todos los músculos y casi he necesitado una grúa para que me sacase de la cama. Aún estoy mareado.)

Thursday, July 21

cartomancia


Ayer no conseguí encontrar nada que llamase mi atención en la tele mientras hacía un repaso por vuestros blogs después de tomar unas cañas con los amigos. Nada en los 6 canales estatales y nada en los alternativos: locales, parabólicos y demás morralla hertziana.

Después de ver a la Carmen Sevilla de Bonn me detuve en una señora rubia Schwarzkopf de pelito corto y labios botoxizados que sonreía detrás de una mesa con velas y un mantel de Navidad.

Plas, plas, plas. La mujer, que se gana la vida con la cartomancia, va colocando los naipes sobre la mesa. Plas, plas, plas. “Niña, pues veo que a tu hijo no le va a ir mal en el trabajo” “No, está en una empresa grande y lleva ya unos meses” “Sí, lo veo. Tu hijo está en buena racha desde... ¿principios de año? Yo diría que sí. Además es muy listo y siempre está aprendiendo” “¿Y se va a quedar en este trabajo?” Plas, plas, plas. “Por ahora sí” “¿Y el mes que viene?” “Ah, eso ya no lo sé, niña. Habría que preguntar por el nombre de la empresa, y no creo que quieras decirlo”.

Preguntar a quién, ¿a Heraclio Fournier? ¿Le habla la Perejila a esta señora? “Yo no me preocupo viendo estas cartas, ¿sabes?” Yo sí.

“Hola Chus, bonita”, “Hola. Quería preguntar si me va a ir bien en el amor” “Dime el nombre de él, aunque te lo inventes”

Atención, pregunta: ¿Entonces, por qué no pudo la señora de antes haber dicho que su hijo trabajaba en la Coca Cola limpiando los botes de orín de rata, que la baraja habría adivinado la verdad? “LuisPlas, plas, plas. “No sé, niña no lo tienes claro”. Evidente, por eso llama. “Dime algo más. ¿Por qué no lo tienes claro?” “Hay una tercera persona. Su ex” Plas, plas, plas.“Sí, lo veo. Él está jugando con las dos. No te conviene. No es el padre de tus hijos, niña. A ése le conoces a principios del año que viene”.

Atención, pregunta: ¿Significa esto Chus no se va a casar con Luis ? Noooooo ¿Desde cuándo el padre tiene que ser el marido? Plas, plas, plas.

Apago la tele más asqueado que divertido, comprobando que la psicología de EGB sirve para engañar a gente desesperada a los que puede hacer mucho daño, además de sacarles los cuartos.

Me voy a mi habitación, saco la baraja, pienso en el nombre de la chica que me gusta y plas, plas, plas, hago un solitario* para ver si me corresponde.

*Solitario: juego de cartas para una sola persona. (¡Cochinos!)

Tuesday, July 19

Valeriano Sansegundo


Es viernes por la tarde y Berlín ha venido a buscarme para ir a pasar el fin de semana fuera. A pesar del miedo a echarnos a la carretera de Madrid un viernes por la tarde en sentido salida, vamos con la ilusión de dejar atrás la rutina.

Yo bajo tarde, como siempre, pero ya tengo lista mi selección musical para el viaje. Me ha costado mucho esfuerzo porque Berlín y yo escuchamos notas opuestas del pentagrama, pero construyo un pilar sólido con un par de bandas sonoras de las que se tamborilean con los dedos sobre el volante y el salpicadero, y algo de Air y Bebel Gilberto por si el viaje es de los de lluvia.

Atravesamos Madrid y la sierra sin apenas darnos cuenta y en tres parpadeos más nos hemos plantado en la casa donde vamos a pasar el fin de semana. Es un antiguo molino de agua que ha sido rehabilitado con un gusto exquisito que, sospecho, es de catálogo Rusticae.

A más de 5 kilómetros de cualquier foco de luz y respiración humana empezamos la primera noche tumbados en unas hamacas mirando las estrellas que en Madrid se esconden, abrigados con unas mantas y escuchando el croar de más de 100 ranas en la charca que se ha convertido el río asfixiado por la sequía.

