Este fin de semana mis padres se han ido de viaje y nos hemos quedado solos mi hermano y yo. También ha venido mi abuela, que vive sola y es ama de su casa, pero que estos días tiene que atender unos asuntos cerca de la nuestra.
Ella es una señora de 86 añazos, una mujer independiente, elegante, con un aire a la reina de Inglaterra, y con una agilidad que ya la quisieran para sí los monjes shaolín. En mi mente yo he envejecido 30 años desde que la conozco, ella ninguno.
La recuerdo desde lo alto de la mesa de la cocina a la que me hacía subir para tomarme la medida del largo de los pantalones, colocando en el dobladillo los alfileres que iba pellizcando de la boca, y metiéndome los bajos del pantalón con una máquina de coser que aún maneja con maestría de pies y manos. También la recuerdo comprándome regalos, atiborrándome de comida y llenándome los bolsillos de caramelos cuando nos enviaba de vuelta a casa. Igual que ahora. Y para ella parece que el tiempo tampoco haya pasado por mí. Yo sigo siendo su "carita de melocotón" aunque lleve 3 días sin afeitar, bebo poca leche para estar en edad de crecimiento, y como poco para todo el deporte que hago.
Sin embargo, mi abuela fuera de su hábitat natural es un monstruo. Ella tiene sus normas y mejor será que las acates si vas a estar a menos de 10 metros de distancia, ya sea en su casa, en la tuya o en Guantánamo. Da igual que te resistas porque ella es más tenaz, más paciente y mucho más lista que tú, su victoria es inevitable. Valga como ejemplo el que esta mañana la haya visto doblegar la voluntad de una caja de cereales de dos palmos de grande que ha hecho caber en una estantería de palmo y medio de alto.
Ayer por la noche, cuando salía a dar una vuelta, me preguntó: "Oye, ¿Tienes que hacer algo mañana a primera hora?" "¿Qué quieres, que te acerque a ver al tío?" "Sí, hijo" "Bueno, supongo que me levantaré sobre las once o así. Me ducho, desayuno y te llevo, ¿vale?", "Perfecto, si a mí con que me acerques un poquito antes de las diez y media". Touche.
Por supuesto esta mañana me he levantado temprano, y antes de que me diese tiempo a ir al baño ya la tenía pegada a mis talones pidiéndome la ropa sucia para poner la lavadora y preguntándome si quería zumo y tostadas para desayunar, detalles que uno aprecia mucho pero que cualquier tribunal podría considerar hostigamiento si antes no se ha esperado a que se den los "Gñosdías".
El caso es que con su afán de sentirse útil y ayudar en la casa se ha convertido en un torbellino que me tiene arrinconado en la habitación del pánico, esperando que se quede frita en la siesta para escaparme. Si al menos tuviese a mano una peli de Charles Bronson de esas que tanto le gustan...
7 comments:
envidio el acoso que sufres.
btwpoxp: by the way, poxpoliña...
Disfrútala...
Jajajaja... 24 hour party grandma!! Jajaja...
Si es que el que es joven de mente lo es hasta la sepultura... da igual que tengas 100 años. Átate los machos y resiste, amigo!! Jajaja...
Abrazos!!
aprovecha y remata esos botones flojines que tienes de los abrigos! :)
La fuga de Would-Logan, próximamén en sus pantallas...
Ja ja ja! Pero qué maja! Ahora sabemos a quién has salido, tan incombustible todo tú!!
Huy, la respuesta de las 10.30 m'ha impactado...
Si ese sistema de negociación es hereditario, creo que tu padre o tu tío es mi jefe...
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