Wednesday, February 28

Mal y tarde

Mal y tarde, lo sé, pero es que últimamente no tengo tiempo para nada. Después de dos semanas en las que he tenido partidos todos los días, hoy he decidido hacerme el lesionado y tomarme un descanso. Descanso que aprovecho para hacer un resumen del fin de semana, ¡qué vergüenza!

Viernes – Fortune Tellers:


Después de una semana muy agitada, llegué al viernes con ganas tirarme sobre el sofá a hurgarme las orejas con el meñique, algo totalmente contraindicado por cualquier médico.

En esas estoy cuando la Mujer Tirita se interpone entre mis prospecciones auriculares y me invita a ver a los Fortune Tellers en El Sol. Como soy facilón, facilón, y ella lo sabe, ni siquiera me lo propone. Me lo ordena: “Te vienes a ver a los Fortune Tellers”. Y fui, vaya que si fui.

Invité a Berlín a cenar antes del concierto para purgar mis pecados, y lo cierto es que con el fin de semana que tenía programado, se lo merecía.

Llegué a El Sol, entré de la mano de la Mujer Tirita y nos pedimos unas cervezas. La sala estaba bastante llena, aunque no era día de agobios. Salieron los Fortune Tellers, un grupo madrileño que acaba de publicar su segundo disco con The Wild Thing Records, y que tiene influencias de, por ejemplo, The Who.

Empezaron el concierto con “Angel over me”, un temazo brutal que nos puso a todos a bailar brazos en alto. Le siguieron otros temas bastante buenos, aunque arrastran el peligro cierto de parecerse demasiado unos a otros, haciendo que al final del concierto pudiese pensarse que habían tocado únicamente 3 canciones en hora y media, cuando realmente es un directo que merece la pena ver. (Y ya que estáis, escuchad también el Take me Back).

Al salir de El Sol llamé a Iván, que había quedado en secuestrarle de un cumpleaños, y fuimos al Susan a tomar unas copas y hablar de lo mucho que nos gusta el sexo en grupo a los 3. Y punto.

Sábado - The Long Winters:

Me levanté en casa de Berlín y solo tuve tiempo para ducharme y desearle buen día mientras salía por la puerta escuchando algo que sonaba al “¡Esto no es una pensión!”, que dicen tanto las madres.

Había quedado con Iván en la Casa Encendida para ver un concierto para menores. Bueno, esto último yo no lo sabía. Lo único que sabía es que me había puesto muy pesado con Iván para que me acompañase (y me sacase entrada) para ver a los Long Winters, y que tenía que poner buena cara a pesar de ver que la mitad del auditorio no superaba los 8 años de edad.
Mientras esperábamos a que comenzase el concierto y nos reíamos un poco de las circunstancias, a Iván se le ocurrió decir: “Al menos no han cantado eso de ¡Que empiece ya, que el público se va…!”, momento en el que el verbo se hizo obra al surgir niños-hongo para corear lo de “…, la gente se marea y el público se mea!”

Aparecieron los Long Winters, la parte de ellos que forman John Roderick y Eric Corson y tocaron muy bien, sí, y también cantaron estupendamente, pero eso ya me lo esperaba, que soy muy fan de ellos. Lo que me sorprendió fue su extraordinario sentido del humor y su absoluto dominio de la situación a pesar de su desconocimiento del español.

Estuvieron graciosos-graciosos imitando a un elefante con el brazo haciendo de trompa, chapurreando palabras en español y explicando que el inglés es el mismo idioma pero sin las vocales del final (stupid, elephant,…), alabando el sentido del ritmo que tenemos los españoles para dar palmas contrapuesto al de los alemanes (ejemplo práctico incluido), e invitando a la gente a acercarse al final del concierto para charlar con él, previniéndoles a la vez de que desde hacía tres días no se cambiaba la camisa.

Salí del concierto muy satisfecho y de muy buen rollo, deseando que Iván tuviese la misma sensación que yo, ya que, al fin y al cabo, me sentía un poco responsable por haberle metido en aquello.

Caminamos de vuelta a su barrio, rumbo a El Sur, donde el mangurrián me había prometido comer un salmorejo y unas patatuelas muy ricas y a muy buen precio. Llamamos a Berlín, que tiene con Iván más cosas en común que conmigo, y entre los tres nos repartimos las raciones.

Al terminar acompañamos al niño a la puerta de su casa para asegurarnos de que no le pasaba nada malo y nos retiramos a dormir la siesta, pues por la noche nos esperaban cena y copas en casa de unos amigos.

