Monday, January 29

Saccharomyces, Aspergillus y Neurosporas

En un principio iba a separar la crónica exclusivamente musical del viernes, de la crónica social, en la que iba a contar la segunda parte de los conciertismos con la pedazo de fiesta que nos pegamos, entre otros, Iván, Dwalks (que se apuntó a los conciertos a última hora), FMG (un amigo de Iván tan remajo como él) y yo. Una fiesta que empezó a cervezazos en Moby Dick, pasó por un decepcionante The Room en el que el tunning capilar predominaba sobre el buen gusto, y que terminó en el Nasti, donde bailamos de jitazo tras jitazo, y donde acabé estrechando la mano de todos los que habían actuado esa noche en el Moby Dick, que yo cuando me pongo de fan quinceañera, me sale hasta acné.

Hay montones de anécdotas que aderezarían estupendamente ese arroz chino de las 6 y media de la mañana, o esos pantalones a la cerveza que me sirvió Dwalks, pero como seguro que ellos lo cuentan mejor porque iban menos borrachos y tienen más gracia, en sus manos dejo la crónica. Lo único que añadiré por mi parte es la envidia que me dio Dwalks porque mujer a la que se acerca, mujer que cae rendida a sus pies, e Iván por la cantidad de gente que ya conoce en Madrid, y por lo que molan todos ellos.

Dejando de lado el aspecto lúdico festivo, que está muy bien pero en la vida no todo es jarana, voy a dar unos consejos para que no os pase como a mí, que llevo todo el día en la cama porque los dos días que llevo sin mi madre han sido suficientes para que me envenene y pase el tiempo ideando la manera de sondarme para no tener que salir de la cama, que hace frío.

Los consejos son muy básicos y se reducen, como los diez mandamientos, en dos: no comerás alimentos con moho, y huirás de los productos caducados sobre todas las cosas.

Hace un par de semanas sufrí una pequeña intoxicación porque por la mañana habíamos abierto en mi casa un paquete de huevo hilado, y por la tarde, habiéndolo guardado en la nevera, ya tenía sus colonias fúngicas, verdes y pelusonas. Como no daba crédito a que en unas horas se hubiese podido poner malo, decidí retirar los trozos con moho y comerme el resto con cierta cara de asco, porque aún sin tener colorcillo grisáceo, sabía bastante a moho.

Este domingo me levanté a eso de las doce, me duché y, mientras bajaba a por los periódicos, Berlín preparaba el desayuno: unas tostadas con casi de todo lo que le quedaba en la nevera. Esto es, paté de anchoa, mantequilla en paquetes individuales, mermelada de ciruela en paquetes individuales (esto parece el desayuno de un avión), y mermelada de tomate (una mermelada que habíamos comprado hacía casi dos años en un viaje que hicimos la Vera).

Al abrir el bote de mermelada de tomate, Berlín me avisó de que se había puesto malo, que había dos pegotones de moho en la tapa. Yo probé la mermelada con la punta del cuchillo y me supo buena, así que dije: “Está buena”. También dije: “Me pongo dos tostadas con ella, friego la tapa y la volvemos a guardar en la nevera”. Y así lo hice, que Berlín tiene miedo a llevarme la contraria desde que le maté al gato.

Ya que al parecer no había aprendido en la universidad cuando estudié el daño que pueden hacer los mohos al hígado, podía haber aprendido de mi reciente experiencia con el huevo hilado, pero tampoco. Borriquín, borriquín.

El caso es que tres horas después estaba ya con retortijones, y a las 8 de la tarde me estaba metiendo en la cama con tiritonas y los pies helados, que no conseguí entrar en calor hasta las 00:30, y a partir de entonces, cada dos horas al baño a ver qué tal iba todo por allí. Me he convertido en el celador del váter.

Hoy no he ido a trabajar porque me dolían todos los músculos, y hasta por la tarde no he podido leer, ni ver la tele. Así que, niños y niñas, no comáis cosas en mal estado, porque saltarse el cole está guay, pero morirse con muchos dolores es una mierda, y perderse el programa de Ana Rosa para una vez que se puede ver, también.

