Saturday, February 25

Fuenteovejuna


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"El Comendador ha ordenado que Pascuala Carabanchel y Laurencia del Pilar se rindan con agrado a los favores que les promete. Él, sin ser ambidextro, se maneja bien con la derecha y la izquierda y conoce como nadie los temas de la aristocracia, pero no contaba con encontrar a esta Laurencia orgullosa, y a esta otra pícara Prudencia. Ambas reconocen deber obediencia, pero no tanto como para pasar por tontas.

El Comendador, para tratar de doblegar a Laurencia del Pilar, le nombra a otras mujeres que ya han accedido a sus pretensiones, como la latina y Manuela Malasaña, y como a ellas, intenta violarla cuando debería honrarla.

Harta de los abusos del Comendador, Laurencia prende la llama de la revuelta popular y sale a la calle a manifestarse con el resto de los villanos de Fuenteovejuna. Algunos de ellos, algo más exaltados que el resto, revientan o arrancan los parquímetros recién instalados, con placa solar y todo. Otros, algo más ingeniosos, se dedican a pintar de blanco todas las líneas azules y verdes que los criados han repartido por las calles del pueblo.

Al final llegan a la villa del Comendador, a quien además de orientarle los posibles usos de su vara de mando, le dejan claro que se cobrarán el precio de los abusos y que debe ir buscando empleo."


Esta mañana camino de La Vaguada, todavía caliente porque 6 horas antes me hicieran una foto en una curva de la M30 por ir a 95 en lugar de a ¡80!, me he encontrado con una manifestación de los vecinos protestando porque aprovechando el carnaval nos han pintado las calles de colores (1). Nadie entiende por qué se ha hecho ni por qué en un barrio residencial el color preferido por los artistas ha sido el azul.

Ladrón, cabrón,... hay que ver cuántas cosas riman con Comendador.

Tuesday, February 21

Por un euro

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Hace no mucho tiempo McDonalds lanzó una agresivísima campaña para luchar contra la dieta mediterránea y las líneas esbeltas. Era lo que dio en llamarse "El Euroahorro" y que escondía la venta de toneladas de calorías a bajo coste. Vaya que sí.

Todo aquello vino derivado de las islas inglesas, igual que los After Eight, el té con pastas y la mermelada de naranja amarga. Se llamaba "Poundsaver" y logró que los niños creciesen con problemas de obesidad y muy mala hostia, adquiriendo costumbres, hábitos y adicciones muy poco sanas. Nada nuevo allí, vamos.

Recuerdo la campaña de publicidad que hicieron los McDonald's en España y la verdad es que me pareció original. Consistía en decir que harían por un euro un albañil y un funcionario, por poner dos ejemplos, y que supongo que sería algo como dar los buenos días y mirarte las tetas el uno, y ponerte un sello y mandarte a la ventanilla 27 el otro. Ahora, con las Olimpiadas de invierno en Turín, han sacado una hamburguesa con pan gratinado con queso (Gratinade), otra con queso emmental, gruyere, cheddar y una salsa de queso (Fondue), y otra con un "queso de las montañas" que me tiene acojonado pensando qué demonios será eso (Soufflade). Mentes inquietas son las que se alimentan de faldas y cuartos delanteros 100% de vaca gallega, vaya que sí.

Pero nada, en mí no terminó de cuajar el euroahorro porque cuando me pongo farruco lo mismo me da McDonalds, que Burger King, que Wendy. Yo quiero saciar mis ansias y me da igual que me ayude a hacerlo un payaso con el pelo rojo y el culo gordo que una mujer con mono, gorra azul y el culo gordo. De hecho hoy he ido con Dwalks al Burger King que tenemos al lado de la oficina para apretarnos un muchito de comida rápida y fácil.

En el restaurante (sí, también se llaman restaurantes), un compañero ha tenido una idea genial que yo impunemente le robo y lanzo aquí a quien interese para el aprovechamiento anónimo en beneficio propio y de los suyos. La cosa ha sido algo así como: "Estoy hasta la polla de tanta monarquía. Seguro que si hubiese un Burger Republik se petaría de gente". Vaya que sí.

