Me iba a poner a escribir acerca de mi última ayuda doméstica, pero ahora mismo se ha puesto a sonar un tango en el Ipod y no tengo otra cosa en la cabeza que agarrar a alguien y llevarle en volandas por los 6 metros de pasillo y al ritmo de lo de Gotan Project hasta estrellarnos con la puerta del salón. ¡Qué grande es la Argentina, ché!
Bueno, ya acabó y voy a lo que iba, que no es otra cosa que pedir a quien le pueda interesar que por favor no se piense que si se compra una casa nueva, yo voy a ser el súper de esos de las comunidades de vecinos de Miami que les arregla las cañerías, le hace los agujeros en la pared y le pone los enchufes, porque de pequeño aprendí a atarme los zapatos y el esfuerzo ya me dejó mareado.
Lamentablemente soy aún un niño costra que vive con sus padres, de los que creen que la ropa sale sola de la lavadora y se cuelga en las perchas con olor a suavizante, y que igual que hay neveras que hacen hielos, la mía hace yogures y cervezas. En mi casa se cuidan mucho de no quebrar mi inocencia porque saben que cuando me haga mayor alguna mujer, que son todas malas malas, se encargará de eso.
Eso no significa en absoluto que no haya hecho una mudanza en mi vida, sino más bien al contrario. Por mi experiencia podría dirigir una operación de transporte de muebles con y sin papeles en regla, con suministro de rollos de papel con burbujitas, carritos de los de llevar 8 cajas de 12 cartones de leche y furgonetas de apoyo. Como decía Ann, el día que me vaya a mi casa no pienso mover más de un dedo para, en plan La Creación de Miguel Ángel, decir dónde me tienen que colocar las cosas.
El domingo pasado tenía convocatoria de Elliot para ayudarle a poner el suelo en la cocina y el baño de su nueva casa, en los que había un terrazo tan “tan”, que retrotraía la casa a un siglo anterior a la publicación del primer número de Cosas de Casa. Vamos, que habían cogido el suelo que tenía mi abuela en la casa del pueblo, la que estaba entre los viñedos, y lo habían trasplantado a Chamberí. Solo faltaban que se apareciese la cara de Cristo en las humedades de las paredes.
El equipo de trabajo lo formábamos Elliot –todo voluntad y buen rollo-, Cris –la guapa experta ponedora de suelos-, Shelliot –la embarazadísima mujer de Elliot-, y yo, que había acudido allí al reclamo de “Necesitamos fuerza bruta, Would. Damos bien de comer”.
Llegué un poco tarde porque no hice caso de Elliot cuando me dijo “Cacho mendrugo, no vayas antes al gimnasio que vas a tener que currar mucho”, pero en cuanto llegué me puse manos a la obra: sacar del baño una columna de más de metro noventa de alto, sin puertas y con cerca de 35 frascos de cristal; sacar de la cocina la nevera de 1,85 x 1 y llena de la compra realizada el día anterior; hacerme un arañazo en la nariz por tratar de cortar un plástico con un cuchillo apuntando hacia arriba, y gastar medio rollo de papel del váter tratando de detener la hemorragia; apretar los tornillos de 5 cm de longitud en unos agujeros de 2 cm hasta la práctica luxación de la muñeca; levantar, en el sentido de inclinar hacia atrás 5 centímetros, la lavadora con una mano y el lavavajillas con la otra, etc.
Resumiendo, que el rollo de suelo Ikea que utilizó para la cocina venía más doblado que enrollado y que después de estirarlo más que la piel de la Preysler aún quedó con ondas, y todavía hay que someterle a otro lifting, y ya no sabremos si recuerda al mar o a Michael Jackson.
El suelo del baño, de los trozos que le faltaban, parecía un mosaico de los que se visitan en Túnez en el viaje del ecuador. De hecho, le recomendé poner un cartel en la puerta advirtiendo que se trataba de patrimonio de la humanidad y que quien se llevase alguna pieza sería perseguido por la ley.
Y en eso echamos todo el día, me libré de hacer agujeros, colgar cuadros y no sé cuántas más tareas que Elliot me tenía reservadas. Bueno, y también se libró él, claro.
Eso sí, ya le dije que no me iba a conformar con la cena, que también me tendría que pagar el fisio.
Tuesday, November 29
De charla con Morfeo
Era viernes a las 3 de la mañana y Berlín se quedaba adormilada con la cabeza apoyada sobre mis rodillas mientras yo se la acariciaba. Acabábamos de volver de salir con unos amigos. Ella había bailado y yo me había bebido un par de gintonics de macarraque a la vez que daba un par de golpes de hombro y otro par de cadera para hacer creer que lo mío es ritmo y no lo de Manolo García.
- ¿Qué vas a hacer mañana, vas al pueblo?, le pregunto.
- Sí, he quedado para tomar el aperitivo con mis amigos; contesta ella con los ojos cerrados.
Silencio más 1 minuto de masaje craneal.
- Bueno, yo tengo fútbol y me quedaré tomado cervezas.
- Ahá.
