Estaba escribiendo en el ordenador de casa, que enciendo una vez cada dos o tres meses (literal). Es un potente 386 de última generación, con un ventilador que suena como el motor de un Fokker al despegar (más de una vez me he echado la mano al cinturón por inercia), y al que hasta hace no demasiado tiempo tenía enchufada una impresora de agujas, que tuve que jubilar porque se negaba a admitir que las cosas no son blancas o negras, sino que hay distintos tonos de grises… ¡incluso colores!
Para amenizar el rato delante de la pantalla, he conectado el Winamp, versión MooAMP gracias a una skin cachondo de manchas blancas y negras que hacen que el reproductor parezca una vaca lechera, y he abierto una carpeta, con el explícito nombre "ABC", con canciones que me bajé en el ordenador de la universidad en mis últimos días de estudiante. Han empezado a sonar Alanis Morrisette, All Saints, Ana Belén, … Bette Midler, Bob Dilan, Bobby Vinton,… Carlos Santana, Carlos Vives, Cheers… ¿Cheers?
Woooooouuuuuuld. ¿Quién no ha soñado con ser un Norm, con tener un lugar donde "todo el mundo conoce tu nombre"? Un sitio para ir cuando sales del trabajo a las mil y con ganas de patearle el culo a alguien.
Todos deberíamos tener un sitio así, donde dejásemos los problemas en la puerta y algún ratero estúpido se los llevase en un descuido. Ahora bien, esto no es algo que se consiga de la noche a la mañana, sino que hay que ir cultivándolo. Bien a base de infinitas cervezas con los colegas, de propinas generosas, o de gritar con la vena del cuello hinchada: "esta ronda la pago yo".
Yo como a la cerveza solo soy aficionado, eso se lo he dejado a los profesionales, y he creado mi propio Cheers en el gimnasio del barrio. Quizás esa terapia que masajea mi mente al escuchar los horribles chistes sexistas del pescadero, las fanfarronadas del ligón, y el apabullante desenfreno laboral del yuppie, por citar algunos ejemplos, es lo que me tiene enganchado a los 4 hierros chirriantes, deslucidos, y que nadie que no se haya puesto la anti-tetánica debería tocar, del gimnasio. Siempre encuentro con quien hablar de fútbol, de tías, de la gente del barrio, de tías, de cine y de tías. Eso relaja… y es enormemente adictivo, aparte de la liberación de endorfinas que produce el ejercicio.
Acaban de sonar Cher y Chris Isaak. Entre bastidores anda Cindy Lauper, no la hagamos esperar. Cheers!