Wednesday, July 18

Summercase - Sábado

El viernes por la noche llegué a casa prácticamente dos horas y media después de haber salido del recinto del festival, frustrado por la odisea del viaje de vuelta aunque que poco podía hacer con ese sentimiento salvo ahogarlo entre rebanadas de pan de molde, sucedáneo de pavo y tomate ketchup.

Gracias a este particular desayuno pude dormir del tirón hasta la una y cuarto, hora a la que bajé a hacer la compra por Tribunal mientras buscaba cómplices de agotamiento mirando las muñecas de la gente. A esas horas, pocas pulseras había.

Comida precocinada, siesta, cocinado 4 bocadillos idénticos a base de lomo, queso, tomate y pan de chapata (el sábado me tocaba a mí hacer de madre y preparar la merienda), y para Boadilla.

Aunque habíamos quedado a las 20:00 para llegar a tiempo de ver a los Editors, yo me dejé caer cerca de las 19:15 porque quería, sin mucha convicción, ver a los 1990s. Así me pasó, que de camino vi la actuación de The Hidden Cameras y aunque no soy un gran fan de este grupo, me quedé atrapado por una puesta en escena tan humilde como atractiva, y por una música pegadiza y bailable.

Este personaje que antes de romper a sudar pesaba 120 kilos, me hipnotizó desde que salió. Actuaba como un mimo pero no daban ganas de subir a pegarle una paliza. Increíble.

Editors

Antes de que terminasen recibí un mensaje de Iván, uno de los más de 200 que nos mandaríamos el fin de semana entré él, Dwalks y yo, para avisarme de que ya estaban en las primeras filas del escenario de los Editors. Nos reunimos y comenzó el concierto.

Los dos discos de estos mozos me gustan mucho, muchísimo. Es lo normal si eres fan de Interpol, ya que lo que los ingleses hacen, los neoyorquinos lo vienen practicando desde hace unos años. Eso sí, hay veces que las manchas de toner que aparecen en la fotocopia la hacen más atractiva que el original.

Tocaron hit tras hit mientras el vocalista alternaba sobreactuación a la guitarra con sobreactuación al piano (¿por qué un piano, si apenas se oía?) Entiéndaseme que esto de la sobreactuación no es para mí un aspecto negativo, que me encanta que los artistas sean estrellas y no como mi vecino del tercero.

Superafavor del histrionismo.

Este es el tal Tom Smith tocando unos acordes de guitarra muy comedido, como podéis ver.

Editors

Vimos este concierto entero (uno de los pocos en todo el fin de semana) y fuimos a ver a Lily Allen. A esa misma hora tocaban el Sr. Chinarro, con quien tenía ganas de cantar “Esplendor en la hierba”, y los Guillemots, quienes en su último concierto en Madrid me habían dejado con la misma sensación que tengo al bajar de una montaña rusa: quiero volver a subir inmediatamente.

Con estas dudas escuché los dos primeros temas, comprobando cómo el escenario se hacía demasiado grande para ella, su sección de viento, su guitarrista reggae, y su amigo a cargo de la caja de ritmos y los teclados.

A punto estaba de darme la vuelta cuando la Allen, botella de cerveza en la mano, cogió una de ¿whiskey? con la otra y preguntó si podía tirársela al público. Ante el peligro de abrir más de una cabeza, un encargado paseó la botella por las primeras filas mientras Lily decía “Emborrachaos, que esta la pago yo”. Generosa.

El caso es que a partir de ese momento el concierto subió, subió y subió, a pesar de que entre cada arreón utilizase los trucos populistas que aborrezco: que si Bush malo, que si Barcelona caca,… Sí me hizo gracia que hablase del colín que se gastaba su exnovio, de lo puta que era una excompañera de estudios, y los juegos que se traía con un aparato que hacía ruiditos de disparos, sirenas y demás sonidos que ya trae casi cualquier aparato a pilas que vendan en los chinos. Al final fue de lo mejor del fin de semana.

Esta es Lily. Descalza y con un vestido bien amplio. Son diez segundos solo porque yo no tengo paciencia para grabar vídeos, pero fijaos en el bailecito de los chicos de la sección de viento y en el pijama del rasta. Impagable.

A partir de aquí, vuelvo a abreviar, que esto se me está yendo de las manos.

Al terminar Lily fui a ver a PJ Harvey, que también me gusta mucho y que iba monísima con un vestido blanco boda Locomía, pero salió ella sola y después de dos buenos temas a la guitarra la cagó sentándose al piano. No se le oía nada porque el bajo de Phoenix, que estaba tocando a varios cientos de metros de allí, se la comía entera, por volumen y por ritmo. Fuimos muchos los que acudimos como ratas al toque de su flauta. Valoración: Phoenix bien (solo bien); PJ Harvey aburrida (decepción).

