Monday, February 28

Madrid, lunes 28 de febrero a las 08:00


En la calle, dos jóvenes con gorras reparten periódicos gratuitos. Una mujer echa trozos de pan duro a las palomas. Una niña arrastra un carrito con los libros del colegio. Un hombre friega la acera de su portal. Una mujer camina sujetando un humeante vaso de café con las dos manos. Un coche blanco se salta un semáforo en rojo. Ningún coche para en un paso de peatones. Un kiosco extiende por la acera las colecciones de regalos por cupones. Una chica pasea a su perro negro. Un padre ayuda a su hijo a subirse al coche. Seis personas esperan el autobús con las manos en los bolsillos. Dos escuchan música. Una mujer levanta el brazo para detener un taxi. Un encargado de limpieza con su chaqueta verde, recoge papeles del suelo. Tres personas hablan por el móvil. Siete esperan a que el semáforo se ponga verde. Un hombre y una mujer hablan en la calle. El vapor sale de sus bocas. También sale de una rejilla en el suelo. Una mujer sujeta con una mano el cuello de su abrigo marrón. Otra se frota las manos y sus guantes de piel se calientan. Un conductor se impacienta. Suena la bocina de su coche. Suena la de otro. 3 personas vuelven la cabeza para ver qué pasa. 7 continúan caminando.

Un hombre reparte publicidad en las escaleras del Metro. Dos hacen cola en la taquilla. 35 personas esperan que llegue el tren. Un chico aprieta el botón de apertura de las puertas del vagón. Una mujer entra sin dejar de hacer ganchillo. Tres personas duermen. 15 leen, 10 de ellos periódicos gratuitos. Un chico con traje muestra sus calcetines blancos al cruzar las piernas. 7 personas escuchan música. 4 se acercan a la puerta. Una lleva un maletín. 20 personas hacen cola en las escaleras mecánicas. Un hombre empuja a otro en los pasillos. Otro toca el acordeón y sus notas se mezclan con las de la canción de Moby que escucho en mi disc-man. Una puerta se abre. Un guardia de seguridad con traje marrón saluda con una sonrisa y un movimiento de cabeza. Un puerta se cierra.

100 personas se interesan por los hechos extraordinarios. 3 de ellas también lo hacen por lo cotidiano.

Wednesday, February 23

Madrid Rock

Me pongo a buscar un enlace de Madrid Rock para poner en este post y la primera salida de Google es www.ciao.es/Madrid_Rock__148148. Cenizos...

Pues sí, parece que la tienda del cocodrilo, las bolsas naranjas y los celos negros, no gana suficiente dinero para subsistir en este competido mercado de manteros, itunes y emules. Y es una pena porque allí compré mis entradas para el concierto de ZZ Top, la banda sonora de "Doctor en Alaska", y la película "Deseando Amar". Pero sobre todo porque que allí tendremos una aparición escurialense de Amancio Ortega para vendernos ropa estándar a precios de saldo. Quinceañeras con acné se pelearán por la última camiseta estampada talla S, profanando el suelo donde antes cualquier DJ ensayaba sus sesiones, o un servidor buscaba lo último que los gurús Trecet o Tomás Fdo. Flores recetan a diario.

La Gran Vía pierde una insignia y Madrid hoy le brinda un homenaje vistiéndose de blanco para la ocasión. Malos tiempos para la lírica.

cabronada

He recibido uno de esos mensajes que me envían los amigos con la intención de arrancarme una sonrisa de entre mi mandíbula prieta por el estrés. Las intenciones son siempre las mejores, lo se, pero no siempre son eficaces, lo sabéis.

El mensaje de hoy me ha dejado incluso más jodido. La cosa empezaba así:

ASUNTO: RV: Cabronada
Archivo adjunto: Cuánto te falta
Sin comentarios.

Abres el adjunto y aparece una hoja de excel en la que tienes que anotar tu fecha de nacimiento y automáticamente te calcula el tiempo que te queda hasta tu jubilación, la edad de oro, los viajes subvencionados por el IMSERSO, las comidas en bufés baratos, las partidas de dominó en el bar y las horas de cola en una plaza cualquiera de Madrid solo porque dan algo gratis (roscón de Reyes, paella, ropa interior o pegatinas).

Y son muchos años, ¿era necesario recordármelo?

Tuesday, February 22

referéndum (plus)

Para quien no se haya enterado, el domingo hubo referéndum.

Si más gente como Moratinos hubiese bebido "Referéndum Plus" para ser "super-europeo" y votar "un super-sí el domingo", el resultado no habría sido tan insignificante y no habría habido tantos super-noes, super-blancos y super-me la suda.