Domingo – Guillemots:

Llegué a casa a la hora de comer y me encontré por sorpresa con una amiga que había conocido en mis tiempos de culipardo. Desde hace unos años vive en Madrid, pero no quedo nunca con ella porque no tiene novio y me siento un poco indefenso, un poco gacela Thompson de la 2.

Se había plantado allí porque ahora es más amiga de mis padres que mía. Ya veis, una relación realmente inquietante. El caso es que aunque la chica es una risa, es la situación la que no encaja. Lo veis, no me pidáis más explicaciones.

Después de unas horas de escucha-charla al 70-30, tenía que marcharse y me subí a su coche porque pasaba por delante, o casi, de la puerta de la Sala Caracol, donde tenía que ir para otro concierto. Qué puta soy a veces.

Al llegar ya estaban allí la Mujer Tirita, una amiga suya, Dwalks y más gente a la que hacía tiempo que no veía y a la que tenía ciertas ganas. Estuvimos hablando del concierto un poquillo antes: Que si son unos tristes que molan, que si son unos tristes a secas, que si no sé quiénes son…

Al abrirse el telón, porque en la Sala Caracol hay telón, oiga, el escenario estaba lleno de amplificadores y gente. ¡Qué barbaridad! Parecían la Orquesta Celeste que igual anima bodas que bautizos. Para rematar, el cantante, un tipo con un dudoso gusto por las camisas over stock de H&M, aparecía sentado en una silla que parecía más la mecedora de la abuela.

Fue sonar la primera canción y hacernos ver la luz a los incrédulos. Aquél directo tendría muy poco que ver con el disco, una sobresaliente pieza de pop instrumental muy trabajado sobre buenas melodías. Y la diferencia con el disco sería para mejor. Para mucho mejor, vaya. Tanto que estuve casi todo el concierto bailando, y el rato que no lo hacía, era para enamorarme de la chica del contrabajo, que llevaba un vestido negro de espalda desnuda y unas botas altas que daban muchísimo morbo.

Al finalizar el concierto la tuve de pie a mi lado, hombro con hombro, pero no me atreví a decirle nada. ¿Qué le podría haber dicho que le hubiese interesado? ¿Que estaba tan buena que incluso a mi amiga le ponía borrica?

Y otra pregunta más: ¿cómo pronunciaríais “guilmots” o “gailmots”?

Thursday, February 22

Anna Nicole Smith

La América USA ha lanzado un modelo de éxito envidiable que el resto del planeta deberíamos importar.

Cuando digo modelo, digo M-O-D-E-L-O, y no me refiero al de las comidas king size que han llevado a las masas a vestir ropas con un tallaje con tantas X que resultan obscenas. Tampoco me refiero al modelo de ir al supermercado con una pistola en el bolso y puesta hasta arriba de lexatines y whisky, para comprar la Cola Light y la leche ultradesnatada.

Pensándolo bien, de este modelo de éxito ni siquiera puede decirse que sea americano porque es tan viejo como el mundo.

Centrémonos, pues, en el ejemplo, que al menos sí es yankee.

Me estoy refiriendo a Anna Nicole Smith, que es esa mujer de la que todos somos fans, y el que no, debería.

Ahora ya somos todos fans.

A Anna Nicole no le he seguido mucho la vida, pero me parece que habría encajado mucho mejor como pareja de fiesta narcoalcohólica de Paris Hilton (Hey you, Paris!), que la desbragada y desmelenada Britney, que por otra parte no decepciona nunca, planteándose cotas de self-humiliation cada vez más profundas.

Hablando de Britney, supongo que habéis sido muchos los que habéis perdido la apuesta de que Jennifer Aniston iba a acabar desquiciada mucho antes que ella. Yo no. Yo es que a la Jenni le tengo mucha confianza. Veréis cómo este año entra al Kodak Theater en la entrega de los Oscars, con un vestido muy elegante de Versace bueno, con los ojos muy abiertos, las pupilas diminutas, y pronunciando a través de mandíbula apretada como para partir nueces: “Eshtoy mucho mejor. Graciash. Ya lo he shuperado”. Angelico.

Volviendo con Anna Nicole, su vida es un ejemplo de superación: su padre la abandona siendo niña, se casa a los 17 y se convierte en madre y bailarina sepsi a los 20... ¿? ...Y así hasta que llega un millonario y le da un panojal que ella esconde con forma de balón encima de las costillas.

Estas protuberancias le lanzan a la fama: Portadas de Playboy, cameos (¡cómo gustan estos juegos de palabras!) en películas y series de televisión, boda con otro millonario trapallerio más millonario que el anterior, enviudamiento, fiestas y risas, nueva maternidad y muerte del primogénito, sufrimiento, dolor y muerte. Más o menos.

