Hace ya una semana que volví de Praga y no he dado señales de vida, en parte porque no he estado muy vivo, y en parte porque lo he estado demasiado.
De la semana pasada no recuerdo nada relevante salvo que me perdí el concierto de Peaches por ir a jugar mi primer partido de esta temporada, algo de lo que me arrepiento muchísimo y de lo que no he extraído ninguna lección, porque hoy me he quedado sin ir al concierto de OK GO, e incluso al de Divine Comedy, por la misma razón. Anoto mentalmente que he de revisar mi agenda y mis prioridades.
En cuanto al fin de semana, el viernes nada más salir del trabajo fui a casa de Berlín a echarme una siesta y pensar en un plan que permitiese meter 8 personas en 30 m2 teniendo en cuenta que no podíamos dejar a nadie encerrado en el baño ni subido a la cama que está a 1,75 de altura. Me levanté igual que me había acostado pero de peor humor.
Al final fui a hacer la compra para la cena al Carrefour express que han abierto en Bilbao y que a juzgar por la cara de felicidad de la gente que hacía cola en las cajas, es la salvación del barrio. Lo más extraño que compré fue una tortilla de espinacas y patata que se quedó casi entera al final de la cena, y lo más normal fue una botella de Sapphire.
Berlín y yo hicimos nuestra buena acción del día dejando pasar delante de nuestras dos cestas repletas de artículos congelados a una punki con mallas desgarradas, Martins desechas y pintadas de verde, camiseta negra con una calavera del demonio y collar de cuero ajustado a la garganta que incluía balas, tornillos oxidados de 4 centímetros de longitud, clavos, tachuelas y demás metralla al uso. La chica, que combinaba ese look agresivo con unas bonitas gafas de pasta blanca de moderna, llevaba una compra tan punki como ella: 3 botellas de 2 litros de Carre-Cola.
La cena salió bien. Yo me encargué de preparar una ensalada con casi de todo y de colocar, previa prueba de flotabilidad en el lavabo, taquitos de queso en un cayuco en miniatura que Berlín había traído de Senegal. Ella, mientras, se apañaba con los fritos y resto de cocina de altura.
Al terminar tomamos unas copas, y tras una queja del vecino de abajo a eso de las 00:20, nos fuimos al Penta, lugar al que podemos llegar descolgándonos desde la ventana.
Ya he contado alguna vez la relación poco amorosa que tengo yo con este sitio, pero la verdad es que después de la primera media hora de música apestosa, la cosa fue viniéndose arriba y acabé agitando los brazos desacompasadamente y meneando la cabeza. Destacable fue también comprobar que el tan traído y llevado efecto imán funcionó de nuevo cuando camino de los baños y al pasar al lado de un grupo de mozas, una de ellas, bastante mona, por cierto, me miró a los ojos y empezó a restregarse contra mi, logrando el alborozo de sus amigas y mi más absoluta preplejidad. Me quedé paralizado hasta que la chica hubo concluído y la sonreí con mi mueca más ridícula. Luego fui azorado al lado de Berlín pensando "Mamá, miedo".
El sábado celebramos la despedida de la novia rusa de un amigo porque una vez terminados sus estudios se vuelve a Moscú. Fue algo bonito y entrañable que me permitió acabar la noche en un taxi borracho como una perra. Que yo sepa, nada más que destacar salvo que este país sufre una gran pérdida y que mi amigo Roger no vacila en importar los looks suecos de camisa de flores y corbata estrecha que ensaya con su novia y con los que triunfa saliendo por Madrid. Un minipunto para él.
El domingo me levanté y me enchufé 7 episodios seguidos de 24 permitíendome comprobar que Kiefer Sutherland no merece ningún premio como actor porque tiene menos registros que Lydia Bosch. Eso sí, gritar, grita que se hace uno caca. Cuando ya no podía más, me levanté y marché al Bernabeu a ver el derby.
Vaya fracaso de partido y de equipo. Sólo se salvaron las pipas con sal y Raúl, quien después de tres años infaustos parece que agradece la cremita que le da Capello. Y ahora a otra cosa, que esto del fútbol es siempre lo mismo.