Afortunadamente para mi (fui presidente de mesa), en mi barrio no hubo para todos los vecinos de esa “bebida energética que te anima a votar, te mantiene despierto y alerta frente a cuestiones que afectan a tu futuro ". ¿Haberla catado habría supuesto el despertar de mi conciencia por el problema de la vivienda, por Kioto, por el empleo, e incluso por el colesterol? ¡Qué escalofríos!

Seguramente todo el Referendum Plus que llegó se lo bebieron los mayores. Antes de las 15:00 apenas 4 personas de menos de 50 años se habían acercado a votar. E hicieron bien en beberla porque "sus vigorizantes cualidades te ayudan a vencer la pereza y la apatía, y estimula el sistema motor para que la fatiga no te impida acercarte a las urnas", y supongo que alguna cosita más.

Entiendo que si Moratinos dice que en “una latita están todos los sueños de Europa", también lo estarán los míos; lo cual me produce cierta inquietud porque si alguien se los bebe, puede levantarse con agujetas después de haber volado toda la noche o haber hecho el amor con Berlín, mi chica.

También dice que la bebida "da energía, está muy buena y no engorda", esto último sí que es un puntazo.

Monday, February 21

Solozabal de treees.... ¡¡DENTRO!!


Con esa cara de no haber roto un plato en su vida, Nacho Solozabal, jugador de baloncesto del FC Barcelona, ha sido una de las personas que, involuntariamente, más amargó mi infancia.

Cuando el baloncesto ACB era cosa de dos, R. Madrid y Barça, la competición perdía para muchos, pero para mi, lo ganaba todo: los finales de liga eran siempre un mano a mano entre los niños ricos del baloncesto, esos que multiplicaban sus sueldos con lo que sus colegas (aún más ricos) del equipo de fútbol dejaban escapar. No había “toreros”, ni fieros alaveses, pero daba igual.

No, era mejor.

Este fin de semana me senté a ver baloncesto después de mucho tiempo sin hacerlo. Jugaban la semifinal el Tau y el Madrid, un partido que siempre tiene chicha.

Aunque el marcador estuvo ajustado durante todo el partido, con alternativas para los dos equipos, yo estaba bastante tranquilo hasta que despertó un tal Macijauskas, un tipo capaz de anotar 95 tiros libres seguidos en partidos de competición, con una muñeca que parecía haber sido articulada por un relojero suizo, y una cabeza que parecía la del mismo Viswanathan Anand. Con solo 1 punto en la primera mitad, terminó el partido con 19 a base triples.

Pero no solo en el este de Europa sabe nacer gente como él. Un buen ejemplo es ese barcelonés “bajito”, criado en los maristas, que acompañaba no muy discretamente a los ENORMES Audi Norris, Chicho Sibilio y Epi , y que en un todos los partidos en los que el R.Madrid ganaba de 2 a falta de 25 segundos (las posesiones antes eran de 30), conseguía una canasta de tres a falta de 2" dar la victoria al Barça y quitarme las ganas de cenar, todo en uno.

6 ligas y 9 copas del rey en 12 años de enfrentamientos Madrid-Barça, dan una idea del terror que me provocaba ese señor.

¡Que viene Solozábal!, nos asustaba mi padre.

Thursday, February 17

fate songs


Que la música se liga íntimamente a los recuerdos es algo que todo el mundo sabe: el abecedario y la tabla de multiplicar se aprenden cantando.

Una canción, no necesariamente buena, escuchada en el momento adecuado, se puede mezclar con nuestros recuerdos de esa chica, ese libro, esa juerga, o incluso esa hostia con el coche, de manera que cada vez que la escuches, revivas esos momentos. Unos simples acordes llevan, en muchas ocasiones, a miradas cómplices llenas de entendimiento, una sonrisa, o una lágrima.

Todos tenemos nuestra canción predilecta, esa que por mucho que pase el tiempo nos sigue gustando invariablemente, y es seguro que alguien nos recuerda cada vez que la escucha. Probablemente porque sabe que es nuestro mantra, pero también porque se le haya torturado con ella. ¿Quién no le ha dicho a un amigo, “escucha esto, que te va a gustar”; “Pues... no”; “Que sí, escúchalo otra vez, que te tiene que gustar”?

Hace años tenía la costumbre de escoger una banda sonora para los libros que leía. Ya fuesen de 200 páginas o trilogías de 1000, durante toda esa lectura únicamente escuchaba el mismo disco, o dos del mismo autor, de manera que a la vez que daba al papel una nueva dimensión, en cada ocasión en que volvía a escuchar ese disco, revivía las emociones que me habían transmitido las páginas. Uña y carne se han convertido en mi cabeza Metallica y Stephen King; o los Söhne Mannheims y Jeff Long.