Hay que aplaudirle que haya sabido morir joven para poder convertirse en el nuevo mito pop a la altura Kurt Cobain, James Dean y la Monroe. Que haya sabido hacerlo antes de que el lastre de tanta carne y tanta química la convirtiesen en algo del estilo de Mickey Rooney, o en los más cercanos a nosotros, Joselito y Ángel Cristo. Los pactos con el diablo son algo arriesgado que solo Ramoncín ha sabido hacer medio bien.

Extrayendo una moraleja de su vida, hay una clara combinación de elementos clave para poder triunfar en este mundo tan machista para tantas cosas. Convirtámonos en millonarios en potencia. Pongámonos todos un buen par de tetas, oxigenemos nuestros cabellos y demos rienda suelta a nuestra imaginación festiva.

Ir empezando vosotros, que yo tengo una cosa urgente que hacer.

Wednesday, February 14

Berlín gráfico (2007)

Esta vez no he hecho de turista habitual, así que no hay fotos de la puerta de Brandemburgo, ni del Reichstag. Sí las hay de la feria de frutas, de la Berlinale y alguna más. Veamos:

- Esta la hice en la feria de la fruta. No sé muy bien qué pintaba allí, pero seguro que la mujer que la inspiró debió ser una diosa de fertilidad hecha carne y madre de muchos hijos.

Es la única explicación para esos cacho de cocos que le han empotrado en mitad del pecho, y todos esos... esos... ¡pollones! colgando a sus pies.

Fertilidad

- Aquí os presento a la coliflor fractal (aka Romanescu). Romanesku es un híbrido entre el brécol y la coliflor con forma de cerebro (la de toda la vida).

Desde que Dwalks explicó lo de los fractales en su blog, los veo por todos lados. Cosa de la que habla este chico, cosa que se pone de moda.

¿Coliqué?

- Hay gente de ciudad que no ha visto nunca una vaca o que no conoce cómo son las tomateras. Gente que cree que la leche ha venido siempre en cartones y el tomate en sobres de ketchup.

Para ellos y todos los demás, aquí os dejo una tomatera buena:

Tomatera

- Los japoneses son siempre vanguardia de tecnología y moda. Esta gente de los ojillos apretados, lo mismo te hace un chip para la PS3 con el que puedes lanzar misiles, que te mata tres ballenas, o se suicidan de 5 en 5.

En esta ocasión presentaban la segunda generación de la variedad Fuji. Dicen que por las noches se parece a David Beckham y que es el compañero ideal para ir de karaoke.

Japples

- Y esta es la variedad tirolesa. Se la puede encontrar en bosques, montañas nevadas, y el Oktoberfest.

Esta, particularmente, vino a la feria con su sombrero-pezón y posó así de contenta para las cámaras.

Herr Apfel

- Aparte de pasear, también me dediqué a toquetear un poquito. En un momento dado, cogí tres limones chiquitillos del expositor de la Comunidad Valenciana y empecé a hacer malabares con ellos. La cosa empezó floja de público, pero poco a poco, según iba metiéndole dificultad a mi número, se fue agolpando gente alrededor.

Unos chavales con rastas que pasaban por ahí, sacaron unos bongos de sus mochilas coloreadas con tintes naturales y empezaron a tocar, convirtiendo mi espectáculo en todo un festival perroflauta.

Esta es una foto del momento final en el que tengo el tercer limón entero dentro de la boca y un montón de gente celebrándolo detrás.

Exito

- Y lo creáis o no, entre el público se encontraba la mujer más guapa de Europa en 2006. La chica se empeñó en hacerse una foto conmigo y no pude resistirme. Eso sí, le pedí ir a un sitio algo más tranquilo donde no nos molestasen.

Os asombraría la cantidad de rincones de este tipo que hay escondidos por Berlín.

Miss Europa

Bah, tampoco era para tanto. Teníais que haber visto cómo se puso cuando no le quise dar mi número de móvil.

Berlín 2007

He vuelto a ir a Berlín y he descubierto que quiero vivir allí. Por la gente, por los precios, por la actividad cultural, por las teutonas (ahí tenéis un chiste fácil de los que gustan), por el clima… Sí, también por el clima. Me gusta que unos meses al año haga frío de abrigarse mucho, con capas de ropa una encima de otra. Pilas de ropa. Montañas de ropa. Cuanto más cara, mejor.