Secret Society + Bigott + Big City

El viernes había quedado con Iván, la mejor importación que ha hecho Madrid en los últimos diez años, y la Mujer Tirita a las 21:00 en la puerta del Moby Dick, donde The Secret Society, Bigott y Big City, iban a dar un concierto. Llegué puntual, contrariamente a lo que suele ser habitual en mí, y al no encontrar a nadie me fui a un bar de Orense que conozco de otros tiempos y en el que ponen buenas tapas.

Me dio tiempo a tomar unos botellines antes de que apareciesen Iván y Macnu, su compañera de piso con quien tuve una entrada triunfal. “Hola, soy Would. Uy, mira, y ese es tu teléfono móvil descojonándose por los suelos de un manotazo. ¡Qué bien, eh!”

Como hacía frío, nos metimos para dentro comprobando que el móvil seguía funcionando, y mientras nos pedíamos unas cervezas empezó a tocar Secret Society, invitado a la fiesta de presentación de los discos de Bigott y de Big City.

Al ser tres los grupos que actuaban esa noche, Secret Society tuvo que empezar mientras la sala comenzaba a llenarse. Ya les había visto en el Costello el sábado de la semana anterior, pero aquella vez me supo a poco y me había quedado con ganas de mucho más. Además, esta vez la banda estaba al completo y el sonido de la guitarra de Pepo estaba más arropado.


The Secret Society

De izqda. a dcha. Pepo, Perruca escondido detrás de Javi Vicente, y Frank Rudow.

Hubo un momento intensos, cuando como si de Rafa Nadal se tratase, a Pepo le dio por romper las cuerdas de la guitarra; y entrañables, cuando entre todos le cantamos el cumpleaños feliz a Perruca campeón (el enorme batería que ocasionalmente toca la percusión con escobillas del váter), e Iván y yo esparcimos un poco de confetti por el escenario y por la sala. Eso sí, eché de menos City Lights, que en directo es un trallazo.

El siguiente de la terna fue Bigott, un tipo raro de Zaragoza con pinta de ser de Nashville. De él no había escuchado nada hasta el viernes, no por falta de interés, sino porque no tiene Msypace, ni había encontrado nada suyo en Internet ni el eMule. Todo eso está ya solucionado porque Iván me llevó una copia del disco que llevo escuchando todo el día.

Bigott

El inimitable Bigott con, una vez más, Javi Vicente.

Si Pepo es pasión, Bigott es talento y naturalidad. Se le ve sobrado en el escenario, con la pinta que deben tener los que se sientan una tarde, escriben 10 canciones, y pasan 3 años antes de que se acuerden de grabarlas. Escuchad King of Patio y Country-Co para saber lo que es bueno.

En último lugar actuaron Big City, también zaragozanos. Hace tiempo dejé por aquí un enlace a su Myspace para que los conocieseis y pudieseis fardar ante los amigos de haber descubierto el disco escondido de 2006. Aún estáis a tiempo, antes de que os llamen los increíbles hombres y mujeres desactualizados, porque lo que está claro es que canciones como Ex-snowman no pueden permanecer ocultas por mucho tiempo.

Big City

Javi "el incombustible" Vicente, con el resto de Big City.

Thursday, January 25

Micah P. en Moby Dick

Cuando hace unos meses descubrí a Micah P. (pronunciado my-kah pi) gracias a su tercer disco (Micah P. and the Opera Circuit), pensé que este tipo tenía que ser ya muy famoso, puesto que todo lo que leía de él era que con este LP no hacía sino confirmar la excelencia de los anteriores, y las comparaciones con Tom Waits o Kurt Wagner (Lambchop) a las que le sometían.

La música que hace es un folk con raíces sureñas, no en vano el tipo es tejano, y unas letras un tanto jodidas (obviaré justificarlas con su pasado, que da mucha pereza la gente que basa su marketing en lo chungos que son, verbigracia, la cosa esa que acompaña a la Moss).

Para este concierto de Madrid, Micah se ha hecho acompañar de su compatriota Will Johnson, que también es tejano, y además líder de Centromatic y de South San Gabriel.

Se me ocurre que entre los dos podían haber titulado “Con nosotros, otro Texas es posible”.