Hoy yo, que soy bastante inseguro y gordinflas, quería meterme un combo de esos que traen 2 hamburguesas, patatas y refresco, pero no quería quedar como gordo zampón y he invitado a Dwalks a que se pidiese lo mismo. Él ha accedido, sin torcer el gesto, por cierto, pero como le faltaba un euro para llegar al menú me ha pedido que se lo diese, a lo que he accedido sin torcer el gesto, por cierto.

Y ahora, haciendo balance del día, veo que pagar un euro por sentirme bien emocionalmente ha sido todo un euroahorro. Con lo caro que está el Prozac, se ha revelado como una magnífica inversión, vaya que sí.

Saturday, February 18

Fútbol es fútbol

Ay madre mía, ¡pero qué primitivo soy!

Aquí estaba, sentado delante del ordenador con el pijama de rayas puesto, comiendo unos trozos de pollo directamente de la fuente y rebañando la salsa con una cuchara, a la vez que bebía una cerveza a tragos largos y leía cómo ver los partidos de fútbol a través de la televisión china.

De repente, entre los acordes de una canción de Duran Duran, suena el 40 feet de Franz Ferdinand que tengo puesto como timbre del móvil. Es Gorgue.

No, no estaba durmiendo, es que he aprovechado para estirarme, perdona. ¿Cómo? Claro, claro que quiero ir al fútbol. ¿Quién no va? Ah, bueno. ¿Y a qué hora es, a las ocho? Venga pues quedamos a menos cuarto en la puerta. ¡Muchas gracias, tío!

Me levanto de un impulso de la silla y el tenedor cae al suelo mientras correteo dando grititos de alegría por mi habitación. ¡Sí, sí, sí! ¡Toma!

En cuanto termino de frotarme las manos y todavía con una sonrisa de imbécil en la cara, le escribo un mensaje a Gorgue para agradecerle de nuevo la invitación. Un tío grande este Gorgue.

Pero no me puedo entretener. Miro cómo van las descargas de las tres últimas finales de la Champions que ha jugado el Madrid, séptima, octava y novena, y me pongo a preparar la mochila para el partido que tengo que jugar a las 3.

Hoy es sábado y mi vida es redonda.

Wednesday, February 15

Tengo 30


Y todavía:


Desayuno un tazón king size de Nesquik.

Después de un viaje largo, voy corriendo al baño en cuanto llego a casa , tiro las llaves y el abrigo por el pasillo, y salto de puntillas delante de la taza para aguantar un segundo más.

Me sonrojo cuando mi abuela me dice un piropo.

Me toco las puntas de los pies sin doblar las rodillas.

Me muerdo las uñas de las manos.

Tengo pelo.



Pero yo ya no:

Puedo esconderme un lápiz Staedler entre la melena.

Cuelo el zumo de naranja.

Rezo un Padre Nuestro antes de ir a dormir.

Leo la última fila del test de vista en la consulta del oculista.

Tengo ilusión por hacerme más fuerte que mis hermanos mayores para canearles.

Me muerdo las uñas de los pies.

Tuesday, February 14

Tortícolis

"Psst, psst, ¡Would!"
CreeeeEEeeeec, creeec. (silencio). .... Creec "¡Qué!"
Jajajaja.

Esto es lo que he tenido que aguantar desde finales de la semana pasada hasta hoy.

Una noche te acuestas a las 2 de la mañana con una ligera quemazón entre el cuello y el trapecio mientras termina de descargarse el último disco de Junco, y al día siguiente para levantar la cabeza de la almohada la tienes que coger entre las dos manos porque tu cuello te duele como si hubieses jugado a ser la niña del Exorcista.

Desde el jueves estuve con una tortícolis que, además de ser una palabra con gracia, me provocaba mareos en cuanto intentaba forzar un poco. Y desde el jueves, lo único que tenía a mi alrededor eran julandronas que se ponían a mi espalda y me chistaban para mearse de la risa cuando me giraba en plan Nicole Kidman en Las Horas, ya sabéis, esa escena en las escaleras, y luego me quedaba tieso como Christoper Reeve y mirándoles con ojillos vivos. El plato se enfría y ya preparo mi venganza.

El problema me duró mucho porque no me gusta tomar medicamentos ni aplicarme pomadas, es lo que tiene ser un hombre de las cavernas, pero como a pesar de todo el sábado ya me noté algo recuperado, cogí un par de mantas y marché a Valladolid a ver a una amiga que ha ido allí a trabajar.