Silencio más 2 minutos masaje craneal.
- Oye, Berlín, vete a la cama, que te vas a quedar dormida.
- ¿Mmm? Uy, me he quedado dormida.
Se le cae un brazo de mis piernas y queda colgando.
- Berlín, que se te ha caído un brazo.
- ¿Dónde?
- ¿¿?? Al suelo, pero ya le he recogido y te lo he vuelto a encajar. No te preocupes.
- Ah, muchas gracias.
¿Mmmm?, Sí, sí, sí, ¡SÍ! ¿Quién no ha querido hablar con alguien mientras dormía y jugar un rato con él? Algo como: ¡Venga, imita una gallina para mí! ¿Qué me dijiste que era lo único con lo que te podría sobornar? O, ¿te acuerdas del día aquel que no te acompañé a IKEA porque tenía una comida familiar? Pues me quedé en casa jugando a la Play.
Lo malo es que el cerebro de alguien dormido tiene menos lógica que una película de David Lynch y la conversación acaba siendo un diálogo de besugos poco digno incluso del debate de Gran Hermano.
Pero lo peor no fue la desilusión que me llevé por no poder establecer un diálogo, sino el miedo que me da esa faceta inconsciente de los sonámbulos, sobre todo de los que duermen a mi lado y que ya me han dado más de un susto.
¿Es que la gente no vive suficiente por el día que tiene que darle más emociones a la noche? Sí, yo también me sé la respuesta.
- ¿Qué vas a hacer mañana, vas al pueblo?, le pregunto.
- Sí, he quedado para tomar el aperitivo con mis amigos; contesta ella con los ojos cerrados.
Silencio más 1 minuto de masaje craneal.
- Bueno, yo tengo fútbol y me quedaré tomado cervezas.
- Ahá.
Silencio más 2 minutos masaje craneal.
- Oye, Berlín, vete a la cama, que te vas a quedar dormida.
- ¿Mmm? Uy, me he quedado dormida.
Se le cae un brazo de mis piernas y queda colgando.
- Berlín, que se te ha caído un brazo.
- ¿Dónde?
- ¿¿?? Al suelo, pero ya le he recogido y te lo he vuelto a encajar. No te preocupes.
- Ah, muchas gracias.
¿Mmmm?, Sí, sí, sí, ¡SÍ! ¿Quién no ha querido hablar con alguien mientras dormía y jugar un rato con él? Algo como: ¡Venga, imita una gallina para mí! ¿Qué me dijiste que era lo único con lo que te podría sobornar? O, ¿te acuerdas del día aquel que no te acompañé a IKEA porque tenía una comida familiar? Pues me quedé en casa jugando a la Play.
Lo malo es que el cerebro de alguien dormido tiene menos lógica que una película de David Lynch y la conversación acaba siendo un diálogo de besugos poco digno incluso del debate de Gran Hermano.
Pero lo peor no fue la desilusión que me llevé por no poder establecer un diálogo, sino el miedo que me da esa faceta inconsciente de los sonámbulos, sobre todo de los que duermen a mi lado y que ya me han dado más de un susto.
¿Es que la gente no vive suficiente por el día que tiene que darle más emociones a la noche? Sí, yo también me sé la respuesta.
Tuesday, November 22
El reconocimiento
Un año más tengo que demostrar al FREMAP, a mi empresa y a mí mismo que soy apto para trabajar.
Es curioso que anteriormente hubiese querido utilizar esos mismos métodos para evidenciar mi falta de aptitud para hacer la mili, pero esa es otra historia.
Como el año anterior, el mismo día del reconocimiento, lo primero que hice fue desayunarme un tazonaco de Cola Cao y un kiwi, ayer puse el bote blanco de tapa roja encima de la cisterna del sanitario, y un folio con letras Arial 48 diciendo “NO COMAS NADA” sobre la mesa del desayuno. Mmmm, ahora que me leo, esto me ha quedado un poco Alicia en el País de las Maravillas .
No sabía yo lo que cuesta romper la rutina cuando uno está al 20% y lleva 4 años actuando como un autómata, y eso que alguna estación de más en el Metro me había dado una idea.
Esta vez he llegado a la clínica sin problemas. Bueno, eso si consigo obviar que se me ha vertido la mitad del líquido del boteblancodetaparoja por un empujón. ¿Es que hay algo más asqueroso? Sí, que eso caliente que te moja, no sea tuyo. Te jodes, empujota.
Allí me han tapado los ojos, me he desnudado dos veces de cintura para arriba, me han toqueteado la espalda, me han puesto ventosas en las tetas, y me han hecho tocar el suelo con las palmas de las manos y sin doblar las rodillas, pero como tenía el estómago vacío, no tenía ganas ni de sospechar.
También me han sacado sangre, me han golpeado con un martillo, me han metido cosas en las orejas. Es curioso lo que le dejas hacer a la gente solo porque llevan una bata blanca. Porque no es normal, no señor. Eso mismo te lo hace un tío por la calle y la mano abierta sale de paseo antes de que al tío se le contraiga el ojete viendo lo que se le viene encima.
