Tuesday, July 18

Mojitos, jacuzzi, apagón

Desde el lunes tenemos el aire acondicionado de la oficina estropeado, aún así, a pesar de tener la camisa empapada, el cerebro reblandecido y una extraña memoria selectiva, trataré de hacer un resumen de este fin de semana, que ha sido algo distinto a los demás.

Viernes

Berlín había quedado para salir a cenar con unas amigas del trabajo, y yo, no hace falta decir que triste como un niño al que no dejan ver la tele, tuve que quedar con mis tres amigos cuyas novias viven en Rusia, Suecia y Mallorca.

Alguno mencionó algo de que la misión era subir nuestro ego, pero al ir a vestirme me di cuenta de que de repente he dejado de tener ropa chula para conseguirlo. Todo es viejo o no me parece propio para una noche como esa. Además, después de estar 7 meses jugando 4 partidos de fútbol a la semana y sin ir al gimnasio, las camisas me quedan anchas y los pantalones estrechos. Mi morfología mutante es un hecho.

Empezamos tomando unos mojitos horrorosos enfrente del Templo de Debod, y acabé en un taxi a las 4 y media de la mañana hablando de lo mal que está la vivienda en Madrid, y, cómo no, de Gallardón.

Esto último me preocupa, porque que este hombre acapare también mis momentos de inconsciencia es algo que debo hacerme mirar.

Sábado

Abandonado como un abuelillo en una gasolinera por una Berlín que también tenía planes para el sábado, tuve que volver a sacarme las castañas.

Por la mañana fui a comer a las cuevas del Molar junto a los mismos del día anterior más un matrimonio de amigos, un clásico para todos nosotros.

Comentamos las jugadas del viernes y discutimos una vez más, van mil millones, quién de nosotros está más desequilibrado. Pero no desequilibrado en el sentido gracioso, sino desequilibrado en el sentido de peligroso. Yo me llevé 3 votos de 5 por un supuesto lado oscuro que les mantengo oculto. Iki, si estás ahí, yo sé que tú tienes fe en mí.

Por la noche tenía celebración del cumpleaños de otro amigo en una casa que un familiar suyo tiene en una famosa urbanización del Norte de Madrid. La invitación anunciaba un asadito argentino con mucho gintonic, y advertía: "Hay piscina", así que dejé la resaca del viernes en casa y cogí un bañador, un pantalón y una camisa de repuesto, que nunca se sabe si vas a tener tiempo de cambiarte antes de que te tiren al agua.

A las dos de la mañana cayó el primero, copa de whisky en mano y móvil y cartera en los bolsillos. Acto inmediato nos tiramos los demás a ahogarle, que para eso somos muy graciosos.

En un momento de la noche tuve que entrar a la casa a buscar un baño. Era una casa grande, y cuando por fin iba camino de uno que había junto a la entrada de la casa, se abrió la puerta principal y entró el dueño. Me quedé paralizado frente a él, de puntillas para no mojar, y con la colita cogida entre las manos para no mearme.

"Buenas noches" dije. "Buenas noches". "Bonita casa. ¿Sabe dónde hay un baño?"

A la vuelta de tamaño ridículo, vi que uno de mis amigos había descubierto un jacuzzi de unos 5x2 metros en el salón y que se había metido dentro. Y no recuerdo muy bien cómo, pero 5 hombres desnudos acabamos luchando dentro de él, tirándonos copas heladas encima, haciéndonos aguadillas (¿ahogadillas?), y dándonos golpes mientras dos mujeres tan divertidas como aterrorizadas trataban de darse su baño de burbujas.

De este día me preocupó que a pesar de estar todos en la treintena, conservemos aún la tendencia de acabar a mamporros como si tuviésemos 12. Por otra parte, no me importaría repetir mañana mismo.

Domingo

Me acosté a las 7 y media y me levanté a las dos con un ligero dolor de cabeza. Comí la porra y media que apareció en la cocina y que debí comprar de camino a casa, y por la tarde salí, esta vez sí, con Berlín, a quien me costó un poco explicarle que los arañazos de la espalda me los habían hecho unos colegas en plena lucha griega dentro de un jacuzzi.

Fuimos a cenar a un restaurante que hay en Quevedo y en mitad de la cena se fueron las luces de toda la glorieta.

Cuando hay un apagón, a mí lo que me pide el cuerpo es ponerme a cantar el “cumpleaños feliz”, he de decir que la mayoría de las veces con bastante éxito de crítica y público. Qué le voy a hacer, a otros les da por tocar culos, ¿no? Ah, que no… Bueno yo qué sé.

Sin embargo, en esta ocasión aproveché para tener un momento romántico a la luz de las luminarias de emergencia, que no dejan de tener su encanto. Se de uno que lo apreciará.

Del domingo, una vez que descubrí el origen de los moratones y los arañazos, no me preocupó nada.

11 comments:

said...

yo me apunto a un fin de semana así. Casi que lo encuentro exótico. :-)

Anonymous said...

¿Un jacuzzi en el salón? ¿La pista de tenis tenía hilo musical?

Pow said...

¿Y Berlín es capaz de tragarse todo esto? Una santa es lo que es. ¡Pobrecilla!
:-P

Tony Tornado said...

Seguro que a Berlín le compensa por otras cosas...

(mmmm, esa espalda...)

would said...

Pues nada, Sá, para el próximo te vienes, que botellas de Sapphire no faltaron. Ni limones naturales, ni tónica Schweppes, ni hielos, ni música, ni risas... ¡Vaya, si parece un anuncio!

Eride, el hilo musical lo tenía la cabina de rayos UVA que había al lado del jacuzzi. La primera que vi en mi vida y que no funcionaba con monedas.

Dorian, sin poner en duda la santidad de Berlín, he de decir que yo resulto muy creíble porque no sé mentir. En algún caso ocultar la verdad, pero mentir no, que me han dicho que es pecado.

Tony, si supieses los aplausos que me dedicó Berlín cuando le dije que volvía al gimnasio... ¡Qué orgullo! ¡Qué afición!

Troy said...

"5 hombres desnudos luchando dentro de un jacuzzi, tirándose copas heladas encima, haciéndose aguadillas, y dándonos golpes..."

¿Lo he visto en el "resumen" de una película que dan en un canal que se llama XY o era un clip de Pet Shop Boys?

nanyu fonseca said...

aguadillas, sin duda.

Iván Payá said...

Que sigo por aquí leyendo, oiga, aunque me prodigue poco...

Tu finde aún va a compensar el no haber ido al Summercase, no?? Interesante...

Abrazos!!

Anonymous said...

Iki está ahí, would, en la sombra pero siempre atento. Lo que no me queda claro es qué tipo de fe es la que te tengo. Hay días que te veo sulfuroso y desequilibrado, otros más en tu papel de tío "presentable". Pero me sigues desconcertando. Vamos, que con un 3 sobre 5 se quedaron.... uuuumm... escasos.

said...

Pues no lo digas dos veces que me planto allí y después harás ver que no me conoces...

Anonymous said...

pero que conste que estas cosas te pasan por juntarte con blogs que no son de fiar