Nos juntamos 10 amigos, y después de estar toda la tarde y parte de la noche tomando vinos (allí es más difícil pedir un tinto que una hamburguesa en el Hollywood), subimos a su casa para repartirnos las dos camas que tenía. Debido a mi lesión y a múltiples codazos en las costillas acabé en el suelo clavándome todos los huesos. Ilusionado cuando conseguí que se callasen todos y pensé que por fin iba a poder dormir, empezó un tic en la pierna.

Tic, tic, tic. Tic, tic, tic. ¿Molesto? Sí, pero lo justo hasta que acabó en tirón, que se volvió molesto de pelotas.

El domingo me levanté con resaca, dolor de cuello, de riñones, con un tirón en el gemelo y moratones en las costillas. El "siempre hay alguien que está peor" me hacía pensar en un tipo que caminase desnudo por la calle a la salida de misa de 11, con un serrucho en la cabeza, y haciendo la digestión de una sopa de ajo con chorizo de Pamplona.

Hoy ya estoy mejor, pero para otra vez me endrogo, que lo del dolor de cuello se me hizo insoportable. De todas maneras, ¿algún remedio casero para las tortícolis ahora que esto se está convirtiendo en la botica de la abuela? Es que lo de la inyección botulínica no termina de convencerme.

Friday, February 10

Vuelta por Berlín (y II)

[...]

Llegué a Alexanderplatz con la sonrisa de alguien que tres minutos antes ha sido padre y acelerado como alguien que tres minutos después va a tener un hijo. Todo por el tercio de café que me acababa de beber y por el frío que hacía, que me vuelve hiperactivo.

Neptuno y Ayuntamiento RojoLa plaza está en la zona central del Berlín oriental y a día de hoy es como un solar porque durante la segunda guerra mundial las bombas arrasaron con todo. Al parecer, antes había bullido con frenesí, pero ahora ha quedado en un terrenito la mar de tentador para levantar rascacielos que es lo que parece que van a hacer. En los alrededores hay que ver el Reloj del Mundo, la antena de televisión, y el ayuntamiento rojo, que es rojo no por comunista, que lo fue, sino por el color del ladrillo.

Volví a sacar la guía para recordar el itinerario, pero esta vez sin quitarme los guantes para no helarme las manos. Pensé que ya que había llegado hasta allí caminando, ir a Checkpoint Charlie tampoco significaría un temeridad y me puse en marcha.

Una vez allí, estuve viendo la réplica del puesto fronterizo entre el sector estadounidense y el ruso. Es curioso y hay que verlo, pero si puedes entrar en la casa-museo para verla, mejor. Yo solo pasé para calentarme los pies, las orejas y las manos.

Placa Checkpoint CharlieDesde Checkpoint Charlie seguí, cual Dorothy hacia Oz, el camino de ladrillos en el suelo que recuerdan que por allí pasaba el muro. Buscaba Potsdamerplatz y el Sony Center, pero de camino me encontré con un trozo de muro construido junto a la exposición al aire libre La Topografía del Terror, que se encuentra en los sótanos de donde estuvo el cuartel general de la Gestapo y junto al hueco que ha dejado la casa de Himmler. Después de ver fotos y cemento, creo que, efectivamente, lo que hay allí es terror, terror del que aún hoy hace salir corriendo.

En la Potsdamerplatz está el nuevo corazón de Berlín. Hay grandes edificios de negocios, y un centro comercial, el Sony Center, realmente espectacular. Dando un paseo por su interior acabé en la tienda del museo de cine, donde compré un poster de Metropolis, la película de Fritz Lang, y otro de Vértigo, con la idea colgarlos de una pared cuando tenga casa. (Risas y aplausos, por favor).

El día anterior me había dejado por ver el monumento dedicado a la Unión Soviética por los 300.000 soldados que murieron durante la guerra. La escultura del soldado me pareció muy soviética y muy del estilo de los carteles de propaganda comunista. Me gustó.

Sin embargo antes de eso, de camino y a menos de 100 metros de la puerta de Brandeburgo, encontré el Monumento a los judíos asesinados de Europa, que es un terreno ondulado con monolitos grises de diferentes alturas hasta dos metros.

Es visitable y de nuevo, igual que en La Topografía del Terror, me hizo sentir. Me impresionó, y aunque parezca ñoño, encontré sentido a ver un carrito de niño paseando entre tanto bloque de cemento que recuerda la muerte.