En fin, que todo bien, y que lo mejor, la tostada con tomate que me he apretado después.
¡Hoy Dwalks ha vuelto de China!..... y allí se acordó de mí. ¡¡¡¡GRACIAS!!!!
Monday, November 21
La sociedad
No habrá partido político de momento. Juntarme con una panda de corruptos amantes del poder no iba a traer nada nuevo a la clase política, así que me la enfundo y me vuelvo por donde he venido. Lo siento por quienes depositaron sus esperanzas en el ilusionante proyecto (esperanzas muchas, céntimos ni uno), pero lo siento aún más porque tampoco he conseguido ni un chavo en soborno para retirar la candidatura, síntoma inequívoco de que asusté poco.
Sin embargo, otros planes siguen adelante. Para este sábado pasado, el futuro Consejo de Administración de la sociedad que tenemos en mente formar unos amigos, había convocado a la Junta General Extraordinaria de futuros accionistas.
La convocatoria decía textualmente: "La reunión habrá de celebrarse en el restaurante donde más mejor carnaza sirvan, y justo después se bajará la susodicha carnaza con no pocas copas de licor y bebidas alcohólicas", lo que suponía una inmejorable manera de sentar las bases.
Reunidos a la mesa, un abogado en ejercicio, un arquitecto, dos físicos, dos economistas, un ingeniero industrial y un menda. Un grupo que por su heterogeneidad podría perfectamente entrar en bloque en GH, o ser enviado a Marte para colonizarlo si no fuese porque nos extinguiríamos en la primera generación por nuestra incapacidad de reproducirnos asexualmente, al haber descartado por unanimidad en la primera reunión los injertos, la esporulación, la gemación, e incluso la partenogénesis*.
No tenía muy claro cómo transcurriría la reunión después de leer el orden del día y algunas cláusulas como:
"DERECHO DE INFORMACION
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 212 de la Ley de Sociedades Anónimas y demás normativa aplicable, se hace constar que a partir de la presente convocatoria cualquier accionista tiene derecho a pensar sobre el orden del día y nada más." Cosa que me parecía bastante nazi. Y
"DERECHO DE ASISTENCIA
Podrán asistir a la Junta General los futuros accionistas titulares de al menos una acción y todos aquellos que estén dispuestos a empujarse un chuletón como Dios manda." Cosa ésta que ya me parecía mejor porque yo a eso siempre estoy dispuesto.
Al final, tras seguir estrictamente el orden del día en un restaurante extremeño en el que nos comimos hasta la pezuña del jamón, nació el germen de futuras discordias y malos rollos, que es que quién nos manda, coño.
En fin, que no nos pase nada y que si nos pasa, que nos salude.
*Del griego παρθένος parthenos = virgen + γένεσις génesis (Autofecundación sin concurso masculino: los óvulos no necesitan ser fecundados por un espermatozoide para formar un nuevo individuo). Tened cuidado ahí fuera, chicas.
Sin embargo, otros planes siguen adelante. Para este sábado pasado, el futuro Consejo de Administración de la sociedad que tenemos en mente formar unos amigos, había convocado a la Junta General Extraordinaria de futuros accionistas.
La convocatoria decía textualmente: "La reunión habrá de celebrarse en el restaurante donde más mejor carnaza sirvan, y justo después se bajará la susodicha carnaza con no pocas copas de licor y bebidas alcohólicas", lo que suponía una inmejorable manera de sentar las bases.
Reunidos a la mesa, un abogado en ejercicio, un arquitecto, dos físicos, dos economistas, un ingeniero industrial y un menda. Un grupo que por su heterogeneidad podría perfectamente entrar en bloque en GH, o ser enviado a Marte para colonizarlo si no fuese porque nos extinguiríamos en la primera generación por nuestra incapacidad de reproducirnos asexualmente, al haber descartado por unanimidad en la primera reunión los injertos, la esporulación, la gemación, e incluso la partenogénesis*.
No tenía muy claro cómo transcurriría la reunión después de leer el orden del día y algunas cláusulas como:
"DERECHO DE INFORMACION
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 212 de la Ley de Sociedades Anónimas y demás normativa aplicable, se hace constar que a partir de la presente convocatoria cualquier accionista tiene derecho a pensar sobre el orden del día y nada más." Cosa que me parecía bastante nazi. Y
"DERECHO DE ASISTENCIA
Podrán asistir a la Junta General los futuros accionistas titulares de al menos una acción y todos aquellos que estén dispuestos a empujarse un chuletón como Dios manda." Cosa ésta que ya me parecía mejor porque yo a eso siempre estoy dispuesto.
Al final, tras seguir estrictamente el orden del día en un restaurante extremeño en el que nos comimos hasta la pezuña del jamón, nació el germen de futuras discordias y malos rollos, que es que quién nos manda, coño.
En fin, que no nos pase nada y que si nos pasa, que nos salude.
*Del griego παρθένος parthenos = virgen + γένεσις génesis (Autofecundación sin concurso masculino: los óvulos no necesitan ser fecundados por un espermatozoide para formar un nuevo individuo). Tened cuidado ahí fuera, chicas.