De día nos levantamos y salimos a caminar por un monte de rocas grandes y encinas de todos los tamaños. Arañamos nuestras piernas descubiertas y hacemos sed bajo el sol. Pasamos la tarde en la ciudad, paseando más tranquilos y viendo divertidos el contraste que con el gris de la piedra que está por toda la ciudad, hacen los colores de los vestidos de las 3 bodas con las que nos cruzamos, especialmente el del traje de aquél señor que combinaba el color de su traje y su corbata con el de su Mercedes.

Antes de partir el último día, los caseros nos preguntan si nos gusta la gente de pueblo, y nosotros, que no sabemos, sonreímos con educación. Nos habla de un molinero que mantiene con vida el último molino de agua de la zona y nos aconseja pasar a verle y disfrutar de su guía y hospitalidad.

Cogemos el plano y salimos a buscarle. Llegamos al molino que está junto al río, que a esta altura sí tiene agua, y el molinero sale a nuestro encuentro.

Se llama Valeriano y hasta hace poco contaba con la ayuda de su hermano, pero ya se ha quedado solo, aunque tiene unas sobrinas que viven también en Madrid y que de vez en cuando vuelven para verle.

Nos acompaña orgulloso al interior de su molino y empieza a explicarnos su funcionamiento. Le ayudo a cargarse un saco de trigo a la espalda, que está derecha y blanca por la harina y lo vuelca en la tolva. Con un palo de madera abre la entrada de agua y luego coloca un saco vacío en la salida de las piedras para recoger el grano molido. Según cae, la recoge con una mano y me dice dónde debo ponerme para sacarle una buena foto. Me pregunta si estoy listo y empieza a dejar caer la harina lentamente de su mano al saco para que el movimiento se introduzca por la lente. Valeriano es un artista y se está gustando.

Nos enseña las camas de piedra de 1,60 de largo y de 0,60 de ancho donde antiguamente dormían los ayudantes. Nos enseña cómo es posible que el agua mueva las piedras. Nos enseña que la calidad de vida es algo más que tener una televisión de pantalla plana.

Nos despedimos de él mientras nos muestra una caja de fotos de gente que le ha ido a ver y que agradecidos, le envían sus recuerdos. Nos confiesa que no sabe por qué este año no han ido a las fiestas del pueblo de su hermana, al que Berlín y yo vamos a ir a comer. Le doy una propina por su amabilidad y para que pueda seguir diciéndole ilusionado al casero, “¡Mira qué bien lo hago! Si me dan dinerico y todo”.

Es hora de volver a Madrid .

Monday, July 18

intimidades

A pesar de lo mucho que llevo escrito en más de un año todavía no me he dado a conocer. No he dicho mucho de cómo soy en mi interior, qué sangre circula por mis venas o qué es lo que hace que me mueva.

Hoy me siento especialmente exhibicionista y me voy a abrir y voy a desvelar intimidades que nunca hubiese imaginado atreverme.

Los secretos están en mi interior y hoy los saco fuera:

“Observamos unos meniscos con señal y morfología normal. Los ligamentos cruzados están íntegros y en los colaterales no evidenciamos soluciones de continuidad ni signos de desinserción. El cartílago rotuliano tiene grosor conservado sin lesión del hueso subcondral.

Conclusión:
No evidenciamos imágenes de rotura meniscal ni ligamentosa en rodilla derecha.”

Y éstas son las pruebas:


Se trata de mi rodilla derecha tras mi segunda resonancia, una experiencia por la que todo el mundo debería pasar... con tapones.



Parece que los huesos encajan.



Y que tengo buen jamón, con sus vetas de grasa que le dan un sabor rico, rico.

Conclusión: A seguir tomando buenos alimentos porque si no deja de dolerme al menos se podrán hacer buenos bocadillos con ella.

Friday, July 15

desorientada

- ¿Qué hay Would, ya has terminado de entrenar?
- Sí, hoy había menos gente. Se ve que son los lunes cuando la sala se llena de arrepentidos.
- ¿Y qué tal todo, bien?
- Bien, me voy ahora a casa a prepararme la cena, si Dios tiene a bien iluminarme.
- Oye, ¿te importa cuidarme esto un minuto que tardo en ir a comprar tabaco al bar?
- Claro mujer, si ya sabes que soy como de la familia.
- Gracias cariño, enseguida vuelvo.

Sale por la puerta y yo me siento en la silla, detrás de la mesa de recepción, mientras elijo si leer una revista de cotilleos o de tíos requetemazados. ¿De verdad se puede sonreír mientras se levantan 140 kilos, o es Photoshop?

