Pensar que solo hay dos maneras de llevar el pelo, bien y mal, es un error tan grande como pensar que llevar el pelo sucio, siempre es llevarlo mal.
Axioma: Hay cuatro maneras de tener los pelos que resultan de combinar las dos primeras (bien y mal) con otras dos (limpio y sucio).
La mayoría de la gente lleva el pelo como quiere y dentro de los estándares de una tolerancia social. Largo, corto, con raya, de punta, en capas...
La normalidad dice que si tienes el pelo liso, te lo dejas un poquito largo porque queda chulo; si tienes el pelo muy rizado lo llevas cortito porque no te queda más remedio; y si no te queda pelo, el último remedio desaparece con la última preocupación estilística.
Puede darte igual que la naturaleza del cabello no te permita dejártelo largo. Ahí tenemos el exitoso ejemplo de Michael Jackson a los 8 años, que se volvió a poner de moda con Brasil en el Mundial 82, el de Naranjito.
Hoy, si tienes más rizos que la duquesa de Alba y te gustas con pelo largo, pues te cuelgas unas medallas grandotas por encima de una camiseta de los New York Yankees y te enfundas unos pantalones bien bien anchos, para hacerte pasar por un rival de Snoop Dogg. Y si con esos pelos quieres vestir normal, no te extrañe que te confundan con el cantante de M-Clan o de los Mojinos.
Cuando la frente comienza a brillar por su presencia, puedes dejar que el pelo de una de las patillas te cuelgue hasta el hombro del mismo lado, no más, y con un cepillo de esqueleto te lo repartes sobre la calva, emulando al gran Oneto.
Si va uno a optar por esta elección, debe ser consciente de que deberá pasar por la fase "Patillas Chiquito".
Si eres amante de la laca y del pelo cardado, te puedes plantar un par de horas frente al espejo dotando a tu cabeza de un volumen imposible. Imprescindible en el kit: botes de laca, cepillo duro, y una foto de Collin Farrell en el infame papel del Alejandro Magno ideado por el desgraciado de Oliver Stone.
Pero volviendo a las combinaciones y para terminar, las rastas son el paradigma de pelo sucio pero bien. Me encantan, me ponen. ¿Las llevaría? Nunca. Pero...