Esta semana me toca estar en Colonia visitando a mis alemanes, que es algo que voy a hacer en adelante con cierta frecuencia. Como por Semana Santa ayer fue festivo para ellos, hemos comenzado hoy nuestras tareas. Primero ha sido la presentación a todo el equipo (a todo el equipo que estaba por aquí). No sabía si me había colado en las oficinas de ACNUR (ayuda al refugiado) o estábamos para hacer un chiste: “¿Sabes aquél en el que estaban un húngaro, un inglés, un alemán, un peruano, una sudafricana y un español?”
Hoy ha sido mi primer día completo de reuniones en inglés. Un día así es como un día en el Pueblo Vaughan. Algo así como “Miles de frases escritas y pronunciadas con 7 acentos diferentes. ¡Abrirás tu mente y tu oído! Comerás en inglés, cenarás en inglés, y probablemente sueñes en inglés”. Ahora, como ejercicio de descompresión me tengo puesto Astrud en el iPod, que me lo dice todo bien clarito y sazonado.
En las dos reuniones en las que he participado únicamente éramos 5 personas. Y digo participado porque atrás quedan los tiempos en los que podía ir sin haber dormido a las reuniones de más de 20 personas y entornar los ojos haciendo como que prestaba mucha atención mientras hacía justo lo contrario. Además, como mi nivel de inglés es el de un niño de tres años, un niño portugués de tres años quiero decir, estar concentrado durante las 3 horas que ha durado cada reunión me dejado un poco tal, sin muchas ganas de continuar hablando de trabajo en inglés durante la cena, la verdad. Supongo que según me vaya haciendo, me irá dando más igual.
Durante las reuniones me he acordado mucho de Dwalks (Dwalks, te quiero), que se embarcó antes que yo en otra aventura alemana distinta pero en cierto modo similar. Yo también soy el más joven de toda la plantilla (o casi), y esto, junto a que me digan que mi experiencia es necesaria en sus foros y que de momento somos muy poquitos los que podemos hacer esto (y no estoy hablando de comerme las pelotillas del ombligo sin usar las manos) está haciendo que mi ego esté rondando el sobrepeso. Lucho contra ello haciendo mucho ejercicio, dándome cuenta de que estar aquí es básicamente resultado de haber estado en el sitio adecuado en el momento preciso, y de haber tenido al lado a gente que me ha aconsejado bien por el camino.
En cuanto a Colonia, es una ciudad alemana en la que hay muchos alemanes y en la que hace frío. Es todo cuanto puedo decir por lo que llevo de viaje, además de que me compré "Flores de Febrero" en el aeropuerto (sigo adorando todo lo que venga de China a pesar de que últimamente me lo ponen difícil). También sé, porque lo he visto en otra visita anterior, que tienen una catedral enorme y una cerveza especial (Kölsch). Y por los 5 locales en los que he estado (aeropuerto, hotel, oficina, y 2 restaurantes) parece que a los colonios no les gusta mucho la luz. En todos estos sitios he tenido que estar prácticamente en penumbra, lo que probablemente me cause ceguera severa cuando vuelva a España por la dilatación de mis pupilas.
Tuesday, March 25
Sunday, March 16
Empezando el nuevo trabajo
Ya ha pasado un mes desde que comencé mi nuevo trabajo y la verdad es que no puedo estar más contento. En las dos últimas semanas he estado en Almería, Granada, Alicante, Valencia, Tarragona y Barcelona. Paso entre 3 y 4 días a la semana fuera de casa, que son 2 o 3 noches, y de momento lo llevo estupendamente. Echaba tanto de menos viajar...
Estoy aprovechando para pegarme homenajes en los desayunos de los hoteles, y un poco también en las cenas, pero menos. A pesar de que viajo a gastos pagados y sin dietas, yo soy muy mirado para eso de los dineros y no me sale natural reservar en hoteles que no escogería si los tuviera que pagar yo, así que voy de un hotel de a 50 la noche a otro de a 60 con desayuno. Incluso con esas condiciones he logrado alojarme ya un par de veces en estupendos hoteles de 4 estrellas y en habitaciones bastantes más grandes que el estudio en el que vivo con Berlín. Mi jefe, con quien de momento estoy yendo a todos los viajes, me ha dicho que al menos procure no coger los hoteles en medio de un polígono, y me ha pedido que cuando salgamos de España me ande con más ojo, que las estrellas no son iguales aquí que en India.
Al estar fuera de casa, cuando después del trabajo aún tengo fuerzas, no me importa ponerme un poco más a hacer cosas de la oficina, e incluso retomar después de la cena. Esto, que no me supone ningún esfuerzo, me permite entrar a las 10:15 y salir a las 19:00 los días que estoy en Madrid, tomarme el tiempo que quiera para comer, y si es necesario, la mañana o la tarde para hacer lo que quiera.
Aquí tengo un despacho para mí al que ya me he llevado mi altavoz para el iPod con el que me acompaño cada día al ritmo de lo que más me apetece, también me climatizo a mi gusto con la ventana y el aire acondicionado, y me peo cuanto quiero, que yo soy muy de legumbre.
Estoy contento, mucho, e igual que el proyecto anterior siempre lo vi desde un punto de vista corto o medioplacístico, a éste le doy más recorrido, probablemente hasta que los alemanes quieran, y espero que esto sea mucho.
Estoy aprovechando para pegarme homenajes en los desayunos de los hoteles, y un poco también en las cenas, pero menos. A pesar de que viajo a gastos pagados y sin dietas, yo soy muy mirado para eso de los dineros y no me sale natural reservar en hoteles que no escogería si los tuviera que pagar yo, así que voy de un hotel de a 50 la noche a otro de a 60 con desayuno. Incluso con esas condiciones he logrado alojarme ya un par de veces en estupendos hoteles de 4 estrellas y en habitaciones bastantes más grandes que el estudio en el que vivo con Berlín. Mi jefe, con quien de momento estoy yendo a todos los viajes, me ha dicho que al menos procure no coger los hoteles en medio de un polígono, y me ha pedido que cuando salgamos de España me ande con más ojo, que las estrellas no son iguales aquí que en India.
Al estar fuera de casa, cuando después del trabajo aún tengo fuerzas, no me importa ponerme un poco más a hacer cosas de la oficina, e incluso retomar después de la cena. Esto, que no me supone ningún esfuerzo, me permite entrar a las 10:15 y salir a las 19:00 los días que estoy en Madrid, tomarme el tiempo que quiera para comer, y si es necesario, la mañana o la tarde para hacer lo que quiera.
Aquí tengo un despacho para mí al que ya me he llevado mi altavoz para el iPod con el que me acompaño cada día al ritmo de lo que más me apetece, también me climatizo a mi gusto con la ventana y el aire acondicionado, y me peo cuanto quiero, que yo soy muy de legumbre.
Estoy contento, mucho, e igual que el proyecto anterior siempre lo vi desde un punto de vista corto o medioplacístico, a éste le doy más recorrido, probablemente hasta que los alemanes quieran, y espero que esto sea mucho.
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