He vuelto a ir a Berlín y he descubierto que quiero vivir allí. Por la gente, por los precios, por la actividad cultural, por las teutonas (ahí tenéis un chiste fácil de los que gustan), por el clima… Sí, también por el clima. Me gusta que unos meses al año haga frío de abrigarse mucho, con capas de ropa una encima de otra. Pilas de ropa. Montañas de ropa. Cuanto más cara, mejor.
Este año, sin embargo, ha sido diferente al anterior por varios motivos:
- El primero es que ya no tenía tanta ansia por conocer la ciudad. O al menos TODA la ciudad. Me he concentrado en ver algunos museos como el Altes Museum, el Pergamon o el Guggenheim.
Es curioso lo del Pergamon. Estás ahí, salivando delante del altar de Pérgamo o la puerta de Isthar, y a la vez pensando en el expolio que los alemanes han hecho a esas culturas. Vale que si no se lo hubiesen llevado seguramente ahora solo quedase polvo, pero vaya, es una reflexión que no pude evitar hacer.
En el Guggenheim había una exposición de neo-impresionismo, que es algo que conozco porque lo he visto allí. Me gustó. Georges Seurat lo que más. Había muchos cuadros hechos con la técnica de punteo. Ya sabéis, esa que nos hacían practicar en el colegio y que consistía en llenar un folio con puntitos hechos con rotuladores.
¿Alguien más se compró 4 rotuladores del mismo color para ir más rápido al puntear sujetándolos con el puño?
- El segundo es que he dormido menos. De las cuatro noches que pasé allí, solo en una de ellas me acosté antes de las 4 y media.
Parte de la culpa la ha tenido el haberme encontrado allí (quién me lo iba a decir) a tres mujeres que me han marcado de alguna manera el pasado más o menos reciente. No os hacéis una idea de las envidias que he levantado. Sí os la podéis hacer de lo solo que he dormido.
- Y el tercero ha sido que ha hecho mucho menos frío y que he podido pasear por la calle más de 20 minutos seguidos.
El miércoles, cuando llegamos ni siquiera había nieve, pero esa misma noche cayó una buena y lo dejó todo blanco. Era una gozada pasear por el Tiergarten, con todo el suelo tan blanco, las ramas tan blancas, los arbustos tan blancos… Era todo tan Apple.
También nevó el resto de los días, pero a mí me gusta la nieve. De hecho opino que Berlín hay que verlo con nieve, como Santiago con lluvia y el cine turco con gafas de pasta.
10 comments:
Que envidia más mala me está entrando...
¿Entonces qué me recomiendas? ¿Me llevo el trineo?
Berlín, Berlín... Cómo me gustó, aunque fuera verano y el muro estuviera aún en pie. El invierno (y el resto de las estaciones en diferentes años) lo pasé cerca de Bremen. Por cierto, no has hecho fotos o te da pereza colgarlas?
Mola la última frase de tanta verdad que encierra...
¿Podrías ahondar en lo de las tres jamonas? Es que me puede la curiosité...
jo, y yo sin conocer (a) Berlin... porque hay que ver lo completa que es tu novia...
Ay, iba a subir un post con las fotos, pero me estoy cayendo de sueño. A ver si mañana...
Casta, ¡y más que te debería dar!
Wendy, llévate un libro gordo, que no vas a poder salir de la habitación. Si me llevas te enseño los mejores sitios.
Marpessa, tú aún puedes visitarlo(reunificado), pero yo ya no podré verlo con el muro... ¡Cuánta historia tienen todos los rincones de la ciudad!
Tony, si doy pistas de las jamonas es porque Berlín (ella) no me lee. Permíteme que no profundice en el tema por si alguna vez vuelve a hacerlo.
No te haces una idea, Nanyu. ¡Y le cabe todo en el bolso!
Pues yo me quedo con la frase pija... "Era todo tan Apple" si la suelto por ahí me caerán capones fijo, pero probaré...
A mi me encanta Berlín. Estuve antes de la caida del Muro y después, ya con MBO, que odia la ciudad (incomprensiblemente). Personalmente, mi museo (aparte del Pergamon, claro) es el de la Bauhaus. Fastuoso.
FELICIDADES WOULD!
Sí señor Nanyu. Muchas gracias.
Aquí hay un tipo que sabe cómo manejar una agenda. Aprendamos todos de él.
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