Moby Dick es una de las salas en las que más me gusta ver los conciertos, pero hay ocasiones en las que se llena un poquito demasiado. Afortunadamente en esta ocasión iba acompañado de Dwalks, que es el faro que me guía entre las multitudes, y conseguimos hacernos con un hueco en la tercera fila. Un hueco que, como somos gente amable, utilizamos para crear un espacio de seguridad para que una chica sola, moderna, y un poco más baja que nosotros, pudiese seguir el concierto también con la vista. Chica, si estás ahí, se te olvidó darnos tu teléfono, vuelve.

Empezó el concierto Will Johnson, que es un tipo con pinta de gasolinero de interestatal, que cuando canta abre la boca de lado, como Popeye, y que es muy bueno en lo suyo. Además es más gracioso que los muñequitos de José Luís Moreno. Al menos nos entretuvo 5 minutos contándonos cómo se había perdido en el Corte Inglés, y cómo había tardado una hora en encontrar la salida.

Volviendo con Micah, él físicamente se parece más a una mezcla entre una bollera fea, Austin Powers y Woody Allen, es un rato menos salao que Will, y también es muy bueno en lo suyo.

Micah tiene sobre Will la ventaja de que lo suyo suena a nuevo: “¿Creéis que me parezco a Tom Waits? Tom Waits suena como Tom Waits, y Micah suena como Micah”, se dijo él solito durante el concierto.

Y ya. Sé que se me olvida algo importante, lo sé. Algo sobre el bocazas que tenía detrás quemando a Dwalks y poniéndome de los nervios; de la tía que por ahorrarse un euro de guardarropía anduvo jodiendo con su abrigo/saco-de-dormir toda la noche; o incluso qué me pareció el directo (bastante bueno), y si me gustó el concierto (mucho).

Es igual. Aquí os dejo un vídeo muy chulo de unos caracoles que cantan igual-igual que Micah.

Monday, January 22

Mezquindad

Esta mañana entraba tarde a la oficina silbando para dentro lo de Jon Auer, sin pensar en que era lunes y tenía toda la semana laboral por delante, cuando entre que me quitaba los auriculares y el abrigo, 3 personas humanas me han dicho 3 veces que les había tocado el Euromillón. Ninguno va a salir de pobre con lo que les ha tocado, pero la verdad es que para un par de cenas en sitios de beber café con el meñique extendido sí que da la cosa.

Yo no estaba metido en esta peña del trabajo porque no soy mucho de juegos de azar. La lotería, las quinielas, etc., siempre me han demostrado que es un lugar, ni siquiera bonito, en el que tirar tu dinero. Además, con este grupo pasó como ocurre con la lotería de Navidad, que la gente se apunta por miedo, para que si toca, no sean los únicos que no huelen el cava.

Recuerdo comentarios de: “¡Qué cabronazo! ¿Pues no se inventa una peña? Ahora todos a poner pasta por si acaso.”

Yo, que soy una persona que tiene la sana costumbre congratularse con la felicidad ajena, he felicitado uno tras otro a los apóstoles del Euromillón que me anunciaban la buena nueva. De verdad, sin envidias… Alguien se tiene que llevar la pasta, ¿no? Pues si no soy yo, ¿quién mejor que alguien que me pueda invitar a una cerveza con ella?

Sin embargo, he notado que yo me alegraba por ellos, ellos se alegraban por ellos, y algunos se alegraban también porque tenían a quien decirle (literal): “¿Tú no juegas al Euromillón, no? ¡JA! Pues nos ha tocado”. Pues enhorabuena, oye. Cómprate un consolador enorme y busca la felicidad en él.

También he sido testigo de cómo una sección neo-avara planeaba las medidas a tomar contra quienes solicitasen sumarse al club, animados por el éxito de la peña y su rentabilidad. “Ahora se querrán apuntar todos. ¡Vaya morro!” ¡Cuánta miseria y cortedad de miras! A más pasta, más apuestas y mayores probabilidades de premio. ¿Se lo explicas tú o yo?

