Esta mañana me he levantado tarde, como casi siempre, y apenas me ha dado tiempo a ducharme. Con un bostezo que ha durado todo el pasillo y con el que casi le muerdo la cabeza a mi hermano, he abierto un armario y he cogido la primera camisa que he encontrado, supongo que porque pienso que con un traje gris va casi todo.
El mismo nivel de despreocupación que he puesto en la elección de la camisa, lo he puesto de esmero en elegir la corbata.: “Mmmmmm, a ¿ver? Seda fina de gusanos comedores de hojas de moreras. ¡Esta vale! Ahora a abrocharse el último botón de la camisa, cerrar los ojos, y a hacer el mismo mecanismo que has perfeccionado a base de dejarte mil veces la corbata por debajo de la cola o por encima del ombligo.”
Abro los ojos, compruebo que las medidas son correctas y salgo a la calle con la mente aún apoyada sobre la almohada. Y a pesar de que me pongo a escuchar la canción más bailable que encuentro y no acabo moviendo las caderas camino del metro como si fuese un marchador olímpico, sí que me despejo un poco.
Luego, todo ha empezado en el trabajo cuando la chica más joven de la oficina, (bueno, hay otra más pequeña, pero esa ya nació madre), se arrancó con un “¿cuándo vas a jubilar esa corbata, que parece hecha con papel de regalo de los 80?”, al que siguió una nota mental: “Próximo regalo genial: la corbataenvueltarubik de venta exclusiva en El Corte Inglés. Si la desenvuelves te quedas sin corbata y va la basura; si no la desenvuelves lo que tienes es un trozo de seda con el mismo dibujo que el papel de las paredes de la casa de Cuéntame, y que también va indefectiblemente a la basura. Pero puedes echar el rato dándole vueltas a esto."
“¿Y mi regalo?” “Toma. ¿No lo vas a abrir? Te juro que es mejor que ponértelo en el cuello”. Ya me lo estoy imaginando, éxito total en el próximo día del padre.
A la hora de la comida ya me parecía que toda la gente que había en el restaurante se fijaba en mi corbata, y casi podría asegurar que se reían de ella, o de mí, o de ella, o… “¿Sabes qué te digo? Que paso de café. Larguémonos de este sitio de mirones”.
Para rematarlo, he quedado con Berlín a la salida del trabajo y me ha dicho, “Hoy te veo raro, nunca te había visto tan de rayas”; “Ya ves”* le he dicho.
(* = No bonita, tú nunca me habías visto tan rayado. ¿Nos vamos a casa que tengo que ver cómo queda la lámpara del salón conmigo colgando de esta puta corbata?)
7 comments:
Has vuelto! (al menos a mi me aparecía vacío desde el jueves creo!)
Yo la verdad me fijo mucho en las corbatas ajenas. Mas que en el diseño, que tambien, sobre todo en los nudos. Y hay gente que me da mucha envidia de la perfeccion que alcanzan todos los dias
a favor de _r_, hay gente que tiene un dón que hace que sus nudos alcancen una simetría griega.
pues yo no me fijé en tu corbata, pero algo me decía que tu aspecto de Garci, no sólo se debía a que no te habías afeitado
Momento impagable verte camino del metro con la corbataenvueltarubik moviendo las caderas... si algún día sucede no me lo quiero perder y postear sobre ello.
_r_: La técnica de ensayo y error permite aproximarse a la perfección. Supongo que cuando tenga 60, podremos hacer el nudo con dos dedos.
dwalks: Gracias por darme una justificación cuando Big Boss me diga que soy un cerdo por no afeitarme: "Es que quiero ser como Garci".
Troy: No sucederá nunca, y si lo hace, me encargaré personalmente de eliminar a los testigos uno por uno.
qué bien!! tú con rayas en la corbata y yo en las medias.
Un día quedamos y nos presentamos al concurso de conjuntados. ¿Hace?
:)
Demasiado tarde Po, ya la he desenvuelto ¡y no había nada dentro! Qué decepción...
Eso sí tengo otras corbatas de rayas que van bien con la carta de ajuste, ¿tienes también tú unas medias a juego?
humm... creo que puedo desempolvar unas medias a millones de colores que tengo en el baúl de los recuerdos, jajajaj
Post a Comment