Tuesday, November 15
sopa castellana
Ya estoy liado otra vez. He vuelto a quedarme al frío y se me ha metido en el cuerpo el pelopincho ese del narizón rojo de Érase una vez la Vida, y me anda jodiendo por dentro.
Por supuesto que estoy otra vez comiendo todas las guarrerías de las que me abstengo durante el resto del año. ¿Quién quiere frenadoles cuando un Bonny o un Kinder Délice le calman los síntomas?
Creo que con el sentido del gusto y el olfato, pierdo también el común y los remordimientos. Soy capaz de tragarme una hamburguesa Director’s Choice, y elegir si la quiero muy hecha, poco hecha o en su punto; con patatas fritas o patatona asada; con ensalada de col o ensalada de lechuga; e incluso si me la quiero empujar con una Coca Cola normal, Light, sin cafeína, o Light sin cafeína. Pero soy incapaz de sentirme mal por ello, aunque sepa que debería.
Ayer tuve un momento malo en la oficina. Ojos con vida propia y que hartos de estar encerrados en las cuencas se tiraban hacia el monitor; presión en la cabeza como si estuviese viendo peces con lamparillas en las Fosas Marianas; con una castaña pilonga atravesada en la garganta; y unos calores que ni en un strip tease privado de la Jolie en los altos hornos de Vizcaya.
Sin embargo, al llegar a casa después de un primer día off-line en el que me aburrí como nunca, el exilio de Dwalks a China también tiene algo que ver, me tenían preparada tal sopa castellana con su pan, su jamón, su huevo, y su ajo, que se me saltaban las lágrimas de la emoción.
Creo que si alguien quiere de verdad a otra persona, debe demostrárselo preparándole una sopa castellana. No existe mayor prueba de amor.
Ayer dormí con una sonrisa en la boca. También con un ligero sabor a ajo, es cierto, pero con todo, sé que hoy me he levantado mejor persona. Y lo sé porque he dado los buenos días a las cinco primeras personas con que me he cruzado.
Menos mal que me lavé bien los dientes.
Por supuesto que estoy otra vez comiendo todas las guarrerías de las que me abstengo durante el resto del año. ¿Quién quiere frenadoles cuando un Bonny o un Kinder Délice le calman los síntomas?
Creo que con el sentido del gusto y el olfato, pierdo también el común y los remordimientos. Soy capaz de tragarme una hamburguesa Director’s Choice, y elegir si la quiero muy hecha, poco hecha o en su punto; con patatas fritas o patatona asada; con ensalada de col o ensalada de lechuga; e incluso si me la quiero empujar con una Coca Cola normal, Light, sin cafeína, o Light sin cafeína. Pero soy incapaz de sentirme mal por ello, aunque sepa que debería.
Ayer tuve un momento malo en la oficina. Ojos con vida propia y que hartos de estar encerrados en las cuencas se tiraban hacia el monitor; presión en la cabeza como si estuviese viendo peces con lamparillas en las Fosas Marianas; con una castaña pilonga atravesada en la garganta; y unos calores que ni en un strip tease privado de la Jolie en los altos hornos de Vizcaya.
Sin embargo, al llegar a casa después de un primer día off-line en el que me aburrí como nunca, el exilio de Dwalks a China también tiene algo que ver, me tenían preparada tal sopa castellana con su pan, su jamón, su huevo, y su ajo, que se me saltaban las lágrimas de la emoción.
Creo que si alguien quiere de verdad a otra persona, debe demostrárselo preparándole una sopa castellana. No existe mayor prueba de amor.
Ayer dormí con una sonrisa en la boca. También con un ligero sabor a ajo, es cierto, pero con todo, sé que hoy me he levantado mejor persona. Y lo sé porque he dado los buenos días a las cinco primeras personas con que me he cruzado.
Menos mal que me lavé bien los dientes.
Monday, November 14
El fin de un ciclo
Se separaron los Beatles, murió Bruce Lee, y se acabó la movida madrileña. Cayó el comunismo en Europa, murió Stanley Kubrick, y Maradona engordó 40 kilos.
Almodóvar dejó la canción y se forró con el cine, Montilla dejó los estudios y se hizo Ministro, y Milikito dejó los zapatones y se hizo llamar Emilio.
En el futuro próximo el Athletic fichará un brasileño, el ABC volverá a ser el Diario de la República, y George Lucas se dedicará al cine independiente.
Quizás algún día Nicole vuelva con Tom, Brad con Jennifer, y Bisbal con Chenoa. Y puede que Raúl Rivero se funda en un abrazo con Fidel Castro, George Bush con Michael Moore, y Parada con Carmen Sevilla.
A lo que me refiero es que, a Silent Shouts, le han hecho como a los animales a los que les ponen, en la zona de creación, un anillo de goma que impide que la sangre circule como es debido, de manera que probablemente no en mucho tiempo, las ligas corten totalmente la circulación produciendo una hemostasis en el área, y la consiguiente necrosis. Lo que viene a ser lo mismo que si a tu gato le atas un cordón en las pelotas y pegas un buen tirón.