La crónica en rosa del partido me obliga a hacer mención al culo de Beckahm, que a 30 metros de distancia se tiró 20 minutos agarrándose los tobillos; a la mujer de Casillas, que no sé como se llama pero que no es de este mundo sino del reino de los cielos; a la mujer de Guti, que sí se cómo se llama pero que no merece que la nombre por ir de yonki con la camiseta de hace 4 años de su marido y sentarse sobre el cemento de una salida en el descanso cuando tiene millones para comprar 200 abonos y un palco donde poner su esquelético culo; y a Dani DJ y su novia que fue miss España y que manda cojones que no me acuerde de su nombre y sí del que gasta el farfollas de su novio. Estos dos últimos se sentaban justo sobre mi cabeza a 7 filas de distancia causándome un importante dolor de cuello por ver prácticamente toda la segunda parte del partido de espaldas esperando que descruzase las piernas. Espectacular figura y bonita cara, pero salir con ese tipo le mata el encanto. Le doy un 2 sobre 10 en inteligencia. Hoy me siento generoso.
10 comments:
Qué música ponen ahora en el Penta? Podría ir tdavía un reviejo del blús, que es como me ha llamado por todo el morro Dwalks -esa hiena- en esta noche oscura del alma?
Imperdonable lo de OK Go. Reza dos avemarías (pronto serás mía).
Tú, emborrachado como una perra... que es precisamente como llora Shak, "como una perra" (aunque ella se empeñe en decir que llora "como una magdalena"). Os habéis puesto de acuerdo o qué?? De quién es el niño al final?? Ein??
Abrazos!!
y de lo de gambia, que? no me creo que no haya habido el tipico comentario de tu novia sobre los mandingos de alli...
El "Penta", el de la canción? ese? ESE?
Oh dios mío... qué poético.
Por lo demás, un día analizaré tooodo tu blog con el Sapphire de hilo conductor ;-)
No sé como he podido sobrevivir todo este tiempo sin un cayuco para hacer tapas flotantes de tequitos de queso... Ah, claro, que no me gusta el queso.
"Luego fui azorado al lado de Berlín pensando "Mamá, miedo"."
Uys, que se me ha ido la segunda parte del comment. Decía:
"Luego fui azorado al lado de Berlín pensando "Mamá, miedo"."
Eso es porque hace tiempo que no te pillo por banda, que sino ya verías tú lo que es ir azorado...
hele!
Te he dicho ya que el concierto de Peaches estuvo de Puta Madre (*****)
Hans, si te digo la verdad, cada vez que paso por delante de la puerta me acuerdo de ti por el comentario que dejaste la otra vez que hablé de este sitio.
¿Que qué música ponen? Buf, españolas de la movida rancia y algo de pop inglés facilón. Eso sí, la gente contentísima con aquello, oye, y un lugar digno para ser tu cementerio de elefantes.
Iván, cierto lo de OK GO. No puedo rezar nada porque de los cabezazos que me di contra la pared por la frustración no recuerdo nada.
En cuanto a Shak, yo podría decir que me empapé como una magdalena (¿madalena?)
Nanyu, mi novia había vuelto hablándome mucho de la cantidad de prostitución masculina que hay allí, y yo me he quedado mucho más tranquilo sabiendo que esa gente entrena a diario sus cuerpos en la playa. Un consejo: No dejéis jamás que vuestras novias viajen a África.
Sá, ese penta, ese. El mismo que cierra todos los días con esa canción.
Me ha encantado tu análisis sobre las raíces de este blog. Siempre aciertas.
Ann, tú sin embargo siempre mal. Come queso, coño, que es muy bueno para los huesos.
Tony, como algún día Berlín me encuentre asustado por tu culpa, vas a probar lo que es su famosa llave torsión... y sus lentejas estofadas.
Sí me lo habías dicho, Wendy, pero dímelo otra vez, que se me olvida. Por cierto, hoy estás estupenda. Te sienta fenomenal el azul.
no me gustan los posts-crónica en los que no salgo, pero bueno.
¿otra toña, would? no haré más preguntas.
por cierto, yo soy de la opinión de que una ensalada que lleva casi de todo, no es una ensalada.
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