Antes de que pase un minuto, empiezo a oír golpes secos que vienen de la sala donde está la cabina vertical de rayos UVA. Es algo raro porque nunca antes había sonado como el coche de Chitty Chitty Bang Bang, pero tampoco le doy mucha importancia.

- ¿Señorita?
- …
- ¿¡Señorita!?
- …
- ¡¡Señorita!!
- …
- ¡¡¡¡¡SEÑORITA SÁQUEME DE AQUÍ QUE ESTOY ENCERRADA!!!!!

Me levanto de la silla asustado y abro la puerta, que por cierto nunca cierra porque tiene el pestillo estropeado, en plena actuación GEO. Analizo la situación: ropa de mujer colgada en las perchas, zapatillas de deporte en el suelo y cabina de rayos apagada, cerrada y con música de los early 70s. Vuelvo a salir de la habitación de puntillas para no asustar a la señora cuando consiga salir en pelotas de la cabina.

- ¿Oiga? Tranquilícese.
- ¿¿Y tú quién eres??
- Es que la chica ha salido un momento y me ha dejado a mí encargado.
- ¿Y CÓMO SE SALE DE AQUÍ, CHAVAL?
- Sólo tiene usted que empujar la puerta.
- Muy listo niño, pero es que estoy desorientada y no encuentro la puerta.
- ¿Pero qué ha estado haciendo ahí dentro para desorientarse, señora, si no hay ni un metro cuadrado para mover los pies?
- ¡¡¡¿DÓNDE ESTÁ LA PUERTA?!!!
- Únicamente abra abra los ojos y fíjese dónde se separan los tubos.
- ¿Qué quieres que me quede ciega o qué, imbécil?
- Si ya está apagada la máquina, no le va a hacer daño, tranquilícese.
- Que no, coño, que yo no abro los ojos. Antes muerta.
- Pues no sé, empuje a ver.
- […] Ayayayyay, ¡¡quema coño!!
- ¿Pero cuántos días lleva usted ahí dentro, por Dios, si huele a pelo quemado?
- ¿Y POR QUÉ NO ENTRAS A AYUDARME, HUEVÓN, QUE ME ESTÁS PONIENDO HISTÉRICA?
- Voy, pero dése la vuelta, que no la vea desnuda.
- ¿Y para dónde me voy la vuelta, de espaldas a la puerta que no sé dónde está?
- Joder, yo qué sé. Usted dése la vuelta que yo abro la cabina.
- ¿Así?
- …
- (voz lejana) ¡Ya he comprado el tabaco! ¿Would? […] ¡¡¿Qué haces Would?!!
- (susurro) Tssssch. Que hay una señora que se ha perdido en la cabina de rayos. Ábrela tú que yo me voy corriendo antes de que me vea.

Wednesday, July 13

freakismos


(Esto estaba perdido en borradores y lo he recuperado en plan obras póstumas. El por qué estaba allí es otra historia).

Este fin de semana me acerqué con un amigo a una tienda de cómics que queda cerca de mi casa. Estaba buscando unos cómics de Daredevil que le faltan para completar una colección que hacía de pequeño. Ahora colecciona películas, que es como más de su edad.

Desde hace unos años nos han ido acostumbrando a adaptaciones de comics al cine y siempre con éxito dispar. Algunos que aterrizaron con buen pie, como Batman, decidieron darse otra oportunidad para el fracaso y lo consiguieron. Recuerdo a Arnold Schwarzenegger (¿¿??)interpretando (¿¿??) el papel de malo en la más que prescindible secuela de Joel Schumacher. Referencia: es el mismo autor de la no menos prescindible "La Increíble Mujer Menguante".

Siempre que veo una película de estas me quedo asombrado porque esta gente, a pesar de vestir mallas como los tunos, ligan más con careta que sin ella. Sobre todo teniendo en cuenta de que estamos hablando de George Clooney y Ben Affleck. Será el encanto de lo misterioso.

Luego ligan mucho sí, pero sus historias de amor siempre salen mal, y es que lo de tener doble personalidad no debe ayudar mucho. Y entre las dobles personalidades, la que más me ha fascinado siempre ha sido la que permite el complejo desequilibrio mental de La Masa, un tipo capaz de descubrir la vacuna del cáncer, pero que si le tocan las pelotas rompe con todo, su camisa lo primero, y aquí paz y después gloria. Y a ver quién es el listo que le lleva la contraria a un tipo verde que cuando se enfada tiene la vena de la frente más grande tu muslo.