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Para terminar, fui volando hacia el hotel, recogí la maleta, subí a un taxi en el que me vi obligado a practicar mi alemán y, también volando, llegué a Madrid, a la T4. Como, aunque me devolvieron la maleta llena de mierda, no la extraviaron, creo que puedo decir orgulloso: “Yo sobreviví a la inauguración de la T4”.

Estoy seguro que dentro de unos años habrá convenciones donde todos los que lo logramos nos reuniremos para celebrarlo. Hasta entonces seguiré jugando.

Thursday, February 9

Vuelta por Berlín (I)

Hacía frío en Berlín, sí, mucho frío. No es una cosa normal que yo me encebolle y me ponga dos pares de calcetines, una camiseta, otra, un jersey de cuello vuelto, la cazadora, un gorro, unos guantes, y la capucha, pero lo hice porque sabía que si no no sobreviviría.

De los 4 días y medio que estuve allí, únicamente pude disfrutar de la ciudad el sábado por la noche y el domingo. Bueno, disfrutar disfruté todos los días porque Berlín tiene marcha para aburrir, con todos los restaurantes llenos y montones de gente tomando copas de miércoles a domingo.

Precisamente el domingo me levanté sin prisas, cogí las dos guías que tenía de la ciudad, y tumbado en la cama todavía con el pijama y las zapatillas puestas, preparé en una hora un itinerario de lo que debía ver y cómo iba a llegar.

Salí del hotel sin desayunar a pesar de que allí Pantagruel habría quedado saciado y yo soy muy de tragar. Eché a andar ysubí por Friedrichstrasse, donde estaba mi hotel, y bajé por Unter den Linden, la avenida más elegante del Berlín prusiano y a la que Marlene Dietrich cantaba "Mientras los tilos florezcan en Unter den Linden, Berlín seguirá siendo Berlín". Bien por Marlene y por mi guía de El País-Aguilar que me lo cuenta todo.

Después de tres días en taxi ya me había dado cuenta de que Berlín es grande y de que tiene demasidas obras, tantas que no extrañé Madrid en absoluto. Zanjas y más zanjas, por Dios, ¿qué tipo de enladrillamiento cerebral les ha dado a los alcaldes del mundo?

Sorteando vallas llegué a Bebelplatz. El lugar donde los nazis hicieron la quema de libros en 1933 el día que lo vi estaba marcado con una cruz en la nieve.

Continué hasta la isla de los museos. No entré en ninguno, pero nadie que vaya puede dejar de pasar a verlos.

Allí debí haber cogido un tren hasta Alexanderplatz, pero como me veía animado continué caminando hasta que estuve desorientado y con los dedos tiesos por andar consultando el mapa. Decidí hacer un alto en el camino a tomar un café y entrar en calor, y por segunda vez en el viaje me preguntaron si el café que quería era "black coffee", que digo yo que si esta gente lo tiene también verde y rojo como el té y su antiguo gobierno.

Al final me trajeron un taza que equivalía a tres cafés solos, y que una vez vertida sobre el estómago vacío se convirtió en tal inyección de estimulina que salí a la calle hecho una fiera y con ganas de arrancar parquímetros.

[...]

Tuesday, February 7

Berlín freak

Alimentaré la leyenda de que estoy más para allá que en este mundo, y para alimentar, con lo sanote que soy yo, ¡¿qué mejor que unas verduritas, coño?!
Resulta que coincidiendo con mi visita había una feria de frutillas de la tierra, y como soy verde por dentro y la cabra tira p'al monte, me pasé el sábado a ver qué se hervía por allí. Ilustraré los comentarios con unas fotos:

Esa mañana estaba cayendo una nevada bíblica. Me acojoné un poco porque con el follón de nieve y de gente que estaba llegando a esa misma hora, había un atasco de taxis de casi un kilómetro, y para solucionarlo había un policía alemán hablando por megafonía en rrarro. A mí las voces me sonaban y me acojoné, para qué mentir, y es que Spielberg es un cabrón.

Al llegar me encuentro esta banana, también bíblica y tropical. Me hizo gracia ver al plátano todo cubierto de nieve, soy así de tontito.


Bananen

Fui recibido por unas señoritas muy frescas: la mujer zanahoria y la niña rábano, que iban acompañadas de la moza Rondel Oro que se ha pasado todas las Navidades comiendo turrón.