“Sí, sí, te alegras pero porque no nos ha tocado mucho. Si nos hubiese tocado más, te estarías tirando de los pelos.” Al final vas a conseguir que se me quite el buen humor. Págate un café y cállate la boca, coño.

Tuesday, January 16

The Unit

Imaginad que llega el señor que escribió el guión de “El Cartero Siempre Llama Dos Veces” para enseñarnos a usar la mesa de la cocina, y le da por escribir también el guión de “Los Intocables de Elliot Ness”, escena memorable del carrito cayendo por las escaleras incluida.

Obviemos que esta escena del carrito está casi calcada de la matanza en las escaleras de Odessa del “Acorazado Potemkin” (homenaje se llama), e imaginemos que este escritor se pone detrás de una cámara y graba películas como State and Main y Un Plan Perfecto, convirtiéndose en uno de los mejores mentirosos de hoy.

Y por último, imaginad que después de todo esto, va el escritor-director y escribe-dirige una serie para televisión que rebosa acción y pólvora y que va de un grupo de fuerzas especiales norteamericanas que hace cosas super difíciles y super peligrosas.

Bien, pues este señor existe, se llama David Mamet y en mi opinión tiene cara de pedófilo. Su última creación se llama “The Unit” y comparado con sus altibajos, Despeñaperros no llega a badén.

BIEN:

- Se puede ver a David Palmer (24) ir de sobrado, pegar tiros y matar gente.
- Después de dos temporadas hay quien dice que Jonas Blane (David Palmer) caga más grande que Jack Bauer.
- Me recuerda tanto a El Equipo A que paso cuarenta minutos de tensión esperando oir "¡Aníbal, he dicho que en avión NO!".
- Muere gente.
- Tiene una trama paralela con las esposas de los militares que hace que todo tenga un carácter de conjunto a pesar de que las misiones sean sueltas.
- Las misiones son sueltas.
- Muere gente.

O sea, esto:


MAL:

- O el presupuesto es muy bajo o lo han gastado todo en banderas americanas.
- Las explosiones hechas con ordenador las hago yo mejor con los dos días de Corel que llevo a mis espaldas.
- Casi todos los episodios que no escribe o dirige Mamet son de vergüenza ajena.
- La imagen de que las mujeres de los guerreros solo sirven para follar y tener la casa recogida.
- Lo mismo da Irak, que Panamá, que Nueva Delhi. Todo se graba en el mismo desierto, con las mismas piedras y los mismos cactus. Pero eso sí, España no, Spain is different, Ejpaña es…. ¡¡¡¡¡¡ESTO!!!!!



Un país de bicicletas chopper, con más vespas que las películas de Nanni Moretti, con un 100% de población mexicana (siento no haber encontrado la versión original porque es impagable), y en el que la Guardia Civil, que no lleva tricornios sino alas delta en la cabeza, persiguen a los delincuentes a ritmo de rumba.

Aún así, yo me la he tragado enterita, haciendo uso de mi estómago de cuero en más de una ocasión, y dependiendo de quién estuviese escuchando, hasta la recomendaría.

¿He dicho que muere gente?

Sunday, January 14

Camisetas, Corel, Perros

Ayer regalé las camisetas a mi amigo y le encantaron. De hecho, no sólo él, sino alguno más que había en la misma mesa, me pidieron el diseño. Me siento más aliviado que orgulloso porque reconozco que son camisetas que yo no me pondría para salir a la calle, pero no todo el mundo tiene mis gustos y al parecer sí que acerté con los suyos, que era el objetivo.

Ahora que ya tengo el Corel (gracias Marina), pienso que quizá algún día pueda hacer alguna cosa más interesante con las fotos y dibujos que robe por ahí, además de perder muchísimo tiempo en el proceso. Llevo un día y medio metido en los tutoriales y el manual del programa, que es todo lo complejo que alguien con la mente muy enferma pueda diseñar.

Para aprender a manejarlo voy a necesitar paciencia, mucha paciencia y otra vida, que he echado cálculos y en esta, entre el fútbol y la cultura de club, no me va a dar tiempo.

De momento he aprendido a pintar elipses y líneas rectas de distintos colores. Decidme un punto de partida y un punto final, y os trazaré el camino más corto de vuestro color favorito.