Y hablando de ropa, también es evidente que los superhéroes se han ido poniendo a la moda. Los trajes de lycra ajustados que aparecían en series como Batman junto a carteles de colores que decían ¡PUM!, ¡POW!, ¡PAM!, ¡ZAS!, ¡BANG! y ¡CATACRACK!, han dado paso a otros disfraces de látex con músculos de espuma cosidos a ellos, máscaras imposibles y maquillajes que no se veían ni en los conciertos de Kiss.

Personalmente, después de muchas películas de superhéroes, creo haber econtrado mi favorito: Halle Berry es Catwoman. Clase, peinado, ropa de cuero ajustada a una figura currada en infinitas horas de gimnasio, mirada seductora... el conjunto es inevitablemente cautivador. Y lo mejor de todo, me la podría llevar a cenar al Kabuki todas las noches, porque digo yo que, como a cualquier gato, le tiene que gustar el pescado, ¿no?

Monday, July 11

boda pop

Yo, que me jactaba de ser el decano de las bodas; de saber cuándo tocaba decir “Viva los novios”, cuándo “Que se besen”, cuándo “Los padrinos” y cuándo “Con lengua”; de saber cuándo podía uno levantarse a brindar por los novios, cuándo iba a sonar Paquito Chocolatero y cuándo el Follow the Leader.

Yo que sabía identificar el primo borracho que iba a acabar fregando el suelo con el chaqué y pensaba que todas las bodas eran un calco unas de otras, me he dado cuenta de que no tengo ni puta idea de qué va esto.

Llegó la boda de mi colega del gimnasio, una boda civil a la que yo fui sin Berlín porque sí y porque no pensaba encontrar más de dos personas conocidas y resultó que al final éramos casi 4.

La ceremonia se hizo en la misma finca que la celebración. Allí, debajo de un par de encinas y otro par de toldos, había dos grupos de sillas plegables colocadas de forma que dejaban un pasillo que conducía a la mesa del concejal detrás de otras dos sillas donde se sentarían los novios. Todo como en las películas americanas, todo muy bonito y todo muy blanco.

En esto que llega el novio y su familia, que se sienta en las sillas mientras los más jóvenes nos quedamos de pie en la parte de atrás no fuese que no saltase algún artículo de la ley para atizarnos en el hígado.

No mucho más tarde llega la novia con un vestido café con leche (lo siento si no soy fiel a la realidad, pero como hombre no tengo capacidad para distinguir más de 6 colores), y empezó a sonar la música.

¿Y qué tipo de música suena en una boda civil? Pues no lo sé, pero empezar la boda sintiendo un escalofrío por la raspa y cómo una gota de sudor helado caía por mi espalda porque pensaba que en lugar de la Marcha Nupcial estaba sonando la música de la boda de Kill Bill no parecía buen presagio. ¡Rediós!, pensé, ¡Aquí va a haber un baño de sangre!

Con los ojos aplatonados miro a mi colega de al lado (campeón de Madrid de culturismo amateur, ¡ja!) y después de escuchar unos cuantos silbidos de música del oeste, me dice “Tío, ¿no es esto de Sólo Ante el Peligro?” Joder que si lo era. Allí estaba mi amigo en el “altar” con una media sonrisa por haber dejado a todos los invitados con la boca abierta, y con otra otra media haciéndole un guiño a la novia.

Durante la ceremonia, una canción de los Doors nos permitió recuperar la respiración, pero para el final ya la teníamos todos otra vez contenida esperando a ver en qué iba a consistir el colofón. No hubo decepción, no, no la hubo. A los primeros acordes del We Are The Champions las sonrisas de los asistentes hicieron que los novios sintiesen que ése era su triunfo. Yo no sabía si quitarme la corbata y ondearla al viento o si gritar a voz en cuello ¡Viva la Reina!

No dejé de acordarme en todo momento de la boda que nos había contado un compañero de trabajo a Dwalks y a mí, en la que el suelo del salón de bodas se había abierto para que lentamente ascendiesen del subsuelo los novios y la tarta. Otro momento impagable. Otra colección de caras de idiotas.