Y a mis comments les han hecho lo que se hace a los motores para que corran menos: les han acortado el recorrido del acelerador y les han puesto un tabique en la toma del carburador, de manera que han reducido su potencia a una décima parte y probablemente acabe ahogando el motor. Esto significa que en adelante mis apariciones por bloguilandia serán más jodidas que las fiestas de Kate Moss con Naomi Campbell, con lo que me gustaba mi papel de azote del buenrollismo que luego promovía en mi blog.
Buscando metáforas para evitar decir lo que me ha ocurrido, también contaba que puede que algún día recupere mis buenas relaciones con los grises, y me permitan volver a expresarme libremente, pero entre tanto me reduzco a la escritura infrecuente en el exilio, intentando que no suceda que un día me olvide de esto, y de quien incluso ha enviado ofertas para que lo publique desde la clandestinidad. (Manuela, has vuelto a beber).
Castrated, castré, castrate, кастрировано, gecastreerd, ευνουχισμένος... Vamos, que no me gusta la palabra porque se me encogen pelotas al oírla, pero sí, que me han capado.
Tuesday, November 8
En las próximas elecciones, vota
En una reunión de los amigos de toda la vida, nos pusimos a arreglar el mundo y estuvimos a punto de dejarlo por imposible porque hay demasiado trabajo que hacer y a nosotros lo que más nos gusta cuando nos juntamos es comer carne y beber pelóticos. Todo muy primario pero igualmente satisfactorio.
Como somos gente muy emprendedora, casi desde que se nos cayeron los dientes de leche hemos tenido en mente montar un negocio juntos.
Viciados por la idea de que hay más gente que hace concurso de engullimiento en el buffet, o que cuando llega al restaurante no mira los entrantes sino que pide "De todo, dos", la propuesta que más ha triunfado ha sido la de montar un negocio de restauración, ¡por encima incluso de la de alquilar gafas graduadas en los espectáculos (cines, teatros, estadios de fútbol...)! Por cierto, que si alguien quiere lucrarse con este chollo, debe primero hablar con Sebas para pedirle los derechos de la idea y llevar mucha panoja porque tiene la cabeza muy dura.
Después de mucho discutir alternativas, por fin hemos dado con la clave: Lo que por siempre va a hacernos famosos (mucho) y ricos (más), va a ser montar un partido político.
El primer paso va a ser fácil, empezaremos por las elecciones autonómicas, presentándonos a la alcaldía de Madrid y a la presidencia de la Comunidad.
Aquí está todo el mundo harto de las zanjas, de que cierren los locales a las 3 de la mañana, de que no dejen que los chinos vendan alcohol a partir de las 22:00, y de que se nos pida paciencia para soportar los infinitos atascos. Y como quiera que la oposición es tan inútil que es incapaz de gobernar incluso ganando las elecciones (ver en página 63 "El Tamayazo"), pues la confianza del ciudadano está por los suelos, lugar de donde nosotros la recogeremos con proyectos ilusionantes como la gratuidad del transporte público, la vuelta a las calles de los manteros, la declaración de Gallardón como persona non-grata y el soterramiento de su vivienda bajo un nuevo ramal de la M-30, y la expropiación de los bienes de la Familia Real donde instalaríamos nuestras oficinas.
Sé que es un buen comienzo, y que con poco que divulguemos nuestro programa, las próximas elecciones son nuestras.
Después, y con una buena gestión autonómica, podríamos dar el salto a nivel nacional de nacionales, donde la cosita está aún peor. Y aunque no hemos pensado aún cuál será nuestro programa, como Ministro de Agricultura en potencia, ya he dado alguna idea que quizás no nos permita ganar votos, pero seguro que mejorará las condiciones de negociación en conflictos.
Por ejemplo, autorizar a la policía a utilizar piedras y tirachinas cuando sean agredidos de esta manera en manifestaciones de armadores y mineros; a rajar las ruedas de los camioneros que colapsen las carreteras para revindicarse, o montarles barricadas con palets ardiendo (no, LM, quemarles los camiones ya me parece una pasada); bloquear la entrada a los puertos de los pesqueros que vuelvan cargados tras faenar en alta mar hasta que se les pudra la mercancía; perder sistemáticamente las maletas de los controladores aéreos; y llenar de basura las casas de los huelguistas de la limpieza de hospitales que tiren mierda por los pasillos.
Quizás de esta manera acabarían el chantaje, las subvenciones al trabajo (¿a ti te pagan el gasoil para ir a currar, no verdad?), y la tontería, que ya está bien y siempre pagamos los mismos.
De momento, solo pedimos un espacio televisivo en la franja de propaganda electoral y en horario de máxima audiencia para difundir nuestro programa. Aquí queda, por lo tanto, la petición para ser leída por quien corresponda. Mientras tanto, se admiten aportaciones económicas que serán corruptélicamente recompensadas una vez en el poder.
Gracias.