Este año, sin embargo, ha sido diferente al anterior por varios motivos:

- El primero es que ya no tenía tanta ansia por conocer la ciudad. O al menos TODA la ciudad. Me he concentrado en ver algunos museos como el Altes Museum, el Pergamon o el Guggenheim.

Es curioso lo del Pergamon. Estás ahí, salivando delante del altar de Pérgamo o la puerta de Isthar, y a la vez pensando en el expolio que los alemanes han hecho a esas culturas. Vale que si no se lo hubiesen llevado seguramente ahora solo quedase polvo, pero vaya, es una reflexión que no pude evitar hacer.

En el Guggenheim había una exposición de neo-impresionismo, que es algo que conozco porque lo he visto allí. Me gustó. Georges Seurat lo que más. Había muchos cuadros hechos con la técnica de punteo. Ya sabéis, esa que nos hacían practicar en el colegio y que consistía en llenar un folio con puntitos hechos con rotuladores.

¿Alguien más se compró 4 rotuladores del mismo color para ir más rápido al puntear sujetándolos con el puño?

- El segundo es que he dormido menos. De las cuatro noches que pasé allí, solo en una de ellas me acosté antes de las 4 y media.

Parte de la culpa la ha tenido el haberme encontrado allí (quién me lo iba a decir) a tres mujeres que me han marcado de alguna manera el pasado más o menos reciente. No os hacéis una idea de las envidias que he levantado. Sí os la podéis hacer de lo solo que he dormido.

- Y el tercero ha sido que ha hecho mucho menos frío y que he podido pasear por la calle más de 20 minutos seguidos.

El miércoles, cuando llegamos ni siquiera había nieve, pero esa misma noche cayó una buena y lo dejó todo blanco. Era una gozada pasear por el Tiergarten, con todo el suelo tan blanco, las ramas tan blancas, los arbustos tan blancos… Era todo tan Apple.

También nevó el resto de los días, pero a mí me gusta la nieve. De hecho opino que Berlín hay que verlo con nieve, como Santiago con lluvia y el cine turco con gafas de pasta.

Monday, February 5

Mogote de papeles

Hoy tenía pensado hacer una crónica del concierto que dio Cooper el viernes en El Sol y adornarla con alguna excentricidad sobre lo que me pareció Babel y los motivos por los que estuve a punto de pedir a Berlín que saliese de la sala, pero ha sido uno de esos días en que me merece la pena ir al trabajo, no solo por lo bien que lo he hecho, que soy un puto crack y eso es lo habitual, sino por lo mucho que he hecho el payaso.

Por unos motivos que un día más soleado me animaré a contar, llevo cosa de un mes acumulando trabajo sin que pueda hacer nada por evitarlo salvo abrazarme a las rodillas de mi jefe y suplicarle ayuda mientras me arrastra a grandes zancadas por los pasillos.

Como quiera que esto no funciona y que yo lo más gordo que me meto en la boca es el hilo dental, el papeleo se me ha ido acumulando en la bandeja de entrada y ha alcanzado una altura desde la que alguien bajito podría suicidarse.

En memoria a la Montaña de Basura de los Fraggle, hay ocasiones en las que miro a Mogote de Papeles y le pido consejo: “¿Crees que tengo la piel demasiado seca?“ “¿Crees que estoy mejor con gafas?" “¿Cómo harías tú para pegar fuego a esto y quemar a todos dentro?” Esas cosas.

Otras veces me quedo muy quieto mirándole fijamente, pero esto me han dicho que lo hacen mucho los psicópatas, así que para que no me confundan trato de hacerlo cada vez menos, solo cuando él me habla primero.

Hoy estaba trabajando para que Mogote de Papeles no creciese demasiado y acabase quitándome toda la luz que entra por la ventana (necesito mucha para que mi piel luzca radiante), cuando Dwalks ha aparecido por allí, ha saludado, ha dicho unas cuantas frases que han sonado ininteligibles dentro de mi cabeza, y cuando se ha ido, Mogote de Papeles tenía este aspecto:

Mogote 1

Después de un momento de pánico en el que me ha costado convencer a la gente que corría hacia las ventanas para que volviesen a sus asientos, he tenido que ordenar un poco a Mogote y se le han caído ojos y boca, volviéndose totalmente inexpresivo.

Entre la pena que me ha dado verle así y que Dwalks me ha llamado para amenazarme si no le devolvía a la vida, he recogido los pedazos y me ha salido esto:

Mogote 2

Al minuto ha venido Dwalks a mi mesa, lo ha visto, y ha montado en cólera. “¡No, no, No, nO NO!” ¡Qué miedo, la virgen! “Mogote es malo. Mogote come niños. ¡Quítale ahora mismo esa sonrisa de la boca!” Y coño, es verdad que donde antes había unos dientes apretados que recordaban al hermano de Alfonso Guerra, ahora había unos dientes apretados que recordaban a la Pantoja. ¡Dientes!