Al final, hablando con el novio, me explicó que habían querido hacer algo distinto y divertido, y con alivio, le reconocí que había sido la boda más original a la que había tenido el gusto de ir.

Thursday, July 7

estereotipos

“Están todas buenas, Would
“¿Y ahora qué ha pasado?” Digo mientras me acerco a la ventana del gimnasio.
“Me estoy volviendo loco. Acaba de entrar una a ese portal que estaba de muerte y luego han entrado dos al supermercado que casi se me caen los ojos”.
“Es lo que tiene el verano, ya lo sabes, cuídatelo”.
“¡Mira, mira esa que sale de ahí!”
“¡Dios!”
“Qué tipazo, ¿eh?”
“Se va a romper la cadera como continúe andando así”.
“Esa seguro que es modelo. Mira cómo cruza las piernas”
“La calle es su pasarela, es una rompecuellos asesina”
“Espera, espera”
“¿Qué pasa, se le han cruzado demasiado las piernas y se ha roto sus maravillosos dientes blancos con la acera?”
“¡Que no, mira!”
“AAaaaaaaaaahh” decimos los dos al unísono mientras ella se sube al deportivo descapotable de su engominado novio.
"Venga anda, vamos dentro, no llores".

Tuesday, July 5

Arroz rice Reis ris


Después de recibir unos cuantos consejos de cómo preparar arroz voy a compartir mi receta, y estáis de enhorabuena porque no pienso cobraros por ella.

La motivación es muy importante. Lo primero que uno tiene que hacer es ponerse en situación: tarde de domingo caluroso, sin carreras de coches ni motos, con la espina dorsal rota sobre el sofá y las babas goteando en los cojines.

Se mezcla un pensamiento de “esta semana voy a pasar más hambre quel perrounciego” con 15 minutos de “Preparar sushi es fácil” que se ha grabado en la televisión pública unos días antes. Se agita bien y espuma el valor para levantarse del sofá encharcado.

En la cocina, los utensilios a utilizar son básicos:

- Una cacerola grande; (no esa no, una más grande,… no, no, ¿no la tienes más grande?);
- Y una cuchara de madera.

Las cantidades para una persona son, aquí va parte del secreto, las siguientes:

- Tres tazas de desayuno hasta arriba; (dijiste hambre, ¿no? Pues sé consecuente)
- Un chorreoncillo de aceite de oliva de 1º;
- Una pizquita de sal; y
- Agua hasta rellenar la cacerola hasta el borde. (Sí, sí, hasta el borde, que ya se irá en forma de humillo blanco).

El modo de preparación es único en España, tierra de arroces y conejos:

- Se lava 5 o 6 veces para que luego quede suelto y se calienta 5 minutos a fuego medio y 10 minutos a fuego lento lentérrimo.
- No hay por qué asustarse si esos quince minutos acaban siendo 45, ni si el agua empieza a hacer espuma y asomar por la tapa de la cacerola. No hay nada vivo dentro.
- Cuando la espuma empiece a desbordarse, se levanta la tapa de la cacerola. Cuando deje de hacer burbujitas se vuelve a tapar. Para ayudar se puede soplar un poco, fú fú, para asustarle.
- Se remueve la masa con la cuchara de madera para que las ahora 12 tazas de arroz no se peguen al fondo. También se puede practicar el baile de la mayonesa agarrando la cuchara con las dos manos, pero nunca, bajo ningún concepto, se le canta al arroz.
- Cuando no quepa ni una gota de agua ni un pelo de gamba, se apaga el fuego y se busca una fuente con forma y tamaño de estadio olímpico para hacer el trasvase.
- Se vuelca la mitad de la cacerola en la fuente y se vuelve a lavar y enfriar con agua. Se echa también agua fría en la cacerola para lavar la mitad restante y se escurre con la mano en el borde para que los granos de arroz no colapsen el sumidero.
- Quema, ¿eh? Bueno, después de tratar de enfriar la mano agitándola como si te acabases de dar un martillazo, se repite el proceso. Como no va a poder vaciarse todo el agua sin volcar el arroz en la pila, se acaba sacando a puñados, alguno de los cuales puede acabar directamente en la boca.
- Terminado el trasvase, se coge el estropajo y se hacen unos fondos de triceps sobre el fondo de la cacerola. Se frota mucho, hasta que el agua salga negra por el desgaste del acero de la cacerola. Se puede raspar con el cuchillo, pero siempre que sea de punta roma.