Q. Tarantino es el auténtico gurú de la dualidad historia-música. En Reservoir Dogs no solo utiliza la música para hacer bailar a un psicópata con una navaja, sino que se inventa un delirante diálogo en una cafetería quasi-Nighthawks para discutir qué quería decir Madonna con su Like a Virgin. Genial.

Para sacar nota, hay que leer 31 songs de Nick Hornby. Yo no me atrevo.

Pero, tratando de ir un poco más allá de lo evidente, ¿existe un antídoto para las canciones-HD? Es decir, ¿hay alguna manera de evitar que cuando escuchas una canción te vengan a la mente los recuerdos que tiene asociados, de borrar esa información? DBC Pierre (Vernon G. Little) propone someterse a un tratamiento, estilo La Naranja Mecánica, pero buscando el efecto inverso. Una canción escuchada hasta la saciedad, se despersonaliza, pierde su vínculo. Jamón jamón jamón monja monja mon.... ¿Tiene su sentido, no?

También es cierto que no hay que tratar de encontrarle sentido vital a todas las canciones que se escuchan. No, las canciones que suenan en la radio cuando has cortado con tu pareja y estás bien jodido, NO cuentan TU vida.

Mantra: Definition # 1: energy-based sounds

Wednesday, February 16

mp3 player

Sin permiso expreso de los autores (que supongo que lo darían), reproduzco esta conversación de hoy mismo.

15:00 Fress&Co de C/Sagasta.

Dwalks: "¿Sabes que Kurt quiere vender su Zen micro y volver a iPod?"
Would: "¿A sí? Pues yo estaba pensando comprarme uno". Momento Zen.

16:18 Oficina

Dwalks mails: Asunto "me he movido por ti"
"por si acaso, he preguntado a Kurt: Would quiere un zen micro, quieres negociar con él?"

Kurt ofrece su Zen Micro (blanco y gris claro, en perfecto estado de revista y con dos baterías, una de ellas sin usar), generosamente y sin espíritu de construir un imperio empezando por vender momentos Zen. (Gracias, Kurt).

17:11 Oficina

Would mails:

El caso es que uno se pone a pensar....

(FNAC)

iPod Shuffle = 149 EUR; (Nooooooooo)

iPod Mini 4 Gb = 259 EUR (ruedecita táctil inc.) (bueeenoo)

Zen Micro 5 Gb = 251 EUR (radio inc.) (psé)

Sony NW-HD 1 20 Gb = 330 EUR (30 hrs autonomía inc.) (estamos llegando)

iPod 40Gb= 429 EUR ; (caliente caliente)

iPod 60 Gb= 639 EUR (moooolaaaa)

.... y le acaba pasando como con el móvil, que se va a por el más caro porque a la felicidad nadie debería ponerle precio.

Ahora, que triste y tiritón como estoy por soplarme el sueldo en móvil y viaje a Estocolmo, bajo tres o cuatro categorías.

Nu sé, should I take the opportunity, or not?


17:13 Oficina

Dwalks mails:

"el zen micro es una buena oportunidad, ¿para que quieres 60 gigas? pa ná

eso si... mooooooooooolaaaaaaaaa!!!"


Gran ayuda, Dwalks, ya lo tengo claro.

Thursday, February 10

ha vuelto el comprómata


Después de batir todos mis records de compras en viaje (en el que hice a Barcelona en enero me compré una camiseta Timberland antes de despegar), la obsesión electrónica me ha vuelto a poseer y me ha arrastrado a gastarme el dinero de la comida de lo que quedaba de enero y de todo febrero entero en esto .

Durante el viaje a Barcelona estuve con el móvil estropeado un 80% del tiempo. Sin cobertura en la sombra, se apagaba cuando pisaba las líneas de las baldosas de la calle. En fin, un lío y una mierda que me daba las ganas lógicas de tirarlo contra la pared, aunque incomprensiblemente terminé por no hacerlo.

La sensación de frustración fue entretejiéndose con mi alma consumista, auténtico lado oscuro y flanco débil de Would por definición, hasta el punto de que llamé al CRC de Telefónica para amenazarles con la baja de mi contrato a ver si me regalaban un móvil.

Al principio me habría valido un móvil como el que tenía, pero que funcionase. Luego vi uno con pantalla en color, pero.... no hacía fotos. Y ya puestos a que tenga cámara, ¿por qué no compro uno que grabe vídeos? Claro, que ¿para qué quiero yo fotos y vídeos si no los puedo transmitir? Pues tendrá que tener Infrarrojos y Bluetooth, ¿no? Y ahora que tengo coche, ¿qué tal si me hago con un manos libres..., o con dos, uno de ellos inalámbrico? Y si leyese MP3 y tuviese radio, ya sería la hostia.