Tras un breve descanso para cenar algo fuimos a ver a Astrud. Lo intenté con ellos porque su disco me parece bastante defendible, pero después de las primeras canciones caí víctima de un aburrimiento supino y huí a hacer cola para ver a Arcade Fire. Los muy fans lo pasarían muy bien, de hecho me contaron que en cuanto me fui aquello se convirtió en una orgía, pero mi experiencia fue que si no te sabías las letras de las canciones, te quedabas más frío que Walt Disney. Regular bajo.

Genís con actitud de Genís y Manolo moviéndose muy rápido.

Astrud

Los Arcade Fire, las estrellonas del fin de semana, tampoco me convencieron. Sus discos son de los más escuchados en mi iPod, pero arrastran tanta gente que no pude verles bien. Esto, sumado a que tocaron con la rueda del volumen hacia la mitad, hizo que viviera todo demasiado distante y que algunas muestras de integrismo con el grupo me pareciesen ridículas.

Así las cosas, antes de que acabasen me fui con Iván para coger sitio para ver Bloc Party. Fue un buen concierto pero del que creo que todos esperábamos algo más. No llegó a romper en ningún momento, así que también me fui antes de su conclusión a ver a la fábrica de hits que es LCD Soundsystem.

Un negro cantando con Bloc Party.

Bloc Party

Este sí que fue, en mi opinión y con permiso de Fernando Argenta, El Conciertazo. Por primera vez en todo el fin de semana bailé sin control, grité hasta que se me quebró la voz, y me abracé a los que tenía cerca.

Si James Murphy fuese boxeador y tuviese que enfrentarme a él, me daría igual que me golpease con un gancho con la derecha, con un jab con la izquierda, o con un cabezazo, porque tiene tal pegada que al primer impacto caería sobre la lona.

Si sus temas suenan redondos en el CD, sus arreglos para el directo dan tal gustirrinín en la nuca y en la planta de los pies, que sería capaz de hacerme pis encima. Su batería, espectacular.
En cuanto acabó, corriendo a ver a los Scissors. Después de ver el concierto de la Riviera no podía perdérmelos, y como quería bailarlos, yo solito me fui metiendo para dentro hasta que casi me colé en el coño de la Matronic. Me lo pasé como un enano, aunque al haber perdido el efecto sorpresa la impresión fuese menor. Muy bien.

Al final Iván y yo rematamos con unos poquitos DJs de más (a ver, esto es por 2manydjs) y para casa en el coche de Dwalks, que es un amigo.

(Se notará que desde Lily Allen he corrido un poco, pero es que esto se estaba haciendo más largo que el propio festival).

Monday, July 16

Summercase - Viernes

Tenía en mente una foto muy conceptual para representar el final del Summercase que se ha celebrado en Madrid y Barcelona este fin de semana, pero las circunstancias que tiene vivir en dos casas me obligaban a elegir entre escribir esta entrada, o hacer la foto conceptual sin luego poder subirla. No descarto hacerla y colgarla a posteriori como encabezado, cuando vuelva a tener conexión de Internet, pero hasta entonces esto es lo que hay.

Al tajo. Evidentemente yo, como el resto de los modernos de mierda, he pasado el fin de semana entre Boadilla y la cama. Este es el resumen más conciso que se me ocurre hacer de lo ocurrido el viernes y sábado y aquí debería terminarlo con unas fotos, pero no me resisto a hacer las valoraciones subjetivas que acostumbro para que sigáis sin saber qué ocurrió.

La historia comenzó el viernes con Iván sudando la gota gorda bajo el sol esperándome en Tribunal para ir en metro hasta Colonia Jardín, desde donde salían las lanzaderas-shuttle que llevaban al recinto del festival. En Colonia Jardín nos esperaba una amiga del de Zaragoza, una chica sensacionalmente guapetona y divertida, una combinación tentadora de la que cualquiera se enamoraría hasta hacerse integrista de Carmen de Mairena.

En el autobús coincidimos con Seiai y una amiga suya, y ya subimos todos juntos. Llegamos un pelín tarde para ver The Hours, pero a tiempo de escuchar a Miqui Puig.

Miqui Puig

La verdad es que después de ver algún fragmento del programa de Cuatro “Factor X”, este hombre había perdido muchísimo crédito para mí. Sin embargo lo fue recuperando demostrando que lo suyo es hacer música y no realities chungos sobrados de vergüenza ajena. Por lo visto lo suyo también es el Bio-Century, que hay que ver lo delgado que se ha quedado este chico. Su abuela tiene que estar pasándolo fatal, que ya sabemos cómo son todas con el lustre de sus nietos.