Por último, quería haberos recomendado un concierto pero se me pasó y ya no va a poder ser. Era el de El Perro del Mar, que tuvo lugar ayer en Neu! Club.

El curioso nombre de este grupo que es en realidad una única mujer, sueca, eso sí, vino determinado por la compañía que un perrillo le hacía día sí, día también, a nuestra amiga Sarah en las vacaciones que por 2003 se tomó en las playas de España en busca de las musas.

Mientras unos se enganchaban a Operación Triunfo como fenómeno musical ya consolidado, vino una sueca, se comió una de calamares y se llevó la maleta llena de inspiración y de After Sun.

La primera vez que escuché el disco “El Perro del Mar”, su pop con toque naïf y la serenidad de la voz de Sarah me recordaron a Camera Obscura. Posteriores escuchas me descubrieron coros de chicas muy de los 50’s y 60’s (en la cabeza tiene uno a esas chicas de pelos peluca y sus vestiditos lisos hasta las rodillas), y otros guiños a la música de aquellos años(“súbiru apas” en Candy, “bibabalulas” en Party, “aú shalalalas” en People…)

Los arreglos vocales de "Party" merecen mención a parte, ya que hacen que la canción destaque dentro de un disco que ya las tiene realmente buenas. No es la canción que más gusta en la primera escucha, pero sin duda es la que más se recuerda al final del disco, igual que de un ramo de rosas uno se acuerda mejor de la que le ha pinchado y hecho sangrar.

Siento mucho no haberlo avisado a tiempo, pero si alguien ha estado en el concierto, estaría bien que nos contase qué tal. Entre tanto, haceos con el disco y escuchadlo pensando en vuestras próximas vacaciones de verano.

Thursday, January 11

camiseta

Tengo que hacerle un regalo con presupuesto limitado a un amigo y he decidido que va a ser una camiseta. Como las camisetas que hay por las tiendas o son muy caras o son muy feas, he decidido diseñarle yo una que podrá acabar clasificada en el segundo grupo pero que seguro que me saldrá bien de precio.

Cuando digo diseñar me refiero a coger una foto de Google y llevarla a estampar, que esto para mí, que soy hombre de ciencias, ya es un calvario. Hay que seleccionar una foto de calidad para que no salga borrosa, pensar que tiene que encajar con la personalidad del aquel al que se la regalas (chungo si tiene inclinaciones frenopáticas), y que debe ser, cuanto menos, no-fea.

El no-feísmo es un concepto subjetivo y por tanto de resultado arbitrario. Y como los hombres de ciencias no confiamos en la arbitrariedad, voy a terminar por hacerle la camiseta que me salga a mí del higo.

La camiseta será, por tanto, de color azul, porque el azul es el mejor color de entre todos los colores y el que mejor huele. Además combina fenomenal, que lo he leído.

Después de buscar 5 minutos encontré el dibujo ideal y pensé que lo gracioso sería ponerle un texto. Pero luego me han hecho plantearme que las camisetas no deben combinar texto con dibujos, igual que no debe combinarse el limón con la ginebra. No es lo suyo, punto.

Aún así, tengo unas cuantas ideas por las que no termino de decidirme y lo he de tenerlo listo para mañana.

Estas son las 4 PROPUESTAS 4 para estampar en la camiseta.


modelos

Y se ven más o menos así: (1), (2), (3) y (4)

Creo que lo tengo claro... o no.

Wednesday, January 10

ciudad pañuelo

Hoy soy un 50% harina, un 25% de azúcar, un 30% de mantequilla, levadura, agua de azahar, y tengo 3 huevos. Soy un roscón relleno de nata y empapado en chocolate, y si sigo así 20 minutos más voy a morir por una trombosis coronaria y lo voy a poner todo perdido.

Aparte de la orgía esponjada de roscones que me ha llevado a cotas perimetrales máximas, este fin de semana he comprobado, una vez más, que Madrid es una ciudad enana. Si os buscáis un poco las vueltas, seguro que conocéis a alguien que es colega de alguien que es colega de alguien que conoce al Rey y os puede colar en una recepción de la Zarzuela a tomar unas copas con Ernesto de Hannover, que desde hace años es el plan que nos apetece a todos.

