Hace un par de semanas, a eso de las 4 de la mañana, oí un ruido estrepitoso acompañado de un tintineo de objetos que caían al suelo, que venía de la única habitación que tiene la casa, el baño. Teniendo en cuenta que duermo a una altura de un metro ochenta del suelo, que cada vez que subo y bajo de la cama me juego la vida, y que guardo la tabla de planchar detrás de la puerta del baño, y lo más probable era que se hubiese vencido, mi reacción se limitó a gruñir: “Oder gué susto” y darme media vuelta con forma de 4 en la cama.
Al día siguiente, cuando me levanté para ir a trabajar, bajé de la cama haciendo un triple mortal hacia delante, que es lo que me gusta hacer cuando no bajo por las escaleras, y tras hacer un aterrizaje perfecto, lo que me encontré en el baño fue esto:
El lavabo había caído por su propio peso, como las manzanas sobre la cabeza de Newton y los planes de educación del Gobierno o cualquier otra teoría absurda. Esto, la caída del lavabo, ha provocado que hayamos tenido que cortar el agua del baño, que por lo tanto no tengamos ducha, y que además periódicamente huela a cloaca. Ante tal cúmulo de calamidades, mientras yo me he hecho fuerte en casa de Berlín, ella ha decidido irse a casa de sus padres hasta que lo arreglen.
A la gracia fácil de que yo me quedo porque no me ducho y por lo tanto ni necesito el agua ni diferencio mi olor corporal del que sale del baño, he de enfrentar que la sencilla razón por la que he permanecido aquí es porque para ducharme voy todos los días al gimnasio y que esto se ha convertido en la motivación extra que antes no encontraba.
El caso es que en estas dos semanas que llevo viviendo solo me encuentro bien. Vamos, que me estoy gustando. Me veo estupendo en mi papel de ermitaño, gritándole al del Círculo de Lectores a través del telefonillo que se vaya a tomar por el culo con sus putos libros, dando golpes en la pared cuando follan los vecinos, y limpiándome los pies en los felpudos de los demás.
Mientras no llamo a ningún fontanero para que me arregle el baño, me voy lavando los dientes en la pila, me aseo como los gatos, y estoy pensando cambiar la cerradura de la puerta, que cualquier día de estos vuelve Berlín por casa y me estropea el plan.
6 comments:
Mucho nivel estético en ese excusado, oiga.
De todas maneras, habremos de estar de acuerdo en que al gilipollas que se le ocurrió colgar de las paredes sin soporte en el suelo los lavabos (que son artefactos pesados) encastrados en encimeras de mármol (que son artefactos aún más pesados) sabiendo que la loza sanitaria y el mármol, además, son materiales extremadamente frágiles, habría que cortarle las manos. Grrrr...
esto, de todas maneras, sirve para demortrar otra teoria (la de la gravedad esta claro, no?), que es la del efecto mariposa. el baño de tu minipiso se cae, y en berlin se reencuentra una familia separada.
Qué fash es tu baño, no?
muy bien, seré yo quien te lo diga que perece que eres el único que no se ha dado cuenta: ayer en la cena me oliste un poco fuerte, y llevo viéndote la misma cosa en el pelo tres días seguidos.
y ya cambiando de tema, por qué tienes tan inclinado el rollo de papel higiénico?
Con tanto obstáculo van a conseguir que desindependices...
Una vez de pequeña me apoyé en la lababo y ,complejo de superwoman repentino, se rajó de punta a punta y me quedé con la mitad en las manos algo así como media hora hasta que llegaron mis padres a casa xq me daba pánico que se cayera al suelo y no sé, se rompiera el edificio o algo... lo recuerdo como uno de los momentos mas tontos de mi vida...
¿En serio le das a la pared cuando follan los vecinos?
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