Antes de que acabase el concierto hice una escapada para ver Badly Drawn Boy. Había leído maravillas de este chico, pero en directo me pareció un Álex Ubago. El rey triste del montón de los suicidas. Y como colmo, su look de gorrito de lana en plena torrera en Boadilla. No escuchéis nada suyo, no veáis nada suyo, no compréis su material. Ni camisetas siquiera.

Después estuve yo solo viendo a James, que me gustaron mucho a pesar de ser un grupo de reviejos. Ya les gustaría a muchos, de verdad. Ahora mismo estoy descargándome cositas de ellos, aunque agradecería a esas personas mayores que se pasan por aquí que me recomendasen algo concreto. No quiero ponerme a buscar enlaces suyos, pero si podéis hacerlo vosotros y daros una vuelta por You Tube, seguro que os va a gustar lo que encontréis.

Este es Dwalks bailando al ritmo de lo de James.

Dwalks

Por abreviar y no ser coñazo, resumiré que luego vi un poquito de The Jesus And Mary Chain (nada especial), de Air (Sexy Boy y poco más), de !!! (animales escénicos) y nada de los Kaiser Chiefs, no por ese orden.

Estos son Air en una atmósfera muy "Air".

Air

Y ahora sí me voy a extender en lo que más me gustó del primer día: el concierto de Jarvis “soy-el-puto-amo-de-todo-esto” Cocker.

Jarvis Cocker es Pulp, y Pulp fue el delantero goleador de la selección inglesa de los 90. Su “Different Class” es una obra maestra que debería permanecer en el tiempo junto a la abadía de Westminster para que las jóvenes generaciones no olviden lo que es composición, ritmo y descaro.

Jarvis Cocker es actitud. Jarvis Cocker es carisma. Jarvis Cocker le enseñó el culo a Michael Jackson en los Brit Awards. Jarvis Cocker le pegaría una paliza a Steven Seagal y mearía sobre él.

En su actuación no hizo concesiones a su etapa Pulp y tocó exclusivamente su disco en solitario, “Jarvis”, que es más rockero e igualmente destacable. Abrió con “Fat Children”, mi corte favorito del disco, y con él encendió la mecha que nos haría explotar a todos como una traca. Uno tras otro nos rendíamos extasiados por contagio. Durante una hora todos quisimos ser el que más dinero gana, el que más gusta a las mujeres, el que tiene los coches más caros, el que no trabaja por las tardes. Durante una hora todos quisimos ser Jarvis.

Jarvis2

Jarvis

Lo positivo del primer día:
- Las lanzaderas para ir funcionaron a las mil maravillas. Salías del metro y sin tener que esperar te subías en un autobús que te llevaba sin paradas hasta el festival.
- No había esperas exageradas en la venta de tickets de consumiciones ni en las barras.
- No hubo solapamiento de las letras grandes del cartel.
- El bocadillo de cinta de lomo con queso que me llevó Iván.

Lo negativo:
- El polvo que se levantaba y que hacía que el aire fuese prácticamente irrespirable.
- La cantidad de porros que fumaba la gente haciendo que el aire pasase a ser totalmente irrespirable.
- Lo que me rayé por no poder respirar.
- Lo pasados que llegaban algunos al final de la noche.
- Lo que me rayaron los pasados.
- Tardar más de 2 horas desde que salí del festival hasta que llegué a casa.
- El esguince cervical que me produje en el búho-metro al quedarme dormido.

Tuesday, July 10

DGT y playa

El domingo volví de la playa conduciendo todo el camino del tirón contraviniendo una de las más elementales recomendaciones de la DGT. Un consejo propio: hacedles caso.

No es la primera vez que hago esta idiotez y tengo para mí que esta es la causa fundamental de que en los últimos 100 kilómetros no me soporte ni yo, de que a pesar de que llegue a casa a las 12 de la noche no me pueda dormir hasta las 2, y de que empiece la semana con pie cambiado. Así que hacedme/los/les/las caso y descansar cada dos horas de viaje, turnaros con alguien que os acompañe, y nada de sexo ni estupefacientes al volante.

En cuanto al contenido del fin de semana, no puedo estar más contento con la elección que hice de irme al plan colectivo en lugar del individual. Por supuesto que este último era excelente, pero había infravalorado el primer plan porque no me lo habían explicado con detalle. Si en lugar de decirme “Vámonos el fin de semana a la playa” me hubiesen dicho “Vámonos aquí”


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No lo habría dudado porque yo no soy muy de arena fina, y en igualdad de condiciones entre los dos planes, el último tenía el atractivo de lo nuevo.