En mi caso, la demostración salió como sigue.

A
Debido a la dejadez más absoluta en la que había caído este blog y al lío que me hago por no acordarme de una vez para otra de los nombres que pongo a mis amigos, opté por usar el nombre real, dándose la casualidad de que uno de los diez que me leéis -hola Fran, gracias por las cervezas-, los reconocisteis gracias a las tetas de Shirley Manson.

Yo no conocía a Fran, Fran no me conocía a mí, pero los dos conocíamos a una de las dos personas que por principios viven sobre este planeta sin comer verduras: Sebas, quien hasta entonces también desconocía la existencia de este blog.

B
A través del blog conocí a la Mujer Tirita, una rubia interesantísima de la que he conseguido hacerme agregado cultural para montones de conciertos, incluido el que The Secret Society dio en la sala Siroco a finales de octubre y con el que sacié el ansia que tenía por verles.

Gracias a una de sus reseñas en el magazine cultural y a su natural simpatía, la Mujer Tirita conoció a Pepo, guitarra y voz de The Secret Society, le habló de mi obsesión por su música y consiguió que él me leyese aquel día haciéndome enormemente feliz. También consiguió su palabra para que me grabase un EP del grupo que no está disponible en ningún lado, llevando mi felicidad a niveles desconocidos por los que no beben alcohol.

C
Este sábado, Sebas irrumpió en casa de Milio para llevarnos al bar de abajo donde había unos amigos suyos celebrando un cumpleaños. Salimos a la calle al grito de “bebida gratis” y nos incorporamos al cumpleaños que era de… ¡Fran!

Él, sin conocernos de nada, nos invitó a unas cervezas con las últimas monedas que le quedaban en el bolsillo después de conseguir que un montón de gente que había por allí tuviese la cara de haber estado muy sedienta en algún momento de la noche y de haberlo resuelto con nota.

Después de estar un rato comentando con Fran y su novia sus excursiones alteanas próximas a la muerte y a Benidorm, cada cosa más terrible que la anterior, me presentó a su primo, que es (tembleque de piernas y manos) el mismísimo Pepo Márquez, poseedor de un conocimiento musical que acompleja, un tipo con los pies en la tierra, y un cajón de sastre de anécdotas.

La moraleja de todo esto podría ser que Madrid es un pueblo y que ya os podéis andar con ojo si queréis follar sin que vuestra novia se entere, pero la voy a cambiar por esta otra:

Sábado 20 de enero en la sala Costello: The Secret Society + Sapiens
Viernes 26 en Moby Dick: The Secret Society + Biggot + Big City (banda revelación de este año pasado)


Allí nos vemos.

Thursday, January 4

los reyes son los padres

Llevo tres días buscando regalos y no puedo más. La culpa es mía por no haberlos comprado antes, lo sé, pero como esto de dejar las cosas para última hora es algo que está en el material genético del cromosoma Y, no me queda sino asumir que siempre andaré jodido por plazos de entrega, fechas de vencimiento y camisetas de tirantes.

El año pasado regalé a mi hermana el libro “Loca por las compras” de Sophie Kinsella y es a gente como la protagonista a la que me gustaría poner en fila para darle capones. Si ya colgué, por absurda, una foto de una cola de 20 metros mayoritariamente orientales en el exterior de la tienda que Louis Vuitton tiene en los Campos Elíseos, cuánta más hilaridad me provoca una cola de 7 tíos en una tienda de Malasaña que vende camisetas estampadas. Que vale que son originales, pero coño, ¿qué somos, hombres o comadrejas?

Del espíritu consumista de la Navidad prefiero no hablar porque soy tan cínico que solo me sienta mal si no soy yo quien recibe los regalos. Pero, haciendo honor a la educación que me han dado mis padres, he de decir que la auténtica navidad es esa en la que uno quiere mucho al vecino y le da los buenos días en lugar de limpiarse los pies en su felpudo cuando sube con los zapatos llenos de barro.