Secreto: la clave es no quitarle el ojo al arroz durante la hora que dura la cocción, vigilarlo como si tu propio hijo estuviese gateando por la barandilla de la terraza de una 6ª planta. Y darle amor, mucho amor.

Monday, July 4

piece of heaven

Estaba en calzoncillos con medio cuerpo fuera de la ventana cuando ha aparecido mi hermano por la puerta con su traje puesto. “Tú, chaval, ven a echarme una mano con esto”. Me vuelvo a meter en la habitación y voy detrás de él como un perrillo que sigue al amo que lleva el plato con la comida.

Salgo al descansillo y me encuentro que ha traído una caja de 1,60 metros de alto y que tiene fotografiado El Paraíso. “¿Cómo hacemos para meterlo?”, le pregunto. “Tú tira de las cintas”. “¿Y Dios qué piensa de esto?” “Calla y tira, idiota”.

Dicho y hecho, inclinamos la caja y empiezo tirar. A los dos segundos, “Oye Q, ¿sabías que estas cintas cortan mejor que los cuchillos Ginsu 2000 los pepinos y zanahorias? Recógeme los dedos, anda, que debes estar a punto de pisarlos”.

Después de meter la caja en la cocina, mi hermano saca unas tijeras, abre la caja y extrae unas cuantas piezas de corcho blanco del que usábamos de pequeños para hacer que, frotando una pieza con otra, nevase un agosto en Arganda. Cuando ya está todo fuera y yo estoy dando saltitos y palmas, conducimos el pedazo de cielo al salón, le sacamos la trompa a la calle y lo enchufamos. “¡Dale al menos, corre, dale al menos!” “Uuhuhuuuhuu, qué gustiiiito" "Mooooolaaa".

Me voy a por una camiseta, subo el volumen de la tele para superponerlo a los ronquidos que lanza el cubo mágico y me tumbo a disfrutar, mirándome los pies y moviendo los dedillos. Un oasis en Madrid, señora, ¡esto es un milagro!

PD: Y hablando de milagros, esta noche han venido mis padres y han acabado con mi dieta de arroz. Mañana intentaré ir al baño.

Friday, July 1

electrowould

Tenía 6 años la primera vez que chupé una pila de las cuadradas. Me lo enseñó uno de mis hermanos mayores, los mismos que me tiraban a los charcos o me sentaban desnudo en los radiadores.

Después de un par de sustos y chiribitas en los ojos, les cogí el gusto a esos calambrillos en la lengua. Enganchaban joder, no tanto como meter los dedos en el enchufe, pero enganchaban.

De niño rubito, cabezón y lamedor de pilas, pasé a pollastre moreno de 10 años que metía los dedos en el contacto de la puerta del ascensor para sentir cosquillas. Eso también me enganchó y lo hacía todas las mañanas al bajar a la calle para ir al cole. Zumo, galletas, leche con Cola Cao, y calambrazo era mi particular desayuno de los campeones.

Lamentablemente esos pequeños vicios me marcaron para siempre. Ahora, según palabras de Dwalks, soy un condensador humano y mi problema es que yo no tengo una toma de tierra. A él las preguntas.

Yo no necesito frotar los globos en la cabeza para que queden pegados al techo, yo me llevo chispazos cada vez que toco puertas de coches, de ascensores y objetos metálicos en general, hasta el punto de que se puede ver saltar un arco eléctrico si trato de abrir la puerta de mi casa a oscuras.

Yo soy el heredero directo de Benjamín Franklin, yo soy el tío ese blancucho de la peli que acaba corriendo en pelotas por un prado y cayéndole un rayo, yo soy el increíble hombre antena.

Y esto, además haberme convertido en una bombra de relojería para los ancianos delicados del corazón, me ha creado algún que otro trauma.

Una de mis mayores pesadillas es llegar a una entrevista de trabajo, que me hagan esperar y me ponga a dar paseos por la moqueta. Que al rato llegue el jefe a hacerme la entrevista, yo tense el brazo y lo levante lentamente como si tuviese una erección, estrechemos las manos, y el tipo se me caiga al suelo con los ojos en blanco y los pelos de punta echando humo sin tener tiempo de decir “¡Chispas, qué carácter!”