Thursday, December 28

Felicidad vacacional navideña

Otra vez de vacaciones, mis primeras navideñas desde que empecé a trabajar hace cinco años, cuando tenía casi quince, y han empezado de la manera que a mí me gusta, sacándoles todo su jugo, hasta el de las cabezas de los langostinos.

El martes fue el primer día en el que descansaba mientras gran parte del resto de los mortales quebraba responsablemente el frágil equilibrio entre las ganas de quedarse calentito y metido en la cama, y la obligación de ir a trabajar.

Por mi parte, pensé que sería buena idea tomar esta semana como retorno serio al gimnasio y para coger inercia para cuando volviese a trabajar, que luego entre los partidos de fútbol y los soponcios en el trabajo solo llego a casa con ganas de calentar una pizza y meterme en la cama.

Fui al gimnasio y estuve media hora dando abrazos,explicaciones, y felicitando las Navidades. Ojalá pudiese ir al gimnasio siempre a mediodía, cuando no es necesario hacer cola para entrenar en los distintos aparatos.

Por la tarde quedé con Iván, que es tal como uno se lo imagina leyéndole pero más alto y sin cachirulo, qué majico. En principio íbamos a quedar los dos solos, pero pasé a recoger a Berlín a la salida del trabajo y se apuntó a pesar de las cincuenta insinuaciones que le hice de que este Iván podría ser un tipo peligroso.

El plan era ir al Kappa antes del cierre que le acecha por causas que aún no tengo claras. ¡Qué rabia me da que desaparezca un sitio que aún sin conocerlo ya había hecho mío! Tuvimos la mala suerte de que siendo martes estaba cerrado y nos quedamos con las ganas. Tampoco tuvimos suerte en nuestro intento con el bar de Lucía Etxebarría (id allí, a ver si entre todos conseguimos que se gane la vida con esto y deje de escribir), y acabamos en el F.M., que es un bar que regentan un señor que fue ciclista y su perro acróbata que camina hacia atrás.

Nos echamos unas risas y fuimos a Huertas a cenar unas croquetas macizas como el póster de Samantha Fox que cuelga la pared del F.M., y unos huevos rotos. A propósito del póster, disertamos sin darnos importancia acerca de si nos gustaba más Samantha en sus páginas centrales del Súper Pop o el tetamen saltarín de Sabrina en Nochevieja, pero no llegamos a ninguna conclusión como siempre ocurre cuando se habla de algún tema con calado.

El miércoles fui a Cobeña a jugar tres horas de frontón, que es algo sanísimo que uno debería hacer cuando no tuviese problemas de espalda, y a comer la especialidad del pueblo, el conejo.

Por la tarde pasé a conocer el centro comercial Plaza Norte 2, lo más hortera que existe en Madrid a menos que alguien me diga lo contrario. Conste que ya he tenido en cuenta la tienda que hay enfrente de la Almudena con los souvenirs de la boda del príncipe. Y ya por la noche fui a casa de unos amigos a cenar algo y tomar unas copas mientras echábamos unas partidas.

Así es como considero yo el remate perfecto a un perfecto día de vacaciones.

Hoy, entre el gimnasio y el frontón, no puedo ni toser de las agujetas que tengo, así que he decidido acercarme con mi hermana a ver la exposición de Escher que hay en el Canal. A esto también os recomiendo ir, que son cuatro euros de nada y la exposición los vale con creces. También os recomiendo ir temprano por la mañana porque luego se forman colas y no es plan de estar una hora en la calle pasando frío, que en el patio de entrada no da el sol y en Madrid no hace ya tiempo de salir en manga corta.

Paseando por la exposición han volado tres horas y he acabado en la tienda de souvenirs dejándome una panojilla, que es algo que me sale muy natural siempre que voy a alguna exposición.

Por fin me están sentando bien las vacaciones, ni siquiera la llamada de mi jefe esta mañana ha conseguido alterar mi estado de ánimo. Hoy os daría un abrazo a cada uno.

7 comments:

Guillermo said...

La exposición de Escher está genial, hoy a media tarde no había cola. Algunos cuadros pueden ser mareantes si intentas sacarles todo el jugo :-P, y la distribución de la exposición es tan extraña como sus cuadros.
Y anda que la tienda menudos precios, pero tiene algunas cosas muy chulas

Anonymous said...

Chato, no soy tan alto, es que llevaba tacones (no te diste cuenta) y además el cachirulo me lo guardé en el bolsillo. Me lo pasé tetamen (nunca mejor dicho, viva Samantha), la compañía fue fantástica. Tenemos que repetir. A ver si la próxima vez se nos une Dwalks!!

Abrazos.

Anonymous said...

La exposición a mi me gustó mucho, tanto, que incomprensiblemente me dejé el pan de mis niños en la tienda comprando todo el merchan posible del maldito Escher...

Anonymous said...

os lo pasariais muy bien, pero... y el marco incomparable en el que ocurrio lo nuestro, ivan, que? aquello si

Anonymous said...

(continuacion)
que estuvo bien...

Anonymous said...

vale...quiero ir a la exposición... 4 euros más los 40 más o menos y de ida y vuelta en el tren... ¿Sigue mereciendo la pena?
Te desearía felices fiestas, pero ya veo que no paras!! Un abrazo!

Anonymous said...

pues yo te las deseo, anyway. y feliz 2007!