Enajenado completamente conseguí regatear con Susana, (una voz amable en la extensión xxxx7 del CRC de Telefónica), como en zoco marroquí, para sacarles 20.000 puntos Movistar del tirón, que me sirvieron mucho más para aumentar mi autoestima que para una rebaja en el precio, aunque también.

Una hora después del canje salía de El Corte Inglés con mi móvil nuevo, con la barbilla alta y ansioso por aprender a utilizarlo. Pero si me hace sentir el orgullo ridículo (¿lo es?) de ser el mejor móvil de todos los de mis compañeros de trabajo (lo es), si me siento bien cada vez que lo enciendo, ¿por qué me cuesta tanto reconocer que me he gastado una pasta en el puto teléfono?

urbanita


Uno no sabe lo integrado que está en una gran ciudad hasta que sale a una pequeña o a un pueblo. Estas dos últimas cosas son complementos bastante necesarios para mantener el equilibrio y no convertirse en un personaje desvirtuado, en un snob hiperinfluenciado por las revistas de moda y los programas de la tele.

Uno se da cuenta de que es un diente más en el engranaje de la ciudad cuando se le escapa una sonrisa si alguien dice que vive lejos del trabajo y tarda 20 minutos en llegar; cuando se tira de los pelos al escuchar que alguien se ha comprado una casa de 100 m2 por menos de 180.000 EUR; cuando se extraña de que en el cine no pongan la última película de Woody Allen en versión original; cuando se sorprende porque va a comer a las 5 de la tarde y no le sirven más que un trozo de empanada fría; cuando quiere comprarse una camiseta barata y le fastidia tener que hacerlo en la boutique de la Ramona y no en el H&M.

Si uno consigue darse cuenta de esto, tiene dos opciones: disfrutar de su integración e incluso tratar de llevarla al límite, véanse los creadores de moda metrosexual, o los ruteros de pubs sonrojantes; o tratar de buscar el equilibrio desconectando en lugares menos estresantes.

Yo me siento más identificado con la segunda, creo que se nota. Pienso que es muy refrescante ir a pasar un fin de semana al campo, o unas vacaciones al pueblo de los abuelos. Eso sí, siempre con la duración justa para no sufrir un ataque de pánico por perderte una semana de gimnasio, dos partidos seguidos de fútbol, o las cañas con unos amigos.

Monday, February 7

montones de cosas

En todo este tiempo en el que he estado out-logged me han ocurrido montones de cosas que merecerían su propio resumen pero que bajo el efecto del sueño y el notengotiempo, quedarían definitivamente archivados en mi cabeza en la carpeta “Final de enero 2005”, a menos que un escándalo obligase a su desclasificación dentro de 3 años, estilo caso Kennedy o memorias de Sara Montiel. Me niego.

Dolores molares: un agujero del tamaño de las fosas marianas apareció en una de mis muelas. Harto de tener que hacer palanca con las cucharas para sacar los huesos de aceituna que se me quedaban encajados, fui al dentista (la peor de mis pesadillas después de ser encerrado en una celda con Mike Tyson después de perder su segundo combate con Holyfield).

El caballerete que ya me ha empastado todas y cada una de mis muelas, me propuso esta vez un 4x1. “Lo que tienes no es una caries, pero da igual, te lo tapo; y del tirón te quito estos tres y te los vuelvo a poner”, y deja en el cajón esos 200€ que llevas en la cartera, le faltó decir al muy cabrón.

Salí el primer día con 3 empastes y más jodido del bolsillo que de la boca. Los 2 kg de composite y 1 de amalgama que llevaba me hacían parecer Rondo Hatton, pero el hecho de que por primera vez, no me hubiesen hecho daño con el torno, merecía la pena.

Error 1: No merecía la pena. Llevo 3 semanas con dolores cada vez que mastico algo de más consistencia que la gelatina Royal. Además las palpitaciones que me duran en la mandíbula 3 o 4 horas después de cualquier comida (esto no suena muy bien, ¿no?), me han obligado a reconsiderar mi dieta.

Corolario: al cerrar la boca, ahora solo chocan los molares de la derecha y a veces me tengo meter el dedo en la izquierda y mordérmelo para matar la sensación de invalidez.

Error 2: los pasteles son blanditos a los dientes, pero se hacen fuertes, que no duros, en el perímetro abdominal. Quizás debiera centrarme en batiditos proteicos y papillas de frutas y verduras.

Axioma: el cuarto empaste se lo pone a su perro.