El caso es que gracias a esto hemos descubierto las posibilidades que Mr. Potato Office ofrecía y hemos andado jugando un rato también con los nuevos accesorios que ha traído Dwalks, consiguiendo distintas expresiones:

- El clásico Mogote malo comeniños:

Mogote malo

- El Mogote triste "lovestory":

Mogote triste2

- E incluso le hemos conseguido semejanzas con personajes famosos, anda que no:

Mogote Woody 1

A ver si mañana me acuerdo y le llevo el desayuno

(Absolutamente necesario leer el post de Dwalks en el que explica, en el primer párrafo, los motivos por los que Mogote da tanto miedo).

Thursday, February 1

McNamara vs. McNamara

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Diez minutos después del final de la jornada labo laboral, Satanasa me hace pasar a su despacho para que le explique unos temas y unas cosas. Me hablablabla mientras yo la imagino transformada, ultraceñida, superajustada, con una minifalda de charol, y con pedrería por los suelos.

Llevaba todo el día nervioso pensando qué me iba a poner para el concierto y repitiéndome constantemente: “Si no controlas los nervios y aprendes a calmarte, no vamos a llegar a ninguna parte”.

Llego a casa con el tiempo justo de abrir todos los armarios y empezar a sacar ropa que voy amontonando. Pincho un poquito de Rockstation.

Miro la ropa que hay tirada sobre el suelo y veo que lo que se lleva ahora no me vale porque no llama la atención. Tampoco me vale lo de antes porque huele a producto químico polillicida. Al final cojo, agarro, y me pongo una mezcla de colores y tejidos con un aceptable nivel divine.

Corro por la calle subiéndome los pantalones hacia el coche de Dwalks. “¿Qué pasa, tío?” “¿Qué pasa, tío?” Pincha Mariclones, reguetón y perreo. Los coches nos adelantan por la M30 mientras nosotros movemos las cabezas y gritamos “¡Oh, my God!”

Llegamos pronto a El Sol. Está cerrado. Elza y su hermano esperan enfrente tomando unos cacharros. Yo me pongo vaquero y les pago otros a Dwalks y a Agr, el chulo latino que había llegado a la par que nosotros.

A las 22:30 estamos dentro. Cinturones de Gucci, falsos. Muñequeras de charol, falsas. Gafas de Versace, buenas. Medias del rastro, robadas. Yo no soy muy de la jet, así que reconozco pocas caras y menos culos. Me arrimo a la tarima, que es como para mí se llamaba el escenario cuando Fabio era la reina.

Ya están Kurt y CF con nosotros. Suena la música y se encienden las pantallas en las que aparece una mujer. Es Bree VanDerKamp. Ha perdido a su marido. En Sotogrande.

Para la música y sale Fabio. ¡Qué lujo! ¡Qué poderío! Lleva unas gafas oscuras, una cazadora amarilla de plástico, unos vaqueros negros de pitillo, un cinturón con tachuelas, y unos zapatos de charol con purpurina en las puntas. Gritos.

Villatoro y el otro a los teclados mientras el disco de Sarassas se oye de fondo. McNamara suena, pero McNamara no canta. Ahora canta sobre su propio disco. McNamara vs. McNamara. ¿Pero esto qué es? ¿Pero qué pasa? Pasar no pasa nada porque Fabio, con solo recitar las partes que recuerda, nos tiene a todos en el bolsillo. Esta noche todos somos esas mujeres y esos hombres de follar fácil. ¡Él ES la Reina! Uncensored!

Cantamos con él, gritamos amor, bailamos con lobas, y nos reímos. Mucho. ¿Fotos? Hey you, paparazzi, fuck off!

A la séptima canción, una gota de sudor resbala sobre las tres capas de base que lleva Fabio. Un miedo recorre la sala y se hace real: Fabio se va. Fabio está cansado. Esta noche no ha sido especialmente dura para él, ha sido corta, pero todos sabemos que ya venía con el vaso lleno.

Hay quejas discretas por el play-live-back, y otras también discretas, por los escasos 4o minutos de concierto, pero ni una voz se levanta. Llevábamos muchos “de lunes a viernes” pensando en él las 24, y haber estado ahí es algo que podremos contar a nuestros nietos cuando nos pregunten si siempre nos han gustado la pana y las camisas de franela.