Como somos gente muy emprendedora, casi desde que se nos cayeron los dientes de leche hemos tenido en mente montar un negocio juntos.
Viciados por la idea de que hay más gente que hace concurso de engullimiento en el buffet, o que cuando llega al restaurante no mira los entrantes sino que pide "De todo, dos", la propuesta que más ha triunfado ha sido la de montar un negocio de restauración, ¡por encima incluso de la de alquilar gafas graduadas en los espectáculos (cines, teatros, estadios de fútbol...)! Por cierto, que si alguien quiere lucrarse con este chollo, debe primero hablar con Sebas para pedirle los derechos de la idea y llevar mucha panoja porque tiene la cabeza muy dura.
Después de mucho discutir alternativas, por fin hemos dado con la clave: Lo que por siempre va a hacernos famosos (mucho) y ricos (más), va a ser montar un partido político.
El primer paso va a ser fácil, empezaremos por las elecciones autonómicas, presentándonos a la alcaldía de Madrid y a la presidencia de la Comunidad.
Aquí está todo el mundo harto de las zanjas, de que cierren los locales a las 3 de la mañana, de que no dejen que los chinos vendan alcohol a partir de las 22:00, y de que se nos pida paciencia para soportar los infinitos atascos. Y como quiera que la oposición es tan inútil que es incapaz de gobernar incluso ganando las elecciones (ver en página 63 "El Tamayazo"), pues la confianza del ciudadano está por los suelos, lugar de donde nosotros la recogeremos con proyectos ilusionantes como la gratuidad del transporte público, la vuelta a las calles de los manteros, la declaración de Gallardón como persona non-grata y el soterramiento de su vivienda bajo un nuevo ramal de la M-30, y la expropiación de los bienes de la Familia Real donde instalaríamos nuestras oficinas.
Sé que es un buen comienzo, y que con poco que divulguemos nuestro programa, las próximas elecciones son nuestras.
Después, y con una buena gestión autonómica, podríamos dar el salto a nivel nacional de nacionales, donde la cosita está aún peor. Y aunque no hemos pensado aún cuál será nuestro programa, como Ministro de Agricultura en potencia, ya he dado alguna idea que quizás no nos permita ganar votos, pero seguro que mejorará las condiciones de negociación en conflictos.
Por ejemplo, autorizar a la policía a utilizar piedras y tirachinas cuando sean agredidos de esta manera en manifestaciones de armadores y mineros; a rajar las ruedas de los camioneros que colapsen las carreteras para revindicarse, o montarles barricadas con palets ardiendo (no, LM, quemarles los camiones ya me parece una pasada); bloquear la entrada a los puertos de los pesqueros que vuelvan cargados tras faenar en alta mar hasta que se les pudra la mercancía; perder sistemáticamente las maletas de los controladores aéreos; y llenar de basura las casas de los huelguistas de la limpieza de hospitales que tiren mierda por los pasillos.
Quizás de esta manera acabarían el chantaje, las subvenciones al trabajo (¿a ti te pagan el gasoil para ir a currar, no verdad?), y la tontería, que ya está bien y siempre pagamos los mismos.
De momento, solo pedimos un espacio televisivo en la franja de propaganda electoral y en horario de máxima audiencia para difundir nuestro programa. Aquí queda, por lo tanto, la petición para ser leída por quien corresponda. Mientras tanto, se admiten aportaciones económicas que serán corruptélicamente recompensadas una vez en el poder.
Gracias.
Monday, November 7
My private Orange experience
Era viernes, y ya sin cabreo fui con Berlín a comer a "Divina la Cocina" o "Divina la Comida" o "Divina la Tocina". No sé, a un restaurante que hay en Chueca y que por 12 euros se come muy bien y muy tranquilo, y del que puedo recomendar el pudín de espinacas sin miedo a equivocarme.
Después fuimos a comprar algo de ropa. Pisé H&M y arrasé un poquito. Compré 2 chamarritas tipo las que venden, una bufanda a rayas y un gorro para mantener un correcto balance de temperatura intra-extracraneal cuando lleve el pelo corto.
Un conjunto otoño-invierno muy Semana Fantástica, pero que en mi casa despertó comentarios como: "'Amos no me jodas. ¿Y tus amigos visten así también?" Y "Espera que me seque las lágrimas antes de que te pruebes lo último". Alguien debería dejar de ver Cuéntame y las reposiciones de Cine de Barrio, familia.
Cuando llegué a mi casa estaba rendido, pero después de un mes en el que por mis viajes y estreses no había ido al gimnasio, me obligué a ponerme el pantalón corto y salir a crear agujetas, objetivo 200% cumplido. Una vez allí, recibí una llamada de Dwalks, que estaba por Alonso Martínez. Como hacía mucho que no me tomaba unas copas con él, Agr. y Elza, me animé y allá que fui.
Tras un breve avituallamiento en el que coincidimos con Emma Suárez y un argentino con el que estaba y que debe ser muy guay porque le conocían todos menos yo, decidimos ir al Naranja.
