Tuesday, March 15

chance meetings


Ver por sorpresa a alguien que conozco me provoca cada vez una reacción distinta en función de a) persona, b) lugar, y c) circunstancia.

a) PERSONA:

Siempre me parece agradable encontrarme algún viejo amigo de la escuela, algún compañero del gimnasio, algún amigo de veraneo, e incluso, por qué no, algún compañero de trabajo.

No me gusta encontrarme con gente que me ha dejado mal sabor de boca (generalmente ex-algo), con miembros lejanos de la familia con los que tengo que hablar obligatoriamente solo porque comparto cromosomas con ellos, ni con gente triste que solo tiene enfermedades, un curro de mierda y una hipoteca asfixiante.

b) LUGAR:

Un lugar frecuente de encuentros es el aeropuerto, o una feria. Allí ves una cara conocida, cruzas una mirada de reconocimiento, levantas una ceja que descubre la duda, lanzas una sonrisas y pasas página.

Un bar de copas es otro sitio donde me puedo encontrar con alguien sin que me de ningún tipo de pudor, salvo que sea esa persona que habla bajito y a la que tengo que sonreír educadamente cada uno de sus comentarios de los que no he oído una mierda por mi incipiente sordera, por el volumen de los Strokes o el miedo que tiene a acercarse demasiado no le sea que le muerda.

No me gusta encontrarme a nadie a las 7 de la mañana en el Metro, o el autobús. Esas son horas para dormir. Punto.

c) CIRCUNSTANCIA:

Ningún encuentro con prisas: parezco (¿soy?) maleducado. Ningún encuentro borracho: no me gusta esa sensación momentánea de "he quedado de puta madre" seguida del arrepentimiento resaquero de "soy un borracho y él/ella se ha dado cuenta. ¿Le habré dicho lo de mi disfunción sexual? ¿Y lo de mi identidad secreta?".

Me gustan 100% los encuentros cuando estoy de viaje. No me gusta encontrarme con nadie que se conoce mi vida y milagros y de la que yo no recuerdo ni su nombre. Me gustan los encuentros no casuales-sorpresa ("me voy a pasar por su oficina, a ver si le veo").

Y odio ESA sensación de "¿Quién es ese tipo que conozco de no sé qué cojones y que no para de mirarme? ¿Será que tengo algo en la cara, me está provocando, o es que está tan mal de la cabeza como yo?"

Por cierto, cualquier excepción es válida si uno se encuentra a Scarlett Johanson en el bar del más lujoso hotel de Tokio.

7 comments:

kurt said...

A johansson me da igual encontrármela en el bar del Hyatt Tokyo que en la sección de conservas vegetales del Makro de Sabadell. Johansson es un SI siempre.

y hablemos de los encuentros en sitios tipo el dentista, la jefatura de tráfico o cuando vas con tu madre. Qué malos son estos!!

Anonymous said...

No consigo comprender el "hype" que existe entorno a la Johansson, por favor, pero ¿no os parecieron macabros su atuendo y, en general, su estilismo para la entrega de los Oscars?
¡Ayss! ;-))¿De verdad es tan maravillosa?

dwalks said...

la Johansson es ese tipo de chica que brota de vez en cuando y a través de un personaje enamora (en plan yoquierocasarmeconella) sin excepción todo el que ve la película.

ya sucedió con Natalie Portman en Beautiful Girls y con Brooke Shields en El lago azul (y no sucedió con la Pantoja en Yo soy esa, por dar un ejemplo opuesto)

seguramente sin ESA película nunca hubieran creado un mito.

would said...

Yo a la Johansson sólo la veo en esa peli y en ese papel. Y yoquierocasarmeconella es una definición exacta de lo que me pasa por la cabeza cada vez que la veo.

Es ese tipo de mujer complementaria a la yoquierofollarmuchoconella que representa la Jolie, cuyos estilismos son también dudosos, pero a la que siempre le quedará ese pijama blanco que llevaba en Tomb Raider.

Anonymous said...

Bueno, tu explicación del fenómeno "Johansson" pone, desde luego, toda la carne en el asador para que mis neuronas femeninas lo entiendan, pero como que no...
Nada, gracias por intentarlo ;-). Por lo que a mí respecta, seguirá siendo un "expediente X".
Por cierto, me gusta mucho tu bitácora.

would said...

Muchas gracias. Supongo que el denominado "fenómeno Johansson" es similar al que me produce a mi el "fenómeno Miguel Bosé" o el "efecto Javier Bardem".

También supongo que se debe a que me faltan neuronas femeninas.

No sé, pásate alguna otra vez por aquí, quizás algún día salgamos de dudas.

Kurt: Ahí le has dado, los encuentros-madre son inquietantes.

Troy said...

Podría escribir todo un blog que se llamase "¿Qué he hecho yo para merecer este encuentro?" entre los que destaco mi atracción desmedida por las clientes ejecutivas que a partir de las 22:00 se quitan los zapatos y te cuentan que su gato pasa más tiempo con la vecina que con ella. Esto también es extensible a algunos ejecutivos que se aflojan la corbata y llaman a su hijo para desearle buenas noches. Son Johansson en potencia para mí...