El relajamiento fue absoluto y la alimentación copiosa, vamos, que comimos y bebimos como si no hubiese mañana.

De vuelta a Madrid, me encuentro con que el verano que no termina de romper y que yo sigo sin ponerme los trajes propios de estas fechas. Aclaro: los trajes propios de estas fechas son los trajes claros y finos que no dan calor, y la vestimenta blanca con pañuelo rojo de San Fermín.

En el trabajo estos días estoy de formación con otros compañeros de la empresa que han entrado hace poco. Algunos vienen de Barcelona, otros de Valencia, otros de Portugal… Todo muy cosmopolita, ya veis, pero puedo resumir mi primera impresión de estas cuatro semanas en estos 5 puntos:

- El físico medio de la gente supera el rango “Estar muy bueno/a” y más de una llega incluso a “Estar que se rompe”.
- Las mujeres de esta empresa son las que más sonoramente pronuncian las eses en toda España. Este estudio incluye a las andaluzas que intentan imitar el acento madrileño, por ejemplo.
- Hay una cultura arraigada del cocimiento. Del conocimiento también, supongo, incluso en el sentido bíblico.
- Trabajan como animales.
- Son los putos amos de lo que hacen. Así que tanto cuecen como enriquecen.

Finalmente, hoy he venido a dormir a casa de mis padres porque mi padre se ha dado un golpe con el coche y aunque él no se ha hecho nada, el coche ha quedado para darle 50 manitas de chapa y pintura. Siguiendo los consejos del principio añadiría que a partir de cierta edad utilizaseis el transporte público u os quedaseis en casa arrancándoos las costras, pero sé que no me vais a hacer ni caso porque sois todos unos cabezones, así que mejor me callo y me voy preparando para el fin de semana, que viene el Summercase.

Friday, July 6

Contrastes

Esta semana continúo tratando de hacer amigos en mi nueva empresa que cada vez es menos nueva. Pasados los nervios de la primera semana mi impuntualidad está empezando a amenazar con retomar el protagonismo de mis mañanas. Sin embargo, el escarmiento que hoy he sufrido en carne ajena al ver cómo uno que llegaba tarde le ha tenido que pagar el desayuno a los demás hará que al menos los próximos días haga un poquito menos de pereza.

También ha habido otros cambios, como que me he ido temporalmente a vivir con Berlín, que es distinto a irme a vivir temporalmente con Berlín. Aún así sé que esto suena muy bien y muy maduro, por eso lo voy a dejar ahí y no voy a dar más explicaciones. No pienso hablar de los 15 minutos que tardo en llegar andando al trabajo, ni del aire acondicionado, ni de la oferta ocio-consumista de la zona en la que vive, ni de que mi madre se ha ido y ya se me ha vaciado la nevera, … De nada.

Respecto a lo del consumismo, ahora que he trasladado mi sede labo laboral de la zona preferida por el moderneo a la zona más exquisita de Madrid, me maravilla cómo ha podido escapárseme la habilidad que tienen para convivir en menos de 2 kilómetros dos culturas tan marcadas y tan distintas.

De un lado el Mercado de Fuencarral, del otro el ABC de Serrano. En una esquina del cuadrilátero Fenchurch, Duffer, Carhartt, Zoo York o Franklin & Marshall. En la otra Burberry, Hackett, Louis Vuitton o Gaultier. En una acera, conversaciones sobre sexo, drogas y policía; en la de enfrente partidas de bridge, perlas salvajes y hora del té.

Dura prueba para alguien como yo, que por norma general tiendo a ser un John Doe, un Juan Nadie, y adoptar las costumbres que observo para no chirriar con mi entorno. Puedo acabar con una esquizofrenia peliaguda.

Por lo demás poca cosa. En ocio puro, el concierto del jueves de TV On The Radio estuvo bien, sin más. El del Perro del Mar… mejor os compráis el disco que la entrada del concierto. No tengo tiempo para hacer una crónica detallada de las que me gustan. Ya empiezo a tomar copas con los compañeros del trabajo. En casa de Berlín no hay Internet y no puedo leer ni blogs, ni mis correos personales. Muy mal.

Este fin de semana tenía dos planes. Uno muy zen que consistía en ir Elliot y yo solos a su casa de Altea a pescar al curricán, bucear y tomar cervezas viendo atardecer desde el mirador que tiene por casa. El otro, un plan de barbacoa en grupo en otra casa de la playa.

Al final me apunto a este último, y ahora que lo escribo me doy cuenta de que sigo sin saber por qué.

Buen fin de semana a todos.