Allí estaba Tony, a quien no había visto nunca pero identifiqué, antes de que Dwalks le encontrase, gracias al grito de “¡¡¡¡Kyliiiiieee!!!!!” mientras hacía algo muy Power Ranger con una muñequera negra que llevaba. Il Tornado se va a Milán, que se preparen.
Al ritmo de lo de Warrior y con unos magníficos gintonics a unos aún más magníficos chiquiprecios, conocí a La Niña, y vi a M., que llegó 20 minutos antes del cierre y a Ann, que llegó aún más tarde y con quien descubrí que me une un extraño vínculo cuasi-familiar. Apenas pude hablar con nadie, porque allí se conocen todos y la conversaciones duran 1 minuto máximo antes de que se oiga un “¡¡Hooombreeee, ¿qué tal?!!”, y te quedes mirando la pared con la copa en la mano.
Para acabar la noche fuimos Dwalks, Elza y yo a la sala El Sol, donde va la gente más fea que he visto en mi vida. Ahora sé que fue allí donde grabaron la escena del bar de la Guerra de las Galaxias y que el viernes solo faltaba el bicho azul de orejas de elefante tocando la trompeta. Eso sí, me reí como no lo había hecho en mucho tiempo con una salida de Dwalks con un borracho que estaba molestando a Elza. ¡Qué grande!
Después fuimos a comprar algo de ropa. Pisé H&M y arrasé un poquito. Compré 2 chamarritas tipo las que venden, una bufanda a rayas y un gorro para mantener un correcto balance de temperatura intra-extracraneal cuando lleve el pelo corto.
Un conjunto otoño-invierno muy Semana Fantástica, pero que en mi casa despertó comentarios como: "'Amos no me jodas. ¿Y tus amigos visten así también?" Y "Espera que me seque las lágrimas antes de que te pruebes lo último". Alguien debería dejar de ver Cuéntame y las reposiciones de Cine de Barrio, familia.
Cuando llegué a mi casa estaba rendido, pero después de un mes en el que por mis viajes y estreses no había ido al gimnasio, me obligué a ponerme el pantalón corto y salir a crear agujetas, objetivo 200% cumplido. Una vez allí, recibí una llamada de Dwalks, que estaba por Alonso Martínez. Como hacía mucho que no me tomaba unas copas con él, Agr. y Elza, me animé y allá que fui.
Tras un breve avituallamiento en el que coincidimos con Emma Suárez y un argentino con el que estaba y que debe ser muy guay porque le conocían todos menos yo, decidimos ir al Naranja.
Allí estaba Tony, a quien no había visto nunca pero identifiqué, antes de que Dwalks le encontrase, gracias al grito de “¡¡¡¡Kyliiiiieee!!!!!” mientras hacía algo muy Power Ranger con una muñequera negra que llevaba. Il Tornado se va a Milán, que se preparen.
Al ritmo de lo de Warrior y con unos magníficos gintonics a unos aún más magníficos chiquiprecios, conocí a La Niña, y vi a M., que llegó 20 minutos antes del cierre y a Ann, que llegó aún más tarde y con quien descubrí que me une un extraño vínculo cuasi-familiar. Apenas pude hablar con nadie, porque allí se conocen todos y la conversaciones duran 1 minuto máximo antes de que se oiga un “¡¡Hooombreeee, ¿qué tal?!!”, y te quedes mirando la pared con la copa en la mano.
Para acabar la noche fuimos Dwalks, Elza y yo a la sala El Sol, donde va la gente más fea que he visto en mi vida. Ahora sé que fue allí donde grabaron la escena del bar de la Guerra de las Galaxias y que el viernes solo faltaba el bicho azul de orejas de elefante tocando la trompeta. Eso sí, me reí como no lo había hecho en mucho tiempo con una salida de Dwalks con un borracho que estaba molestando a Elza. ¡Qué grande!
Friday, November 4
Cuando se me disparan las pulsaciones
Se acerca el fin de semana, así, rapidito que es gerundio. Esta semana ya está terminando y en el horizonte asoman alegres exaltaciones de la amistad en comunión con los gintonics.
A pesar de haber sido una semana corta, está siendo una semana de mierda. Y me explico. Cuando poniendo una botella de agua vacía encima de la mesa, se llena de vaho por dentro y cuando la abres hace un pssffffffff, parecido a la gaseosa, ¿eso es que hace calor aquí, no? Pues talmente es mi infierno.
Desde el viernes pasado estoy sin servidor. Para los ultras del lenguaje políticamente correcto, y porque estoy de muy mala hostia, explico que cuando me refiero a servidor, no hablo de chacha moderna ni de esclavo desencadenado, que veo que me la liáis. Sin servidor no puedo hacer el 90% de mi trabajo, y ya he hecho limpieza de papeles, ordenado la mesa, colocado los bolígrafos y sacado todos los pelos del teclado (¿cómo es posible que haya tantos estando a medio metro de mi cabeza?), y ya no sé qué más hacer. Creo que voy a empezar a morder a la gente de mi alrededor para pasar el rato.