Después del maratón de compras que estoy haciendo, únicamente he conseguido traer a casa una miserable bandeja de plástico y cuatro platos de picnic que me han costado 50 euros. He tenido que tirar unos zapatos a la basura, he dejado de ir a rehabilitación y no he podido continuar con el gimnasio. Consecuentemente he ido acumulando estrés, ira y dolor de muelas de tanto apretar las mandíbulas.

Esta mañana, Elliot me ha preguntado qué me pasaba que estaba tan cascarrabias y me ha sorprendido porque no es que yo esté cascarrabias, es que yo toda la vida he tenido 85 años. Llevo dentro un señor mayor ultracatólico que tiene unas vecinas lesbianas que adornan con toda clase de gritos sus performances sexuales y que le roban el periódico del buzón. Si no hago deporte para dar escape a mi mala hostia, recurro a las compras (ver serie comprómata en Silent Shouts). Y si no me dejan comprar, solo me queda matar gente.

Afortunadamente para todos ayer hice borrón y cuenta nueva gastándome 80 euros en un jersey, y porque Dwalks no me dejó que me gastase 120 en otro, que sino hoy habría permitido hasta que me cogiesen la grapadora sin pedírmela.

Monday, January 1

NocheWieja.

Se acabó lo que se daba en 2006 y estamos casi igual, con más ojeras, más panza, y los mismos estúpidos propósitos que hace exactamente un año. No pienso hacer un resumen del año porque para eso ya están las cadenas de televisión, que actúan como si durante tres días no existiese actualidad y aburren como los diarios deportivos en temporada estival. Lo que sí me saldría muy natural hoy es escribir un post con muy mala hostia, que hace tiempo que no me prodigo, pero tampoco sería una feliz manera de comenzar el año.

Si toda la vida he despedido el año de la misma manera, dándonos un homenaje la familia entera, la manera de recibirlo no siempre ha sido igual. Los inevitables y locos programas de Martes y Trece, la imposible Telepasión, e irregulares fiestas rodeado de montones de gente borracha y con purpurina conforman mi particular collage de recuerdos.

Este año decidimos adelantar la Nochevieja al día 30 porque era sábado y nos permitía empezar la fiesta a las 5 de la tarde en el espectacular ático de Iki bebiendo copas y bailando lo de Hot Chip, Junior Boys y Cansei de Ser Sexy.

A eso de las once hicimos parada de transición en un bar cercano antes de que se fuesen los casados y luego continuamos viaje hacia el Pop&Roll. Esta vez yo estaba encantado de ir allí porque mi borrachera me había puesto en una actitud payasa muy propicia, sin embargo pasamos un poco antes por el Any Trouble, que es un sitio en el que se escucha la mejor música indie pero que tiene el problema de que la gente que va parece del casting de Acción Mutante.

En el Pop&Roll coincidí con una compañera de trabajo que al parecer es clavada a Amaral y que me pareció que estaba mucho más buena que entre semana. Estuve charlando con ella y juntamos su grupo de amigas con el nuestro, pero la noche iba a dar un giro, y bajo la promesa de un Sapphire con tónica íbamos a ir a la casa de unas amigas de Milio que también estaban allí. Reconozco que mi sensación de pollino tras zanahoria desapareció bajo las ganas de hacer algo especial en nuestra particular nochevieja.

La chica, que es azafata de vuelo y en un principio parecía prepotente hasta el punto de que apetecía follarla mal, resultó ser un buen plan y nos condujo a los que quedábamos y a su amiga hasta una casa enorme que tiene en Malasaña. Allí nos cambió el Sapphire por Larios y la tónica por limón, nos enseñó el tanga, nos vistió a Iki y a mí de azafatas, y nos tiramos unas fotos que espero no ver nunca.

¡Qué salados estábamos Iki, el sueco y yo charlando de cosas interesantísimas y superimportantes, mezclando miradas cómplices, ataques de risa, y arqueado de cejas sorprendidos como estábamos porque nuestra costumbre de quedarnos en los sitios hasta que nos echan se fuese a volver contra nosotros.

Al final acabó la noche sin chocolate con churros pero no la cambiaría por ninguna otra de este año que ya ha terminado, creo. ¡Suerte para el 2007!