RadichioZanahorien

Ese cachito de cadera que dejaba ver la niña rábano me tuvo loco hasta que volví a salir a la calle a ponerme bajo cero.

Persiguiendo a estas tres me crucé con los hombres tomate. Estuve un tiempo persiguiéndoles porque estaban muy chistosos con esos cabezones, pero iban a toda pastilla por los pasillos, tanto que pensé que me tropezaría y acabaríamos los tres en el suelo hechos gazpacho.


Tomaten

Claro, que no me extraña que corriesen, con esas humillantes mallas que les dejaban culocagao yo también habría huído como perseguido por la Minipimer.

También fue divertido ver cómo se echaban un partido unos tipos con brazos de lechugas y piernas de zanahoria contra otros de coles y puerros. El concepto de decir a las defensas que muerdan, en este caso puede salir, pero lo que yo haría sería desmontarlos y prepararme un cocido con ellos.


Fussbal 1


Fussbal 2



Mareado de dar tanta vuelta detrás de los cabezudos, de ver cómo la gente hacía cola para tirarse una foto con Miss Costa Rica, a quien habían llevado a la feria porque también estaba muy fresca, y de ver cómo las amas de casa alemanas iban a la feria con los carros de la compra para arrasar con todo los stands, me fui a despedir de mi amiga la Kartoffel y su colega el Apfel. Los dos se mostraron muy contentos de verme. ¿Véis cómo a mí también me quieren las frutas?


Frau Kartoffel

Luego poco más, salvo que acabé comiéndome unas salchichas y un codillo porque estaba hasta el moño de tanto verde.

Saturday, February 4

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No me entero de nada de lo que dice Blogger porque me habla en raro z con un acento muz marcado. Eso, que estoz escribiendo con los dedos agarrotados en posiciäon "no me robes las säabanas", z que me han cambiado la y z la z de lugar. Conio, (enie, enhe, enye, Alt+214... nada que no sale), me acabo de dar cuenta de que los acentos tambiäen estäan cambiados z que no puedo abrir una exclamaciäon. Rarro, rarro.

Al grano: la experiencia de hoz. Esta manana, cuando me he levantado hacäia un fräio del carajo z estaba nevando a muerte. Blanco sobre blanco, ademas.

He ido a trabajar en un taxi cafäe con leche, como son todos aqui, z luego por la tarde za me he cansado de tanto curro z me he escaqueado como ladräon de golosinas.

Lo primero que he hecho ha sido ir a comerme un par de piyyas porque no habia desazunado z estaba empeyando a tener curiosidad estomacal. Cuando le he pedido el ticket al camarero me ha dicho que solo podäia darme el del cafäe, porque el otro za lo habia tirado. Le he dicho que no se preocupase porque eran solo 6 euros z el tio, todo preocupado, me ha venido con uno arrugado z reciäen rescatado de la basura que marcaba 25. Zo no voz a decir si he sido honrado o tonto, pero todavia no me arrepiento no haberlo cogido. A ver cuando se me deshiele el cerebro.

Despuäes he ido a dar un paseo en segmentos de 50 metros. Afortunadamente esto esta lleno de libreräias, yapaterias, z galeräias comerciales. Sin embargo, he tenido que alejarme un poco de la yona comercial para ir a la puerta de Brandenburgo z he sentido el fräio. Creo que me he roto un par de dedos de los pies porque he dado un sprint para no quedarme parado en un semaforo z que tuviesen que venir mis padres a recogerme z llevarme debajo del brayo como a un maniqui, z los dedos estaban totalmente rigidos. En ese momento de sprint he sentido mucho dolor, ahora no tanto, pero creo que es por el frio. En cuanto se me quite el color morado me toco a ver si duelen.

De momento voz a bajar a la piscina climatiyada a ponerme a tono Mediterraneo, z quien sabe si a darme un masaje, que el otro dia el tipo cachas que los da se metio en los vestuarios para darme el folleto z explicarme los horarios mientras mis calyoncillos se enfriaban en el suelo, z zo creo que se le tiene que dar bien.

Curioso: Esta manana estaba con una ayafata z le he dicho. "Oye, te he traido la chocolatina del avion por si te la quieres comer, que yo no soy muy goloso y no me la voy a llevar a Madrid". Z ella ha contestado "Vale, luego te la como".