Y luego aparece quien makes my day. Y a este sí que me dan ganas de mearle en los zapatos y pegarle un chicle de regaliz en el pelo si lo tuviera o tuviese (el pelo, no el chicle), pero me contengo. Respiro hondo, cuento hasta diez, sigo mentalmente el Steam Machine de Daft Punk viéndome a mí mismo echando humo por las orejas, y ya está. Se pasó. Cada uno en su puta casa y ron en la de todos.
Fin.
PD: Por primera vez utilizo el blog como vía de escape de mi mala hostia, creo, y siento que alguien lea esto y le provoque malrollismo, pero hoy es lo que hay. Quizás mañana...
Wednesday, November 2
Crónica cultureta
La semana pasada, el mismo día que volvía de Bruselas, me acerqué con J. a ver la inauguración de la exposición de Palazuelo en el Reina Sofía. Yo no voy nunca, pero después de todo lo que J. me había contado sobre el burguesismo ilustrado que rodea a estos acontecimientos, que incluye topicazos como el señor con monóculo y mujer con visón en agosto, me apetecía dar una vuelta y me apunté por mail.
Concretamos en que él debía venir a buscarme a la salida del trabajo porque llevaba coche, trabajo cerca del museo y andaba con la maleta llena de mala leche y ropa sucia y arrugada.
Nuestra misión era ir a ver la expo, ver niñas pijas, tomarnos unas cervezas comentando el nivel de ambas y volvernos a casa. Pero como quiera que él salía tarde de trabajar y que no me apetecía camelarme a las chicas que recogen las invitaciones por muy guapas que sean, me atufé de mala manera en la oficina esperándole, más que nada porque tampoco creo que las muchachas acabasen de creer que J. había invitado a alguien con pelos en las tetas.
Esperaba no desentonar con mi traje de raya diplomática con el que había volado, y al que por aquello de darle un toque casual, decidí no estirar para quitarle las arrugas. Aunque yo seguía inseguro:
W: Oye, creo que voy bien para mantener tu prestigio. ¿Me echo colonia?
J: Depende de lo cerdo que vayas. ¿Qué vienes de Bruselas o de una granja?
W: No sabría decirte.
J: Ve normal, coño. Por cierto, a las cañas nos invita el museo que para eso le pago. Si hay suerte hay jamón, pero suele haber hostias. No veas qué codazos mete la crème de la intelectualidad.
Y tal cual, oye, que nos tuvimos que tomar las cañas en un bar que quedaba cerca porque además de llegar tarde nos practicaron marcajes individuales y bloqueos en zona y no pudimos llegar ni a las cervezas ni al jamón. ¡Qué decepción! ¿Y ese meñique extendido? ¿Y esos botes de laca? ¿Y la pedrería? Es lo que tiene la universalización de la cultura, que se te cuela gente como yo.
Por cierto, la exposición bien. Incluso, me estoy planteando hacerme "Amigo del MNCARS", aunque creo que ahora mismo estoy influenciado por mis ganas de demostrarles quién soy yo, ahora que sé quienes son ellos, en un buffet. Se van a cagar.
Concretamos en que él debía venir a buscarme a la salida del trabajo porque llevaba coche, trabajo cerca del museo y andaba con la maleta llena de mala leche y ropa sucia y arrugada.
Nuestra misión era ir a ver la expo, ver niñas pijas, tomarnos unas cervezas comentando el nivel de ambas y volvernos a casa. Pero como quiera que él salía tarde de trabajar y que no me apetecía camelarme a las chicas que recogen las invitaciones por muy guapas que sean, me atufé de mala manera en la oficina esperándole, más que nada porque tampoco creo que las muchachas acabasen de creer que J. había invitado a alguien con pelos en las tetas.
Esperaba no desentonar con mi traje de raya diplomática con el que había volado, y al que por aquello de darle un toque casual, decidí no estirar para quitarle las arrugas. Aunque yo seguía inseguro:
W: Oye, creo que voy bien para mantener tu prestigio. ¿Me echo colonia?
J: Depende de lo cerdo que vayas. ¿Qué vienes de Bruselas o de una granja?
W: No sabría decirte.
J: Ve normal, coño. Por cierto, a las cañas nos invita el museo que para eso le pago. Si hay suerte hay jamón, pero suele haber hostias. No veas qué codazos mete la crème de la intelectualidad.
Y tal cual, oye, que nos tuvimos que tomar las cañas en un bar que quedaba cerca porque además de llegar tarde nos practicaron marcajes individuales y bloqueos en zona y no pudimos llegar ni a las cervezas ni al jamón. ¡Qué decepción! ¿Y ese meñique extendido? ¿Y esos botes de laca? ¿Y la pedrería? Es lo que tiene la universalización de la cultura, que se te cuela gente como yo.
Por cierto, la exposición bien. Incluso, me estoy planteando hacerme "Amigo del MNCARS", aunque creo que ahora mismo estoy influenciado por mis ganas de demostrarles quién soy yo, ahora que sé quienes son ellos, en un buffet. Se van a cagar.
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